Por qu¨¦ Vox no es un partido democr¨¢tico
La formaci¨®n derechista no reconoce la soberan¨ªa del pueblo espa?ol para cambiar entera la Constituci¨®n, escribe el periodista de EL PA?S Miguel Gonz¨¢lez en un libro del que ¡®Ideas¡¯ adelanta un extracto
Es 11 de enero de 2019. Fernando S¨¢nchez Drag¨® y el l¨ªder de Vox, Santiago Abascal, se encierran en una casa de campo en Castilfr¨ªo de la Sierra (Soria) para grabar una entrevista (¡). ¡°Voy a ponerte en un aprieto. ?Qu¨¦ opinas del sufragio universal?¡±, le espeta el escritor al pol¨ªtico. ¡°Es algo inevitable¡±, responde ¨¦l. El entrevistador vuelve a la carga: ¡°La democracia tiene much¨ªsimos puntos flacos. Hay otras maneras de organizar la res p¨²blica distintas de la democracia, que no son forzosamente fascistas ni totalitarias y pueden funcionar mejor¡±. El l¨ªder de Vox se resiste: ¡°No se puede saltar al ruedo de la pol¨ªtica cuestionando la democracia. No puedes pedir el voto a la gente diciendo que a lo mejor no est¨¢n capacitados para votar¡±. El entusiasmo con el que Abascal defiende el sistema democr¨¢tico es perfectamente descriptible.
Vox ha entrado en las instituciones, desde el Congreso de los Diputados a los ayuntamientos (¡), ha usado con profusi¨®n los instrumentos que el Estado de Derecho pone en manos de la oposici¨®n para defender sus propuestas (¡), ha recurrido a los tribunales y lo ha hecho a todos los niveles, desde los juzgados de primera instancia al Constitucional. Vox se autotitula ¡°constitucionalista¡±, aunque quiere suprimir un t¨ªtulo completo de la Constituci¨®n (el octavo, sobre el Estado de las Autonom¨ªas), pero se propone hacerlo, alega, siguiendo el procedimiento que fija la Carta Magna.
(¡) Septiembre de 2020. Abascal reprocha a Pedro S¨¢nchez que presida ¡°el peor Gobierno que ha tenido este pa¨ªs en ochenta a?os¡±. En un primer momento, parece que se trata de un lapsus y que solo quer¨ªa aludir a los 43 a?os de democracia pero, ante el alud de cr¨ªticas, lejos de amilanarse, se reafirma en que el Gobierno de S¨¢nchez es ¡°el peor que ha tenido Espa?a en 80 a?os, y quiz¨¢ me quede corto¡±. El mensaje es claro: quien considera que un Gobierno democr¨¢tico puede ser peor que uno dictatorial est¨¢ diciendo que haber sido elegido por los ciudadanos no lo hace cualitativamente mejor.
En enero de 2020, Vox presenta en el Congreso una propuesta de reforma de la Ley de Partidos Pol¨ªticos para ilegalizar a todos aquellos que ¡°promuevan, justifiquen o exculpen el deterioro o destrucci¨®n de la soberan¨ªa nacional o de la indisoluble unidad de la Naci¨®n espa?ola¡±. Para que no haya dudas, Abascal declara que su objetivo es ilegalizar a los ¡°partidos separatistas¡± (¡): entre otros, Junts per Catalunya, ERC, el PNV, Bildu o el BNG. En total, casi 2,5 millones de votantes en las ¨²ltimas elecciones generales. (¡) ¡°Es absurdo que la Constituci¨®n reconozca la legitimidad de partidos que en sus programas llevan la destrucci¨®n de la unidad del Estado que los acoge¡±, clama Abascal. (¡) Las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas le recuerdan que Espa?a no es una ¡°democracia militante¡±, como Alemania, y que no se obliga a nadie a creer en la Constituci¨®n, sino a acatarla. Adem¨¢s, la Carta Magna puede cambiarse de arriba abajo, siempre que se cumpla un laborioso tr¨¢mite (¡).
