¡®Wasaps¡¯ de tu jefe, de tu primo, del grupo de padres del colegio: la locura de vivir bajo el aluvi¨®n de notificaciones
Correos electr¨®nicos, Instagram, Slack, aplicaciones de mensajer¨ªa... El bombardeo, siempre urgente, no cesa. Este pimp¨®n social distorsiona nuestro cerebro y nuestras vidas
El n¨²mero de correos electr¨®nicos sin leer que acumulamos en la bandeja de entrada es 1.602, y 47, la cantidad de wasaps vistos y sin responder que llevamos en el tel¨¦fono. Estas cifras son el promedio calculado por un informe de la consultora Kantar. Algunos llevaremos cargas m¨¢s o menos pesadas, pero en todos los casos esas demandas sin atender son un lastre cognitivo que nos agota. Alguien espera algo de nosotros y sus plegarias nunca ser¨¢n atendidas porque hemos entrado en econom¨ªa mental de guerra. Buena parte de esas peticiones ir¨¢n a parar a un caj¨®n al que llamaremos Ruido: todo...
El n¨²mero de correos electr¨®nicos sin leer que acumulamos en la bandeja de entrada es 1.602, y 47, la cantidad de wasaps vistos y sin responder que llevamos en el tel¨¦fono. Estas cifras son el promedio calculado por un informe de la consultora Kantar. Algunos llevaremos cargas m¨¢s o menos pesadas, pero en todos los casos esas demandas sin atender son un lastre cognitivo que nos agota. Alguien espera algo de nosotros y sus plegarias nunca ser¨¢n atendidas porque hemos entrado en econom¨ªa mental de guerra. Buena parte de esas peticiones ir¨¢n a parar a un caj¨®n al que llamaremos Ruido: todo lo que no requiera una respuesta inmediata o exija cierta reflexi¨®n, todo lo que llegue en un mal momento o sea demasiado largo quedar¨¢ sin respuesta y, probablemente, para siempre. Porque al d¨ªa siguiente tendremos una nueva bater¨ªa de demandas urgentes que gestionar.
Entre el e-mail, WhatsApp, Instagram, Slack o cualquier otra aplicaci¨®n de mensajer¨ªa instant¨¢nea vivimos bajo el bombardeo de notificaciones y exigencias urgentes, mensajes que van y vienen. Un pimp¨®n social y laboral que no debemos dejar morir de ninguna manera en nuestro tejado, diluye las fronteras entre el trabajo y la vida privada¡ En alg¨²n momento del d¨ªa activamos la funci¨®n de Ruido, entonces respondemos con el piloto autom¨¢tico, m¨¢s por agotamiento que por desidia. ¡°Nos hemos convertido en m¨¢quinas emp¨¢ticas de reaccionar¡±, avisa Geert Lovink en su libro Tristes por dise?o (Consonni, 2019). Pero hasta las m¨¢quinas necesitan ser desconectadas.
Para gestionar el aluvi¨®n de informaci¨®n que nos llega por m¨²ltiples canales tenemos que cambiar el foco constantemente. ¡°Nuestro cerebro no es muy bueno cambiando de contexto y se agota. Chequear constantemente el correo y scrollear en el tel¨¦fono para mantener al d¨ªa nuestras conversaciones en las diferentes plataformas reduce nuestra capacidad cognitiva¡±, observa Cal Newport, profesor de Ciencias de la Computaci¨®n de la Universidad de Georgetown y autor de C¨¦ntrate (Pen¨ªnsula, 2022). Un estudio sobre teletrabajo publicado en Computers in Human Behaviors en 2021 advert¨ªa de que ¡°el ruido digital genera confusi¨®n, p¨¦rdida de control, estr¨¦s, un procesamiento poco eficaz de la informaci¨®n e, incluso, un incremento de los s¨ªntomas depresivos¡±.
