Cal Newport: ¡®¡®Nadie deber¨ªa tener m¨®vil hasta los 16 a?os, o incluso hasta los 18¡¯¡¯
El autor estadounidense reivindica el abandono de las redes sociales y dejar de revisar el correo electr¨®nico cada pocos minutos. Su libro ¡®C¨¦ntrate¡¯ acaba de traducirse al espa?ol
Cuenta Cal Newport (Houston, 39 a?os) que, hasta hace no mucho, se le ve¨ªa como un ser exc¨¦ntrico y algo agresivo por no tener redes sociales. Siente que el tiempo le ha dado la raz¨®n, sobre todo desde que Donald Trump lleg¨® a la Casa Blanca y cada vez m¨¢s personas empezaron a desconfiar de las plataformas. Lamenta que la mayor¨ªa de la gente no haya dado el paso de eliminar sus perfiles, pero, al menos, ya no le hostigan por no formar parte de ese mundo. El mismo a?o que Trump sali¨® elegido presidente, este estadounidense public¨® Deep work (¡±trabajo a fondo¡±, en espa?ol), un libro que acaba de ser traducido a nuestro idioma con el t¨ªtulo C¨¦ntrate (Pen¨ªnsula). En ¨¦l, adem¨¢s de analizar por qu¨¦ es necesario trabajar con profundidad y con la mayor concentraci¨®n posible, facilita una serie de consejos para lograrlo. Y s¨ª, una de sus recomendaciones es abandonar las redes sociales. Pero en esta oda a la productividad tambi¨¦n explica por qu¨¦ hay que evitar mirar el correo electr¨®nico cada pocos minutos, navegar por la red en momentos de distracci¨®n y la necesidad de crear un sistema de trabajo para las tareas diarias.
Como profesor de ciencia computacional en la Universidad de Georgetown (Washington), Newport no reniega de la tecnolog¨ªa, pero s¨ª se muestra tremendamente esc¨¦ptico con el dise?o que se le ha dado en muchos casos y con el uso que hacemos de ella, principalmente en el trabajo. Para ¨¦l, trabajar con profundidad es sin¨®nimo de ¨¦xito y plenitud laboral, y asegura que tener esa competencia, unida a una gran capacidad de concentraci¨®n para producir trabajo de calidad, cada vez ser¨¢ m¨¢s necesario en el mercado laboral; aunque, ir¨®nicamente, cada vez nos cueste m¨¢s alcanzar esa concentraci¨®n, seg¨²n explica. Desde su residencia en Washington atiende a EL PA?S por videollamada para hablar del trabajo a fondo y de c¨®mo escribe sobre redes sociales sin tener redes sociales.
Pregunta. Public¨® C¨¦ntrate (Deep work) hace seis a?os. ?Qu¨¦ escribir¨ªa hoy?
Respuesta. Para escribir una especie de continuaci¨®n de ese libro, como es A world without email (¡±un mundo sin correo electr¨®nico¡±, todav¨ªa sin traducir al espa?ol), segu¨ª plante¨¢ndome por qu¨¦ trabajamos de esta manera que nos distrae tanto, y revis¨¦ la historia del correo electr¨®nico. La conclusi¨®n a la que llegu¨¦ es que se trat¨® de un accidente: el email lleg¨® a las oficinas para reemplazar al fax, pero, una vez que lo ten¨ªamos ah¨ª, su mera presencia cambi¨® la forma en la que trabajamos y abri¨® la puerta a idas y venidas de conversaciones y mensajes de un lado a otro sin cesar. Esa espiral acab¨® fuera de control y cre¨® este mundo de distracciones donde es muy dif¨ªcil terminar las tareas.
P. La pandemia de covid-19 nos ha tenido frente a las pantallas m¨¢s tiempo que nunca. ?C¨®mo cree que ha afectado al trabajo?
R. Cuando empez¨® la pandemia pens¨¦ que el cambio al teletrabajo iba a hacer que muchas cosas fueran a peor. Creo que supuso un verdadero problema porque, aunque los trabajadores no ten¨ªan que trasladarse, echaban m¨¢s horas que nunca. Eso s¨ª, tambi¨¦n cre¨ªa que las compa?¨ªas iban a tener que replantearse c¨®mo trabajan, pero, aunque la pandemia hizo del trabajo algo doloroso, tambi¨¦n trajo mucho dolor en otros sentidos, as¨ª que la gente ya era insensible a ¨¦l, por lo que no hubo cambios en la forma de organizarnos.