Este es el punto en el que Vox se aleja de los dem¨¢s partidos: no reconoce la soberan¨ªa del pueblo espa?ol para cambiar la Constituci¨®n en su integridad. Al menos, no el art¨ªculo 2?, referido a la ¡°indisoluble unidad de la Naci¨®n espa?ola¡±. Para Abascal, la independencia de Catalu?a no la pueden decidir la mayor¨ªa de los catalanes, pero tampoco los espa?oles: ¡°No se puede someter a plebiscito en un domingo cualquiera. No estamos ante algo que se pueda decidir votando en un momento determinado. Aqu¨ª no hay debate democr¨¢tico¡±. Seg¨²n el l¨ªder de Vox, el pueblo espa?ol no es soberano para decidir el destino de Espa?a, ya que ¡°la Naci¨®n est¨¢ formada por los muertos, por los vivos (el pueblo) y por los que van a nacer¡±. (¡) Esta idea ya hab¨ªa sido expuesta por Abascal en un libro editado en 2008. (¡) ¡°No cabe confundir (reducir) soberan¨ªa nacional y soberan¨ªa popular (...), como en cierto modo hace la Constituci¨®n de 1978, del mismo modo que no cabe reducir la Naci¨®n al Pueblo. En efecto, Pueblo designa a una muchedumbre viva que en el presente es capaz de expresar su voluntad pol¨ªtica (¡±voluntad general¡±) mediante el sufragio; pero la Naci¨®n no solo designa al Pueblo que vive en ella, sino tambi¨¦n a los muertos que la constituyeron y mantuvieron y a los hijos que a¨²n no han empezado a vivir. (...) Por eso el Pueblo no puede decidir, y menos a¨²n una parte, sobre la Naci¨®n espa?ola¡±.
Si la soberan¨ªa nacional no pertenece al pueblo espa?ol, una minor¨ªa ¡ªen nombre de muertos y no nacidos¡ª puede enfrentarse a la mayor¨ªa de los espa?oles vivientes en caso de que estos la pongan en riesgo. ¡°Si la mayor¨ªa de los espa?oles de ahora quisiera suicidar a Espa?a, nosotros deber¨ªamos impedirlo¡±, advierte Abascal. Para evitar la ruptura de la unidad nacional, el l¨ªder de Vox considera leg¨ªtimos todos los medios. ¡°Ante la ilegitimidad de la secesi¨®n solo cabe la fuerza, toda la fuerza si es necesario¡±. Cegada la v¨ªa de la reforma constitucional, la unidad de Espa?a solo podr¨ªa dirimirse por la violencia: ¡°Espa?a solo se puede romper a tiro limpio. Ya veremos si lo consiguen¡±.
(...) ¡°Pretender imponer a los ciudadanos determinada idea de naci¨®n bas¨¢ndose en una supuesta legitimidad hist¨®rica es profundamente antidemocr¨¢tico¡±, advert¨ªa un ensayo de 2005. ¡°La historia no puede ser fuente exclusiva del derecho en una sociedad democr¨¢tica, en tanto que consagra el gobierno de los muertos sobre los vivos¡±, aseguraba. ¡°Entre otros motivos porque, en funci¨®n de quien sea el int¨¦rprete de la historia, esta puede dar legitimidad a planteamientos pol¨ªticos contradictorios¡±, a?ad¨ªa un l¨²cido Santiago Abascal.
A los 28 a?os, el ahora l¨ªder de Vox citaba al fil¨®sofo Karl Popper. ¡°El nacionalismo¡±, escrib¨ªa, ¡°halaga nuestros instintos tribales, nuestras pasiones y prejuicios¡±. Y a?ad¨ªa de su cosecha: ¡°El poder de movilizaci¨®n que tienen los sentimientos y las identidades nacionales, muchas veces irracionales, no es comparable al de ning¨²n otro principio pol¨ªtico y moral¡±. Quince a?os despu¨¦s de advertir que ¡°el carisma de todos los nacionalismos se debe a la utilizaci¨®n de sucesos m¨ªticos¡±, Abascal inauguraba, en Covadonga y ante el monumento a don Pelayo, la campa?a de Vox para las elecciones generales de 2019. Resulta dif¨ªcil creer que quien ha desmontado sistem¨¢ticamente las trampas del nacionalismo caiga tan groseramente en ellas. (¡)
La democracia no forma parte de las convicciones profundas de Vox, aunque pueda resultar ¡°inevitable¡±, como confes¨® su l¨ªder a S¨¢nchez Drag¨®. Para comprobarlo, basta leer la cr¨ªtica que [en 2008] hac¨ªa Abascal a lo que llamaba ¡°el fundamentalismo democr¨¢tico o democratismo¡±. Se trata, explicaba, de una doctrina seg¨²n la cual ¡°se toma a ¡®la democracia¡¯ como fundamento de cualquier sociedad pol¨ªtica, considerando cualquier otra forma de organizaci¨®n del Estado como degenerada, atrasada, arcaica, casi b¨¢rbara, incompatible con el Estado de Derecho. Ello supone ¡ªse quejaba¡ª la condena de cualquier otra forma de organizaci¨®n pol¨ªtica que no sea democr¨¢tica y termina siendo considerada tir¨¢nica¡±. No se sabe a qu¨¦ otra forma de organizaci¨®n pol¨ªtica se refer¨ªa Abascal, pero la experiencia demuestra que todo r¨¦gimen que no es una democracia (la Rusia de Putin, la Hungr¨ªa de Orb¨¢n) es una tiran¨ªa o est¨¢ en camino de serlo.
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