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Ivy Compton-Burnett, ?ngela Carter y Virginia Woolf, entre las recomendaciones para despu¨¦s de los actos del 8M
1. De culto
No deja de causarme extra?eza el hecho de que, en estos d¨ªas, cuando la fren¨¦tica y oportunista carrera de las editoriales por publicar, rescatar, desenterrar, encargar, promocionar y difundir libros escritos por mujeres ha llegado a incre¨ªbles exhaustividades, nadie se acuerde de las novelas de la gran Ivy Compton-Burnett (1884-1969). Una carrera editorial, por cierto, que, adem¨¢s de permitirnos conocer no pocos bodrios de los que se consumen ahora mismo (pienso, por ejemplo, en los superventas planetarios de la poeta Rupi Kaur, que ha publicado Seix Barral), tiene la ventaja de haber ¡°reciclado¡± y puesto a disposici¨®n de las j¨®venes generaciones obras fundamentales de la literatura contempor¨¢nea, como las novelas de Iris Murdoch o esa obra maestra que es El cuaderno dorado, de Doris Lessing (ambas nacidas en 1919; los libros citados han sido publicados por Lumen).
En el caso de Compton-Burnett, que ha sido siempre autora de culto, se dan, adem¨¢s, algunas circunstancias que favorecer¨ªan su difusi¨®n al hilo del momento editorial MeToo: algunas de sus principales novelas ya fueron traducidas hace muchos a?os (conservo una edici¨®n de Una familia y una fortuna publicada por la Editorial del Nuevo Extremo, en 1969), aunque tengo que reconocer que no siempre con la mejor fortuna. Anagrama y Lumen recuperaron algunos de sus libros hace a?os, pero se cansaron muy pronto, quiz¨¢s por sus menguadas ventas, aunque supongo que a¨²n disponen de los derechos de traducci¨®n.
Y, encima, este a?o se conmemora el 50? aniversario de la muerte de esta incre¨ªble novelista (admirada por Natalia Ginzburg o Nathalie Sarraute) que supo, como nadie, reflejar en sus libros la violencia y el odio latente en las familias; pasiones destructivas que se transmiten en sus novelas casi totalmente dialogadas, a ritmo de esticomitia de tragedia griega (la autora se licenci¨® en cl¨¢sicas), en las que los interlocutores, que siempre parecen salidos de un drama dom¨¦stico eduardiano, se dicen las mayores crueldades, y los cr¨ªmenes quedan en un segundo plano impl¨ªcito. Compton-Burnett, atea radical y rebelde, que vivi¨® discretamente durante muchos a?os en su apartamento de Kensington con su compa?era, la especialista en artes decorativas Margaret Sullivan, es una escritora que merece m¨¢s atenci¨®n. Si est¨¢n interesados en ella, todav¨ªa se pueden encontrar, en las escasas librer¨ªas que no los hayan devuelto, algunas de sus mejores novelas, como Una casa y su due?o (1935; Lumen), Criados y doncellas (1947; Anagrama) o Una herencia y su historia (1959; Lumen).
2. Empoderamientos
?Techos de cristal? Todav¨ªa muchos, e incluso de cuarzo, feldespato y mica, que son los componentes del granito, como me explicaron en el colegio. De todas maneras, el empoderamiento de las mujeres sigue su senda hist¨®rica (lo que no quiere decir que no se produzcan retrocesos). El empoderamiento puede medirse de muchas maneras; por ejemplo, por la pasta o la tela (o la lana, como dicen los mexicanos). En la ¨²ltima lista Forbes figuran 243 mujeres billonarias (en 2010 eran solo 91), una parte de las cuales son ricas self-made, o sea, que su fortuna se la han amasado ellas solitas, sin herencias, ni ayudas de papi o de marid¨ªn divorciado. Incluso la persona billonaria m¨¢s joven del planeta (21 a?itos) es una mujer: Kylie Jenner, que ha conseguido su patrimonio con su propia marca de cosm¨¦ticos.
Entre los 20 autores m¨¢s ricos del mundo, ocho son mujeres. La primera ¡ªsorpresa, sorpresa¡ª es Elisabeth Badinter (1944), la influyente feminista, fil¨®sofa y empresaria publicitaria francesa (pr¨®xima al partido socialista) cuyas obras se reeditan constantemente (especialmente La mujer y la madre; La esfera de los libros; el Fondo de Cultura ha publicado en dos vol¨²menes Las pasiones intelectuales, una profunda revisi¨®n de la filosof¨ªa del Siglo de las Luces). En el resto de la lista de los 20 autores m¨¢s ricos del mundo figuran antiguas conocidas: J. K. Rowling, Nora Roberts, Danielle Steel, Barbara Taylor Bradford, Stephanie Meyer, Janet Evanovich y Suzanne Collins.
Por lo dem¨¢s, ser¨ªa tambi¨¦n original que, por variar, alguien se inventara una lista kilom¨¦trica con los nombres de las personas m¨¢s pobres del mundo; claro que tal cosa ofrecer¨ªa mayores dificultades t¨¦cnicas (quiz¨¢s solo superables mediante la tecnolog¨ªa 5G), dado que en el momento de ponerlos negro sobre blanco, una enorme cantidad (sobre todo, de mujeres y ni?os) habr¨ªa muerto de hambre, dada la desigualdad rampante e insoportable para la que tampoco hay techo (ni siquiera suelo) de cristal (repasen, por referirme a un cl¨¢sico de la miseria, El hambre, de Mart¨ªn Caparr¨®s; Anagrama, 2015). Y perdonen la tristeza, como dir¨ªa C¨¦sar Vallejo.
3. Ni agua
El ¡®tonitruante¡¯ caudillo de Vox quiere dar la imagen de hombre de acci¨®n al que no le tiembla el pulso al tomar decisiones salvapatrias
A Vox, ni agua, ese es mi lema. Cada vez que veo por la tele a su tonitruante caudillo (que quiere dar la imagen, muy milnovecientostreinta, de hombre de acci¨®n, al que no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones salvapatrias y, llegado el caso, de adoptar saludables ¡°medidas en¨¦rgicas¡±) no puedo evitar que me venga a la cabeza, en plan est¨ªmulo de P¨¢vlov, unos versos del himno de la Guardia Civil, al que puso m¨²sica el maestro Ildefonso Moreno Carrillo: ¡°Viva Espa?a, viva el Rey / viva el orden y la ley¡±. Me entero, vaya por Dios, que para la letra del himno del benem¨¦rito instituto, su autor, don Jos¨¦ Osuna Pineda, se inspir¨®, d¨¢ndole un aire m¨¢s castrense, en la de un primitivo himno escolar de la Guardia Civil compuesto por una mujer, sor Asunci¨®n Garc¨ªa Sierra. Ya ven, lo de Mar¨ªa de Lej¨¢rraga y Gregorio Mart¨ªnez Sierra no es una an¨¦cdota.
Por lo dem¨¢s, perm¨ªtanme que, el d¨ªa despu¨¦s del 8 de marzo, les recomiende dos libros breves de sendas maestras contempor¨¢neas: la estupenda novela La jugueter¨ªa m¨¢gica, de ?ngela Carter (Sexto Piso) y el brev¨ªsimo ensayo Estar enfermo, de Virginia Woolf (Alba). Feliz a?o feminista.
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