P. ?C¨®mo son sus h¨¢bitos en lo que respecta al uso del m¨®vil y del ordenador?
R. Veo la atenci¨®n como ver¨ªa un atleta su salud y su forma f¨ªsica. Vivo de reflexionar y de plasmar mis pensamientos en libros y art¨ªculos, as¨ª que no tengo redes sociales, que ser¨ªan muy contraproducentes para mi trabajo. Ser¨ªa como si un atleta fumara. Como vivo de estar reflexionando todo el d¨ªa, no me quiero exponer a algo que est¨¢ dise?ado para que pulse una serie de botones que, por ejemplo, me van a deprimir. Establezco normas para no tener que estar comprobando el correo constantemente. Por ejemplo, con mi publicista tengo un documento compartido donde revisamos las ideas tan solo una vez al d¨ªa.
P. Y, ?c¨®mo gestiona el uso de los dispositivos con sus hijos?
R. El primero tiene nueve a?os, as¨ª que todav¨ªa no son muy mayores. Hay dos preocupaciones principales al pensar en la tecnolog¨ªa y los ni?os: los tel¨¦fonos inteligentes y las redes sociales y los videojuegos, sobre todo los que son en l¨ªnea. Sabemos que las redes sociales les pueden generar malestar psicol¨®gico. Su cerebro no puede gestionar todo lo que les causan, as¨ª que soy un gran defensor de que no tengan un m¨®vil inteligente con acceso a ellas, sino uno con el que solo puedan poner mensajes. Y hay que andarse con ojo con los videojuegos online porque est¨¢n dise?ados para ser incre¨ªblemente adictivos. De hecho, es la tecnolog¨ªa m¨¢s adictiva junto con las m¨¢quinas tragaperras. Un ni?o se puede convertir en un monstruo si le intentas quitar el juego. Ni las redes sociales ni los videojuegos en l¨ªnea entran en mi casa.
¡°Hay que andarse con ojo con los videojuegos en l¨ªnea porque est¨¢n dise?ados para ser incre¨ªblemente adictivos. Es la tecnolog¨ªa m¨¢s adictiva junto con las tragaperras¡±
P. ?Cu¨¢ndo planea que tengan un m¨®vil propio?
R. Creo que nadie deber¨ªa tener uno antes de los 16 a?os. De hecho, a los 18 tendr¨ªa m¨¢s sentido. Muchos adolescentes se enfadan conmigo cuando lo digo p¨²blicamente. Los padres deber¨ªamos introducir alternativas en sus vidas. Necesitan sentir que est¨¢n conectados a otras personas y un sentimiento de pertenencia a un grupo que reemplace lo que les dan los videojuegos o el uso excesivo de las redes. Depende del ni?o, pero eso podr¨ªa ser un deporte, el teatro, escribir¡ Gran parte de la comunicaci¨®n entre adolescentes se ha trasladado de las redes sociales a las aplicaciones de mensajer¨ªa, as¨ª que el impacto social de no estar en esas redes sociales no es tan grande; creo que ahora resulta m¨¢s sencillo eliminarlas de sus vidas.
P. ?Le han intentado convencer para que se abriera cuentas en redes sociales? Sus editores, por ejemplo.
R. Sol¨ªan intentarlo, pero ya han desistido (risas). Lo curioso es que, durante mucho tiempo, me consideraron raro. Algunas personas lo interpretaban como un rechazo agresivo a la modernidad. Por ejemplo, en 2016 escrib¨ª un art¨ªculo de opini¨®n para The New York Times en el que defend¨ªa que los j¨®venes daban demasiada importancia a las redes sociales pensando en su futuro trabajo y no cre¨ªa que fuera tan relevante como lo es desarrollar competencias. El peri¨®dico encarg¨® un art¨ªculo de respuesta para repudiar lo que dije, de tanto revuelo que surgi¨®. Parec¨ªa que hab¨ªa dicho que la democracia estaba sobrevalorada y deb¨ªamos traer de vuelta a un rey. Cuando di una charla TED al respecto, los organizadores estaban preocupados, cambiaron el t¨ªtulo y tuve que pedirles que volvieran a poner: ¡®¡®Vete de las redes sociales¡¯'. Todo eso cambi¨® desde que Trump fue elegido presidente; la gente se volvi¨® m¨¢s recelosa con las redes. La cultura cambia muy r¨¢pidamente en Estados Unidos Ahora la gente dice: ¡®¡¯Bien por ti¡¯¡¯.
