Kamala Harris, entre la izquierda y las cautelas del presidente
La vicepresidenta se mueve en un delicado equilibrio entre las aspiraciones progresistas de las bases y el cauto presidente Joe Biden, al que sirve
Cuando le preguntaron a Kamala Harris cu¨¢l iba a ser su asunto prioritario como vicepresidenta, en una entrevista con la web informativa Axios en sus primeros d¨ªas en el cargo, ella respondi¨®: ¡°Asegurarme de que Joe Biden es un ¨¦xito¡±. En buena medida, esa ha sido la t¨®nica en este mes y medio de mandato: Harris ha estado al lado de Biden. En los discursos, en las firmas de decretos, en las decisiones importantes. Un papel desconocido para una mujer acostumbrada a estar al mando, como senadora por California y antes como fiscal general de dicho Estado. Pero eso no quiere decir que no vaya poco a poco construyendo su propia cartera.
Biden ha dejado claro que quiere que el modelo de relaci¨®n entre presidente y vicepresidenta replique el que Barack Obama tuvo con ¨¦l mismo durante ocho a?os. A Biden le gusta recordar que le dijo a Obama, cuando le eligi¨® como compa?ero de ticket, que que quer¨ªa ser ¡°la ¨²ltima persona en la habitaci¨®n antes de que ¨¦l tomara las decisiones importantes¡±.
Durante estas semanas, seg¨²n diferentes testimonios de personal de la Casa Blanca, Harris ha sido la ¨²ltima persona en la habitaci¨®n. Y tambi¨¦n la primera. El presidente y la vicepresidenta pasan varias horas juntos al d¨ªa. Acostumbran a empezar la jornada escuchando juntos en el despacho oval el informe presidencial diario, una evaluaci¨®n global de riesgos y proyectos de alto secreto, clasificado y elaborado por la CIA. El expresidente Trump, rompiendo con la tradici¨®n, no acostumbraba a escuchar la sesi¨®n informativa diaria.
A mediados de febrero tambi¨¦n empez¨® a reunirse sola con el secretario de Estado, Antony Blinken, en lo que quiere que sean citas regulares. Como vicepresidente, Biden port¨® una cartera importante en pol¨ªtica exterior, y Harris tambi¨¦n est¨¢ convirtiendo en estas primeras semanas la diplomacia en uno de los ejes de su cargo.
Ha hablado de manera independiente con al menos seis l¨ªderes extranjeros, seg¨²n la Casa Blanca, un n¨²mero inusualmente alto para un vicepresidente. Ha despachado a solas con los l¨ªderes de Canad¨¢, Francia, Dinamarca, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Australia e Israel. Tambi¨¦n con el director general de la OMS. Harris tambi¨¦n ha participado activamente en la toma de dos decisiones importantes en pol¨ªtica exterior: la de la respuesta al ataque en Irak por parte de milicias pro iran¨ªes, y la de no sancionar al pr¨ªncipe heredero saud¨ª, Mohamed bin Salm¨¢n, por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Las apariciones p¨²blicas en solitario de la vicepresidenta han sido m¨¢s escasas, centradas sobre todo en el gran tema de la pandemia, y relacionadas con su condici¨®n hist¨®rica de primera mujer y primera persona de piel negra en ocupar la vicepresidencia. As¨ª, se reuni¨® virtualmente con alcaldes afroamericanos para debatir el paquete de est¨ªmulo a la econom¨ªa que esta semana ha aprobado el Congreso, en la primera gran victoria para su Administraci¨®n. Tambi¨¦n ha llevado a cabo iniciativas para combatir la desconfianza hacia las vacunas entre la poblaci¨®n negra, y particip¨® en la formaci¨®n del equipo de trabajo que la Casa Blanca ha puesto en marcha para combatir las desigualdades raciales exacerbadas por la pandemia.
La vicepresidencia en Estados Unidos va acompa?ada de la presidencia del Senado, un honor que para la mayor¨ªa de los predecesores de Harris ha sido poco m¨¢s que lit¨²rgico, pero que, con una C¨¢mara alta dividida en 50 senadores de cada partido, adquiere una importancia muy real. La vicepresidenta es quien deshace los eventuales empates en las votaciones, papel que ha desempe?ado ya en tres ocasiones.
Precisamente como presidenta constitucional del Senado, diversos l¨ªderes progresistas le pidieron que interviniera en un asunto delicado. Los juristas de la c¨¢mara eliminaron del gran plan de rescate aprobado esta semana una propuesta de aumento del salario m¨ªnimo, por considerar que esta no pod¨ªa tramitarse mediante una ley que solo exig¨ªa mayor¨ªa simple. Como presidenta del Senado, argumentaron desde la izquierda, Harris ten¨ªa suficiente poder para rechazar esa decisi¨®n t¨¦cnica, rescatar la subida del salario m¨ªnimo y convertirse en salvadora de una clase trabajadora que sufre. Pero eso habr¨ªa supuesto enfrentarse al presidente.
He ah¨ª el delicado equilibrio en el que se mueve la vicepresidenta. Muchos progresistas quieren ver a Harris como su valedora en una Casa Blanca dirigida por un hombre blanco de 78 a?os rodeado de consejeros veteranos, y eso coloca a Harris en la posici¨®n de tender puentes entre la Administraci¨®n y una nueva generaci¨®n de dem¨®cratas m¨¢s diversa. Como posible sucesora de un presidente que ya ha apuntado que quiz¨¢s no concurra a la reelecci¨®n en 2024, Harris est¨¢ atrapada entre unas bases inquietas, cruciales para sus aspiraciones presidenciales, y el m¨¢s cauto presidente al que sirve.
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