La Superliga o la obsesi¨®n ¡®premium¡¯
Hay en el ser humano una pulsi¨®n pija tan poderosa como las feromonas en primavera o la sed en verano

A todos nos pas¨® de peque?os. En mi clase estaban los que ten¨ªan zapatillas de marca caras y los dem¨¢s. Se re¨ªan de ti porque las tuyas eran Nisu (Ni Su Padre Las Conoce), y ya ni te cuento si eran de un nombre que buscaba la emulaci¨®n por la v¨ªa de la confusi¨®n sem¨¢ntica desesperada, tipo Alidas, o m¨¢s tarde cosas como la ginebra Lirios. Desde muy pronto ve¨ªas c¨®mo se establec¨ªan clases, hay en el ser humano una pulsi¨®n pija tan poderosa como las feromonas en primavera o la sed en verano. Recuerdo un cartel enorme que vi en una carretera del Mediterr¨¢neo espa?ol hace muchos a?os. Era tan alucinante y tan directo que par¨¦ a hacer una foto. Dec¨ªa as¨ª: ¡°Dest¨¢quese del vulgo en Villaricos¡±. Era de una urbanizaci¨®n de adosados, otro mito nuestro. Es curioso porque en Espa?a est¨¢ mal visto destacar, supongo que desde la dictadura, o por la envidia hisp¨¢nica, algo sobre lo que hay tanto consenso quiz¨¢ por eso mismo, para que todos tengamos id¨¦ntica cantidad. Hay cierta mentalidad gregaria de s¨²bditos. Es mejor hacer bulto y pasar inadvertido en el mogoll¨®n, como en la mili: ¡°Hijo, t¨² sobre todo no te distingas por nada¡±, le dijeron en casa a un amigo m¨ªo.
Esta idea de que cada uno tiene su sitio y mejor que se quede donde est¨¢ se acent¨²a en momentos de dificultad. A m¨¢s desigualdad, m¨¢s deseo de alejarse de los pobres. Es cuando los partidos de derechas se ponen estupendos con la seguridad como palabra m¨¢gica, como si todo lo que conocemos, nuestras propiedades, la misma forma de vida, estuviera en riesgo y fu¨¦ramos a dejar de sentirnos superiores a alguien. Por eso en el fondo todos somos de derechas, aunque no lo sepamos. La vida en la tierra es de derechas, la ley del m¨¢s fuerte. En fin, que de todo esto veo yo la culminaci¨®n natural en la Superliga, una verdadera se?al de los tiempos. Es significativo que lo intentaran, se ve que han visto que ¨²ltimamente cuela todo. Nos domina hace tiempo una obsesi¨®n premium, de sentirnos en el lado caro de la historia.
Esto de la Superliga lo comentabas y a cualquiera le parec¨ªa fatal, trist¨ªsimo incluso, pero luego al menos yo he tenido la impresi¨®n de que aqu¨ª todos estaban muy calladitos. De los propios futbolistas ya mejor ni hablar. En fin, que si no es por los aficionados ingleses, que salieron a armarla, aqu¨ª nos lo habr¨ªamos comido con patatas sin rechistar. No s¨¦ si es porque al menos media Espa?a que es del Real Madrid, del Barcelona o del Atl¨¦tico de Madrid se consolaba pensando que al menos as¨ª ellos eran la ¨¦lite, y se siente por los dem¨¢s.
Llevo todo el rato pensando c¨®mo enlazar esto con las elecciones madrile?as, que las tenemos de fondo como la radio, pero lo cierto es que no se me ha ocurrido nada, y sent¨ªa una gran liberaci¨®n. Hasta ahora, lo siento: esta Superliga pol¨ªtica de debates a seis, siete o m¨¢s es un horror. Si ya pasa en algunas cenas, que seis es demasiada gente, qu¨¦ vas a esperar de una reuni¨®n de l¨ªderes pol¨ªticos. En discusiones as¨ª se puede esconder perfectamente no ya la falta de ideas, sino de conversaci¨®n, que es como conoces a la gente y ves c¨®mo piensan. Ser¨ªa mejor volver al modelo cl¨¢sico del uno contra uno, mano a mano, enfrentamientos por parejas. Ayuso contra Gabilondo. Garc¨ªa contra Iglesias. Bal contra Ayuso. Gabilondo contra Monasterio. Bastar¨ªan 45 minutos, no estas torturas de dos horas. Sin guion, que la charla fluya por donde tenga que fluir y se les escape lo que piensan de verdad.
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