Evitar la muerte del liberalismo
Las sucesivas crisis del siglo XXI da?aron la credibilidad de un pensamiento que fue sin¨®nimo de progreso para las clases medias. Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle analiza en su nuevo libro, ¡®Liberalismo herido¡¯, si tiene salvaci¨®n
¡°?Libertad para qu¨¦?¡±, dicen que Lenin contest¨® al diputado socialista Fernando de los R¨ªos cuando le pregunt¨® por el papel que ocupar¨ªa la libertad dentro de la arquitectura de la Rusia comunista que naci¨® de la revoluci¨®n de 1918. Avanzado 2021, las clases medias del planeta parecen hacer suya la respuesta de Lenin. Lo hacen arrastradas por la a?oranza de un soberano que garantice el orden y ayude a restablecer el bienestar que perdieron en los ¨²ltimos a?os. No hay que olvidar que pesa s...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
¡°?Libertad para qu¨¦?¡±, dicen que Lenin contest¨® al diputado socialista Fernando de los R¨ªos cuando le pregunt¨® por el papel que ocupar¨ªa la libertad dentro de la arquitectura de la Rusia comunista que naci¨® de la revoluci¨®n de 1918. Avanzado 2021, las clases medias del planeta parecen hacer suya la respuesta de Lenin. Lo hacen arrastradas por la a?oranza de un soberano que garantice el orden y ayude a restablecer el bienestar que perdieron en los ¨²ltimos a?os. No hay que olvidar que pesa sobre ellas una fatiga psicol¨®gica que tiene que ver con la p¨¦rdida de estatus y rentas debido a un incremento de la desigualdad que les ha golpeado especialmente. De este modo, los aliados hist¨®ricos de la democracia liberal le dan la espalda, al tiempo que mengua el espacio que ocupaban dentro de la sociedad y se reduce su capacidad adquisitiva. El problema es que no se quedan ah¨ª: le piden cuentas y la acusan de mala pagadora.
Lo incre¨ªble del fen¨®meno es que hubiera sido impensable hace tan solo un pu?ado de a?os. Bastar¨ªa retroceder en el tiempo hasta 1989 para ver c¨®mo entonces se celebraba la apoteosis de las ideas que sustentaban la democracia liberal. (¡) ?Qu¨¦ ha sucedido desde entonces para que el panorama haya cambiado tan radicalmente? La respuesta es inmediata: que se ha cruzado por delante el siglo XXI. Este ha adoptado el aspecto de un Vesubio hist¨®rico que ha vertido sobre la confiada democracia liberal toneladas de ceniza que han ido enterr¨¢ndola. Aqu¨ª reside la explicaci¨®n del fen¨®meno que analizamos. Sufrimos un siglo que ha bloqueado el progreso del liberalismo y su consolidaci¨®n hegem¨®nica porque ha hecho que este evidencie sus debilidades metodol¨®gicas de gesti¨®n en situaciones excepcionalmente complejas. De hecho, con apenas dos d¨¦cadas de vida, el siglo XXI se ha transformado en un siglo que acumula un balance tan negativo para la libertad que est¨¢ destruyendo los principios de acci¨®n y las creencias morales que la sustentaban. Entre otras cosas, porque el liberalismo humanitario en el que se basa la democracia liberal a nivel institucional y legal fue paulatinamente minado en sus fundamentos igualitarios tras el triunfo de la revoluci¨®n conservadora de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Desde entonces el neoliberalismo hegemoniz¨® las pol¨ªticas econ¨®micas de Occidente y fue presionando el prop¨®sito del liberalismo de definir la sociedad como una comunidad ¨¦tica basada en un equilibrio entre la libertad y la igualdad. (¡)
Esta bipolaridad liberalismo-neoliberalismo tension¨® la democracia liberal y comprometi¨® seriamente la coherencia de su relato. La principal causa del paulatino debilitamiento del primero, que fue perdiendo protagonismo en los relatos ideol¨®gicos de los partidos conservadores y socialdem¨®cratas debido a la transformaci¨®n del neoliberalismo en una especie de lengua franca de la econom¨ªa global. Ayud¨® a ello que China y la mayor¨ªa de los pa¨ªses asi¨¢ticos asumieran sus dogmas, mientras despreciaban el humanitarismo liberal, pero, sobre todo, que el siglo XXI encadenara una crisis tras otra y que el desenlace de las mismas fuese ver c¨®mo la confianza social en las virtudes del binomio humanitario que equilibraba libertad e igualdad perd¨ªa apoyos.
La consecuencia de todo ello es que vivimos una ¨¦poca antiliberal. Desde 2001 hasta ahora el liberalismo ha perdido fuerza debido a esa sucesi¨®n de crisis de la que hablamos y que ha deshecho su cr¨¦dito ante la sociedad. 2001, 2008 y 2020 son fechas fat¨ªdicas que borran la trayectoria ejemplar e ilusionante de un pensamiento tres veces centenario. Baste recordar que vino al mundo como un ariete del progreso que las clases medias europeas y norteamericanas emplearon contra el patriarcalismo absolutista del Antiguo R¨¦gimen.