P. Algunos consideran que las redes sociales son una extensi¨®n de la sociedad, ya que los debates de la vida real se trasladan a ellas. ?Dir¨ªa que eso es cierto o que, en el fondo, son irrelevantes?
R. Ninguna de las dos. Pienso que las conversaciones en las redes no ofrecen una muestra representativa de c¨®mo se siente la sociedad. Lo que tenemos son posturas extremas, tribales y raras que se imponen con fuerza, y comunidades molestas que luchan con incre¨ªble vehemencia. No representan c¨®mo se siente la gente corriente, aunque ejercen una enorme influencia en la pol¨ªtica y en los medios de comunicaci¨®n. Es como un espejo distorsionado: el mundo que se refleja en las redes no es una representaci¨®n precisa del mundo real, pero la gente en el poder hace como si lo fuera.
¡°El mundo que se refleja en las redes no es una representaci¨®n precisa del mundo real, pero la gente en el poder hace como si lo fuera¡±
P. Parece que durante los ¨²ltimos a?os hemos ido dedicando menos tiempo a algunas plataformas, como si nos hubi¨¦ramos cansado. ?C¨®mo cree que va a evolucionar el uso de las redes que utilizamos ahora?
R. Mi predicci¨®n es que se va a acabar eso de que haya pocas, pero enormes plataformas que todo el mundo usa. Creo que vamos a tener un mercado m¨¢s fragmentado. Unos preferir¨¢n una y otros preferir¨¢n otra, pero no te preguntar¨¢n c¨®mo es posible que no tengas TikTok, por ejemplo. Ahora hay tanta competencia que no tienen manera de mantener esa posici¨®n prominente.
P. Como ingeniero inform¨¢tico, ?c¨®mo se siente respecto al trabajo realizado en Silicon Valley? ?Alguna vez se plantea c¨®mo podr¨ªa haber contribuido usted, al menos en lo que respecta a la ¨¦tica?
R. Habr¨ªa sido interesante si hubiera trabajado para alguna de esas compa?¨ªas. En la universidad tuve una oferta de trabajo para ir a Microsoft y otra para ir al MIT (Massachusett Institute of Technology), y opt¨¦ por la v¨ªa acad¨¦mica, que me ofrec¨ªa m¨¢s flexibilidad, aunque no tanto dinero. No habr¨ªa sido feliz con una vida laboral estresante y saturada de correos electr¨®nicos; me habr¨ªa sentido miserable en cierto modo. Me interesa ver c¨®mo va a evolucionar Silicon Valley, aunque creo que se va a adaptar y le va a ir bien, igual que ahora ya no se limita a ese espacio geogr¨¢fico, sino que se ha expandido y ha dejado que los trabajadores teletrabajen para siempre.
P. ?C¨®mo cree que el metaverso y la realidad virtual van a influir en la forma de trabajar y en las dificultades para hacerlo con profundidad?
R. El impacto de estas tecnolog¨ªas ser¨¢ neutral con respecto al trabajo. Vamos a seguir en un mundo de pantallas o virtual. Lo que va a facilitar que podamos hacer un trabajo a fondo y concentrarnos m¨¢s va a ser algo de car¨¢cter filos¨®fico, no lo va a resolver la tecnolog¨ªa. No tenemos un problema tecnol¨®gico que impida que hagamos el trabajo, sino un problema de gesti¨®n. Necesitamos replantearnos c¨®mo trabajamos. El metaverso y la revoluci¨®n tecnol¨®gica no van a hacer el trabajo a fondo mejor o peor. No necesitamos nuevas herramientas, necesitamos revaluar el asunto.
Puedes seguir a EL PA?S TECNOLOG?A en Facebook y Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.