¡°Chequear constantemente el e-mail y ¡®scrollear¡¯ en el tel¨¦fono para mantener al d¨ªa nuestras conversaciones reduce nuestra capacidad cognitiva¡±Cal Newport, profesor de Ciencias de la Computaci¨®n de la Universidad de Georgetown
En esas circunstancias, los neurocient¨ªficos aseguran que es m¨¢s dif¨ªcil codificar los recuerdos. Si a eso sumamos que estamos saliendo de una pandemia donde hemos vivido muchos d¨ªas iguales, es f¨¢cil entender que nos cueste recordar algo espec¨ªfico ante tanta uniformidad. As¨ª hemos empezado a olvidar peque?as cosas: nombres de compa?eros de trabajo que volvemos a ver despu¨¦s de dos a?os de Zoom, ¨®rganos del cuerpo, lugares que hemos visitado, t¨ªtulos de libros que hemos le¨ªdo, an¨¦cdotas que hemos contado muchas veces. Peque?os agujeros de la memoria que nos sorprenden, m¨¢s que a nadie, a nosotros mismos, que, seg¨²n el informe de Kantar, en 2016 mir¨¢bamos el tel¨¦fono, como promedio, 80 veces en un d¨ªa, y en 2021 ya lo hac¨ªamos 262 veces. En Estados Unidos solo el 43% de las personas afirma que ha le¨ªdo todos los mensajes que les env¨ªan. El ghosting, una mala pr¨¢ctica antes restringida al mundo de las citas, puede ser tambi¨¦n un factor de neuroprotecci¨®n ante la avalancha de slacks, correos electr¨®nicos, llamadas de Zoom, de Teams, de Meet que esperan encontrarnos disponibles para tomar decisiones de todo tipo en tiempo real.
La norma es mantener varias conversaciones a la vez, no terminar ninguna y, sobre todo, dejar colgadas a las personas de m¨¢s confianza. Y nos sienta mal a todos porque otra de las caracter¨ªsticas de nuestra personalidad atolondrada por el ruido es que nos aterra el silencio. Emily Balcetis, profesora de Psicolog¨ªa de la Universidad de Nueva York, ha observado que la falta de respuesta, o simplemente que no se reaccione a nuestra demanda suficientemente r¨¢pido, tiene ¡°un impacto desproporcionado en nuestro bienestar¡±.
Sin embargo, para reducir las interacciones que van y vienen, algunos expertos reivindican ignorar mensajes y abandonar en internet las reglas de urbanidad propias de una conversaci¨®n cara a cara. Los continuos ¡°gracias¡±, ¡°hola¡±, ¡°hasta luego¡± y otras f¨®rmulas de cortes¨ªa tambi¨¦n desconcentran, agotan y obligan a contestar de vuelta con m¨¢s ¡°gracias¡± y m¨¢s ¡°hasta luego¡±. Un estudio de la compa?¨ªa energ¨¦tica OVO en el Reino Unido asegura que si cada adulto brit¨¢nico enviara un mensaje menos de thank you se ahorrar¨ªan 16.433 toneladas de carb¨®n al a?o, el equivalente a retirar 3.334 coches di¨¦sel de las carreteras.
Incluso en oficinas peque?as la gente prefiere mandar un correo o un slack a levantarse, recorrer los pocos metros que lo separan del destinatario y hablar. El profesor Newport explica: ¡°En el primer momento, se usa el correo por defecto porque es m¨¢s f¨¢cil y genera menos fricci¨®n ¡ªadem¨¢s queda un registro y se puede poner en copia a medio organigrama¡ª, el problema es que ese primer correo genera una cadena de mensajes de ida y vuelta que obliga a seguir continuamente el hilo de la conversaci¨®n para estar informado. Cada uno de estos chequeos r¨¢pidos induce un cambio de contexto en el cerebro y reduce su capacidad cognitiva durante 10 o 15 minutos. Entonces, si cada 5 minutos tenemos que revisar y actualizar la conversaci¨®n, acabamos literalmente exhaustos y atontados¡±.