As¨ª como el siglo XXI engancha tres crisis, el siglo que media entre 1689 y 1789 vivi¨® tres revoluciones liberales que cambiaron la cultura pol¨ªtica occidental. Primero fue la Revoluci¨®n Gloriosa inglesa, que logr¨® el triunfo de los whigs sobre los Estuardo y el establecimiento de una monarqu¨ªa liberal. Despu¨¦s la guerra de la Independencia americana, que instaur¨® una democracia liberal que derrot¨® al imperialismo brit¨¢nico e implant¨® una rep¨²blica igualitaria. Finalmente, la Revoluci¨®n Francesa, que democratiz¨® el poder de arriba abajo y proclam¨® la Declaraci¨®n Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Esta trayectoria aport¨® un repositorio revolucionario que cambi¨® Occidente. Las revoluciones atl¨¢nticas engarzaron y engrosaron sucesivamente un relato fundacional del liberalismo durante un siglo que, luego, permiti¨® a?adir otros dos, que estuvieron repletos de logros para el conjunto de la humanidad. Es cierto que fue tambi¨¦n un tiempo de vicisitudes y conflictos. Una ¨¦poca con contrastes abruptos de desigualdad e injusticia que fueron super¨¢ndose hasta ofrecer un balance muy positivo al convertirse en el programa definitivo de la Modernidad, que la izquierda hizo suyo con la aparici¨®n de la socialdemocracia europea y el pensamiento progresista desde finales del siglo XIX. La revoluci¨®n de 1848 fue un momento de conflicto entre el liberalismo y el socialismo, pero la evoluci¨®n posterior de los acontecimientos pol¨ªticos transform¨® la lucha en un di¨¢logo que, finalmente, desemboc¨® en una colaboraci¨®n abierta. Especialmente en Inglaterra, donde el socialismo nunca adopt¨® tintes revolucionarios al asumir un discurso pragm¨¢tico y reformista. (¡) Un fen¨®meno que tambi¨¦n se produjo en el resto de Europa cuando, a partir de 1848, la riqueza inmensa que cre¨® el capitalismo tras la Revoluci¨®n Industrial se tradujo en ¡°concesiones a las masas que, si no detuvieron el progreso del socialismo, al menos aplacaron su fervor revolucionario en la mayor parte de los Estados donde la democracia pol¨ªtica hab¨ªa conseguido una base efectiva¡± [Harold Laski, El liberalismo europeo]. Desde entonces, el desarrollo de un di¨¢logo progresista alrededor de la asimilaci¨®n de los planteamientos ilustrados hizo posible que el humanitarismo liberal se convirtiera en una herencia com¨²n para el liberalismo propiamente dicho y la socialdemocracia tambi¨¦n. Esta circunstancia favoreci¨® que el humanitarismo liberal impulsara un acervo com¨²n de derechos que se tradujo en los vectores sociales, pol¨ªticos, econ¨®micos y culturales que materializaron colectivamente la Ilustraci¨®n.
(¡) La crisis de la arquitectura liberal de la democracia se produce tras alcanzar lo que parec¨ªa su hegemon¨ªa con la ca¨ªda del tel¨®n de acero y la desaparici¨®n de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. Un fen¨®meno que ha ido aceler¨¢ndose a medida que el calendario de nuestro siglo pasaba p¨¢ginas. Un proceso vertiginoso que comenz¨® con el 11-S y que luego continuar¨ªan la crisis financiera de 2008 y la crisis sanitaria del coronavirus en 2020. De este modo, el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York nos despoj¨® de la seguridad y desat¨® la tempestad neoconservadora mediante un decisionismo que activ¨® las pasiones pol¨ªticas de las que surgieron los populismos. La crisis financiera de 2008 nos arrebat¨® la prosperidad y nos ech¨® a los brazos de populismos que, como el Tea Party, canalizaron la decepci¨®n neoliberal hacia una furia antisistema de la que brotaron la derecha alternativa y Donald Trump. Y ahora, el coronavirus nos priva de la salud y pone las bases de una reconfiguraci¨®n neofascista del neoliberalismo como un proyecto autoritario de vigilancia, control y desigualdad al servicio de la automatizaci¨®n empresarial del mundo y la consumaci¨®n acelerada de la revoluci¨®n digital como nueva estructura del mundo. ?Estamos a tiempo de enmendar este balance y evitar que se produzca la muerte del liberalismo? ?Es posible salvarlo? Es m¨¢s, ?podemos impedir que su criatura, la democracia liberal, vea comprometida su supervivencia?
Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle fue secretario de Estado de Cultura y de Agenda Digital. Este extracto es un adelanto de ¡®El liberalismo herido¡¯ (Arpa), que se publica el 5 de mayo.