Me asombro de estar contento

Hay un dicho medieval an¨®nimo y sublime que resume bien c¨®mo se puede sentir uno cualquier d¨ªa del a?o si se para a pensarlo: ¡°No s¨¦ de d¨®nde vengo, no s¨¦ qui¨¦n soy, morir¨¦ no s¨¦ cu¨¢ndo, no s¨¦ a d¨®nde voy, me asombro de estar contento¡±. Esto es algo maravillosamente humano, pero siempre he sospechado que en nuestro caso se deb¨ªa en buena parte a esta ¨¦poca en que el mundo est¨¢ bien a pesar de sus desgracias, y mira qu¨¦ inventos, el lavaplatos, la epidural, la aceituna rellena. Y no s¨¦ si notan que este optimismo de fondo est¨¢ tocado, pues desde luego no sabemos a d¨®nde vamos. Hablo del clima, naturalmente, otra vez.

Sobre esto los pol¨ªticos ya no nos mienten tanto, pero no dicen toda la verdad, que es una manera de mentir mucho m¨¢s sutil. Mientras, muchos ciudadanos se lo montan por su cuenta desde hace a?os. Uno se hace vegano porque no podemos seguir comiendo tanta carne, el otro no compra nada con pl¨¢stico y el de m¨¢s all¨¢ va en bici. Pero todos nos preguntamos si sirve de algo esmerarse en tirar la basura en cinco contenedores distintos, cuando solo los jets personales de los asistentes a la cumbre del clima de Glasgow anulan un mes de desvelos. Adem¨¢s, si tiras de golpe todas las botellas tienes que ir a escondidas para que no te tomen por alcoh¨®lico. Es m¨¢s, todo est¨¢ mal visto por una parte de la sociedad, la m¨¢s reacia a los cambios. Es decir, conservadora. Porque despu¨¦s de re¨ªrse de la gente rarita muchos sienten la amenaza de que, glups, ?tambi¨¦n les pueden obligar a hacer lo mismo! Y eso jam¨¢s, quieren ir con su coche a la puerta del restaurante. Esperan seguir libr¨¢ndose por selecci¨®n natural, es decir, por la pasta, porque lo cierto es que ya compran fruta y verdura b¨ªo, m¨¢s cara, m¨¢s rica y que no te metes porquer¨ªas en el cuerpo. Pagando tienes lo premium, te sigues salvando. Ahora bien, los sacrificios colectivos ya les suenan a rojo. Es entonces cuando se saca el comod¨ªn de la libertad. Es una carta muy v¨¢lida, y ah¨ª est¨¢ el debate, porque m¨¢s tarde o m¨¢s temprano habr¨¢ que empezar a prohibir cosas, pero cualquiera se atreve a decirlo. Siguen ganando tiempo, un tiempo que no tenemos. Nadie, ya ni pagando m¨¢s.

Yo estoy superconcienciado, y aqu¨ª estoy pontificando, pero la verdad es que si no me proh¨ªben las cosas, ni caso. Por ejemplo, tengo un coche di¨¦sel, que ahora es anatema, pero es el que tengo. O me imponen dejarlo o nada, lo s¨¦. Y lo asumir¨¦, as¨ª que por favor, empiecen. Pero nuestros l¨ªderes se arriesgan a un choque anafil¨¢ctico, pues deben afrontar lo que m¨¢s alergia produce a un pol¨ªtico: pedir renuncias, que es lo contrario de lo que suelen hacer, promesas. Si la br¨²jula debe ser ahora el bien com¨²n se viola algo sagrado, no es la de los ¨²ltimos tiempos precisamente. Hay algo casi religioso en esto, y es interesante: la izquierda se comporta de forma trascendente (pensando en lo que pasar¨¢ despu¨¦s de que hayamos muerto), quiz¨¢ porque cree que este mundo es el ¨²nico que hay; mientras que la derecha act¨²a de forma nihilista, no s¨¦ si porque realmente creen en otra vida. Y en esto no hacen caso ni al Papa, lo tienen por otro cantama?anas. M¨¢s que una crisis pol¨ªtica es filos¨®fica, de una idea del mundo, y a estos gobernantes que tenemos les queda muy grande, la mayor¨ªa ha crecido compitiendo por ver qui¨¦n era m¨¢s listo, con eso val¨ªa. De ah¨ª el despiste general, no hay autoridades morales a la vista (ahora que caigo hace a?os que no sabemos nada del Dalai Lama). Es un momento ideal para el populismo. Yo me asombro de estar contento, pero mucho m¨¢s de que algunos est¨¦n tan contentos.

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