Cal Newport es uno de los expertos que recomiendan hacer ¡°triaje¡± de mensajes. En su ¨²ltimo libro, A World without Email (Un mundo sin correo electr¨®nico), describe las din¨¢micas de comunicaci¨®n que nos atrapan en el trabajo. ¡°El t¨ªtulo es un poco confuso¡±, aclara, v¨ªa e-mail, por cierto, ¡°mi objetivo no es eliminar el correo electr¨®nico, sino el estilo de trabajo que se ha construido en los ¨²ltimos a?os sobre la base de cadenas interminables de mensajes, todos urgentes¡±.
Newport propone, en su nuevo libro, reestructurar el trabajo en equipo, de manera que no dependa de las interacciones de mensajer¨ªa instant¨¢nea o de e-mail. ¡°Necesitamos procesos alternativos de colaboraci¨®n que no impliquen mantener vivo el tr¨¢fico de mensajes. Algo tan simple como regular unas horas de oficina en que la gente pueda intercambiar cara a cara en lugar de enviarse correos electr¨®nicos podr¨ªa eliminar cientos de mensajes a la semana, que de otra forma habr¨ªa que leer y responder a la mayor celeridad posible¡±. Considerado por The New York Times la Mari Kondo de la tecnolog¨ªa, Newport es el creador de un m¨¦todo que ¨¦l ha llamado de ¡°trabajo profundo¡± y que desarrolla en su libro C¨¦ntrate, un manifiesto de resistencia a estar permanentemente conectados que se ha convertido en un superventas internacional. Su teor¨ªa demuestra que trabajar concentrado y sin distracciones es el ¨²nico modo de crear cosas nuevas y valiosas, y un valor escaso en el mercado.
Carl Honor¨¦ es uno de los l¨ªderes mundiales del movimiento Slow. Hace m¨¢s de 15 a?os empez¨® a abogar por desacelerar, parar, respirar. En conversaci¨®n telef¨®nica recuerda que entonces la Blackberry conquistaba el mundo. ¡°Era tan adictiva que la llam¨¢bamos Crackberry¡±. En sus charlas TED asegura que en un mundo de adictos a la velocidad nuestro superpoder es la lentitud, y aboga por aplicar los principios del movimiento Slow a la tecnolog¨ªa. ¡°Despacio significa poner la calidad por encima de la cantidad, estar presente, saborear los minutos y los segundos en lugar de contarlos, dedicar tu tiempo y energ¨ªa a las cosas que realmente importan, y hacer todo lo mejor, y no lo m¨¢s r¨¢pido, posible¡±, argumenta.
En 2019, Dmitry Minkovsky empez¨® a trabajar en un servicio de correo electr¨®nico lento, quer¨ªa dise?ar un mecanismo de freno para recuperar la ilusi¨®n de recibir un mensaje. Lo llam¨® Pony y, de momento, es un proyecto conceptual y experimental contra la opresi¨®n de la instantaneidad de internet. Piense en un e-mail que llega por correo postal. Escribimos un mensaje y lo dejamos en la bandeja de salida. Una vez al d¨ªa (se puede elegir la ma?ana, la tarde o la noche) Pony recoge nuestros env¨ªos y nos deja lo que le hayan entregado para nosotros. Minkovsky, un ingeniero qu¨ªmico que ha trabajado en el sector financiero, no es un iluminado, quiere que su invento crezca y ganar dinero: ¡°Obviamente, Pony nunca ser¨¢ Instagram, porque el capitalismo de vigilancia es dif¨ªcil de construir si no le est¨¢s dando a la gente una tarea constante o una lista de cosas para reaccionar¡±, dijo a The Atlantic. Fantasea con la vuelta de un bolet¨ªn impreso semanal que se distribuya a trav¨¦s de Pony y se financie con publicidad. ?Le suena?
