Tanta exageraci¨®n
La oposici¨®n de la actual direcci¨®n del PP es agotadora por todos los caminos que cierra y por todo lo que deja de hacer
Una escritora tan original y sarc¨¢stica como la brit¨¢nica Ivy Compton-Burnett, que analiz¨® como nadie el poder (y la familia) en sus novelas victorianas, aseguraba que la exageraci¨®n es siempre el mejor camino para no reformar nada. Exagerar, decir o hacer algo traspasando los l¨ªmites de lo verdadero, natural, justo y conveniente, es un gran peligro en manos de los pol¨ªticos y, desde luego, el punto flaco donde se rompe desde hace ya tiempo la derecha pol¨ªtica y muy especialmente la espa?ola. Es ese deslizamient...
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Una escritora tan original y sarc¨¢stica como la brit¨¢nica Ivy Compton-Burnett, que analiz¨® como nadie el poder (y la familia) en sus novelas victorianas, aseguraba que la exageraci¨®n es siempre el mejor camino para no reformar nada. Exagerar, decir o hacer algo traspasando los l¨ªmites de lo verdadero, natural, justo y conveniente, es un gran peligro en manos de los pol¨ªticos y, desde luego, el punto flaco donde se rompe desde hace ya tiempo la derecha pol¨ªtica y muy especialmente la espa?ola. Es ese deslizamiento por la exageraci¨®n lo que debilita al Partido Popular (la extremosidad es pura debilidad, dec¨ªa el primer ministro brit¨¢nico Disraeli) y lo que est¨¢ llevando a la derecha conservadora en casi toda Europa por el camino del populismo, mucho m¨¢s que a la izquierda cl¨¢sica.
Preocupados muchos analistas por el destino de la izquierda y la socialdemocracia, no se da la debida importancia a la autodestrucci¨®n de la derecha. En el caso espa?ol, el Partido Popular es un buen ejemplo de ese proceso. No es tanto que se encuentre presionado por Vox o que los seguidores de Abascal le sometan a un gran desgaste (aunque cabr¨ªa preguntarse por qu¨¦ Isabel D¨ªaz Ayuso representa al PP y no es dirigente de Vox) como que ha perdido su propia identidad y su capacidad de argumentaci¨®n pol¨ªtica. Tanta exageraci¨®n resulta sospechosa de ocultaci¨®n. La hip¨¦rbole no puede ser la ¨²nica realidad. ?Hay algo m¨¢s? ?Alguna propuesta?
La oposici¨®n de la actual direcci¨®n del PP es agotadora, no ya por los ataques personales que implica, sino por todos los caminos que cierra y por todo lo que deja de hacer. Hace a?os que el PP no contribuye en nada a la construcci¨®n de un espacio democr¨¢tico com¨²n. Incluso en el espacio constitucional, al que tanto se refieren algunos de sus dirigentes, no existe la menor aportaci¨®n intelectual propia desde hace d¨¦cadas. Lo que hace el presidente del PP, Pablo Casado, es adue?arse de la Constituci¨®n, como si fuera suya o de su partido, algo as¨ª como sentarse encima de ella o colocarle la rodilla en el cuello para impedir que respire. Y, sin embargo, la Constituci¨®n del 78 puede ser definida de muchas maneras, menos como obra del Partido Popular. En todo caso, tuvo m¨¢s que ver con el pensamiento de Manuel Fraga que con el de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y su refundado PP.
La primera consecuencia de esa apropiaci¨®n de la Constituci¨®n es que el PP parece atribuirse el derecho a reconocer qu¨¦ grupos pol¨ªticos son leg¨ªtimos, hayan alcanzado o no representaci¨®n parlamentaria. Hasta que algunos dirigentes populares no se decidan a acabar con esa estrategia de origen ¡°divino¡± estaremos todos, votantes de derecha, izquierda y centro, en un serio problema. El debate pol¨ªtico no puede partir de semejante posici¨®n: ni el PP puede negar la legitimidad de los parlamentarios independentistas, por ejemplo, ni los diputados independentistas pueden negar la de los populares o aludir a otra legalidad que la que existe y les reconoce, incluso para reformarla.
Es posible que el bloqueo pol¨ªtico que padece el PP tenga su ra¨ªz en el may¨²sculo esc¨¢ndalo en el que contin¨²a implicado. La financiaci¨®n ilegal y la utilizaci¨®n de mecanismos del Estado en beneficio propio y de forma delictiva es una acusaci¨®n grave que, quieran o no, terminar¨¢ siendo dilucidada en los tribunales de justicia. Cuanto antes reconozca el PP su responsabilidad pol¨ªtica, cuanto antes admita expl¨ªcitamente que la moci¨®n de censura que ech¨® al presidente popular Mariano Rajoy del Gobierno fue el pago pol¨ªtico razonable para semejantes tropel¨ªas, antes podr¨¢ la derecha espa?ola ense?ar que tiene algo detr¨¢s de la simple, pura y lamentable exageraci¨®n.
Si existe, la democracia posmoderna seguir¨¢ dependiendo, seg¨²n dec¨ªa Norberto Bobbio, de d¨®nde y c¨®mo nos situemos en relaci¨®n con los par¨¢metros cr¨ªticos de izquierda o derecha; es decir, en ¡°si nos colocamos nosotros mismos y nuestros votos en t¨¦rminos de conveniencia pol¨ªtica y social, viabilidad o responsabilidad moral¡±. Para ello ser¨ªa imprescindible que la derecha recuperara cuanto antes un lenguaje mitigado y renunciara a esa especie de magnificaci¨®n de todo, que todo lo anula. Puede empezar el pr¨®ximo d¨ªa 30, en el Congreso, manteniendo una posici¨®n calmada y un lenguaje sensato en el debate sobre los justificados indultos concedidos por el Gobierno.
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