¡°Todos los ejemplos de ¡®slow web¡¯ han fracasado, y la ¡®fast web¡¯ es m¨¢s r¨¢pida, fren¨¦tica y adictiva que nunca. La versi¨®n lenta de internet ha muerto¡±Jack Cheng, escritor
La primera idea de crear una versi¨®n m¨¢s lenta de internet surgi¨® en 2010, justo cuando coincidieron en este mundo la banda ancha y los smartphones, y empezamos a vivir intensivamente conectados. El movimiento lleg¨® a dise?ar varios proyectos de slow web, definidos por el escritor Jack Cheng como ¡°una filosof¨ªa de dise?o internacional que, en principio, cortocircuitar¨ªa la asunci¨®n de una vida de 24 horas online¡±. En 2016, ya declarada la muerte de los blogs, Cheng escribi¨®: ¡°Todos los ejemplos de slow web han fracasado, y la fast web es m¨¢s r¨¢pida, fren¨¦tica y adictiva que nunca. La versi¨®n lenta de internet ha muerto¡±.
Sin embargo, entre 2019 y 2022, adem¨¢s del e-mail lento de Min?kovsky, han surgido otros proyectos como Slow Messenger, creado por Near Future Laboratory; y Minus, la red social finita, que solo te permite publicar 100 posts en toda tu vida. Todas han surgido de la convicci¨®n de que internet, tal y como la conocemos hoy, es imposible de seguir.
En 2022 la lentitud es una idea subversiva. N¨®tese que todo lo que genera ruido y automatismo se sigue considerando hoy disruptor. Elija su adjetivo en la vida.
El m¨¦todo para trabajar a fondo
Trabajar en profundidad no es una reivindicación nostálgica de escritores y filósofos de comienzos del siglo XX. Es una destreza que tiene gran valor en la vida moderna”. En su libro Céntrate (Península, 2022), Cal Newport explica por qué la concentración es el superpoder de la nueva economía. Una de ellas es la escasez, cada vez hay menos individuos capaces de abstraerse de las distracciones para conseguir llevar sus capacidades cognitivas hasta el máximo. Paradójicamente, solo las personas que cultiven esa aptitud serán capaces de aprender cosas complicadas en poco tiempo, una de las exigencias de la economía de la información, que se basa en sistemas complejos que cambian rápidamente.
La teoría de este libro es que a largo plazo no triunfarán las estrellas de las redes sociales o del Excel —“tareas superficiales que suelen ejecutarse en medio de distracciones y que son fáciles de replicar”—, sino aquellos que hagan del trabajo profundo el pilar de su carrera.
Newport ha sido la primera cobaya de su método. Su inspiración fue un colega ganador de la beca MacArthur del MIT. Un científico teórico que pasaba muchas horas en silencio mirando sus notas. No tenía cuenta de Twitter y no contestaba correos de desconocidos. En un año había publicado 16 ensayos académicos.
Newport adquirió un compromiso similar con la profundidad. No tiene redes sociales y no entra a internet por defecto, tuvo su primer teléfono inteligente tras un ultimátum de su esposa embarazada y se informa por la NPR, la radio pública de Estados Unidos, y la edición impresa de The Washington Post, que recibe en su casa. Spoiler: Cal Newport no es un anciano, nació en 1982, es más bien un milenial. Su método de trabajo profundo ha dado en 10 años los siguientes frutos: cuatro libros, un doctorado, varios ensayos académicos revisados por pares y una plaza fija de profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad de Georgetown. Todo eso sin trabajar más allá de las seis de la tarde.
“Me fue posible organizar este cronograma tan apretado gracias a que hice esfuerzos por minimizar lo superficial en mi vida (…). Organizo mis días en torno a un núcleo de trabajo profundo cuidadosamente escogido, y ubico en la periferia (…) las actividades superficiales que no puedo evitar”, cuenta en su libro. Su conclusión es que “tres o cuatro horas diarias de trabajo concentrado e ininterrumpido durante cinco días a la semana producen resultados muy valiosos”. Sus reglas son cuatro: trabajar con profundidad, abrir las puertas al aburrimiento, alejarse de las redes sociales y eliminar lo superficial.
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