Un Estatut inservible
Normalizar la situaci¨®n pol¨ªtica en Catalu?a exigir¨ªa una reforma estatutaria que corrija el actual embrollo jur¨ªdico
La voluntad de alcanzar la independencia de Catalu?a es simplemente un programa pol¨ªtico, no una exigencia hist¨®rica, eso s¨ª, sostenido por varios partidos que suman una clara mayor¨ªa de esca?os en el Parlament (74 de 135), pero no una mayor¨ªa electoral igualmente s¨®lida (1.360.000 votos en las ¨²ltimas elecciones de 2021, frente a 1.332.000 de los no independentistas). El programa independentista ha sido un claro fracaso y el Gobierno al que dio origen la mayor¨ªa...
La voluntad de alcanzar la independencia de Catalu?a es simplemente un programa pol¨ªtico, no una exigencia hist¨®rica, eso s¨ª, sostenido por varios partidos que suman una clara mayor¨ªa de esca?os en el Parlament (74 de 135), pero no una mayor¨ªa electoral igualmente s¨®lida (1.360.000 votos en las ¨²ltimas elecciones de 2021, frente a 1.332.000 de los no independentistas). El programa independentista ha sido un claro fracaso y el Gobierno al que dio origen la mayor¨ªa de esca?os no funciona, como ha quedado de manifiesto en la ¨²ltima crisis, porque sus principales componentes, Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya, mantienen una l¨®gica y fuerte lucha por la supremac¨ªa y act¨²an movidos por una completa desconfianza.
Por encima de esta complicada situaci¨®n, existe otra evidencia todav¨ªa m¨¢s preocupante: Catalu?a lleva a?os en una situaci¨®n de absoluta anormalidad jur¨ªdica, porque su Estatuto de autonom¨ªa, un texto de 76 p¨¢ginas, es una especie de agujero negro que exige nada menos que otras 881 p¨¢ginas de una sentencia para ser interpretado. Normalizar la situaci¨®n pol¨ªtica en esa comunidad exigir¨ªa una reforma estatutaria que delimite las ¨¢reas de conflictividad con el Estado central y corrija el embrollo jur¨ªdico actual, pero nada hace pensar que esa reforma sea posible a corto o incluso medio plazo. El l¨ªo provocado por el Estatuto de 2006 entre el Estado central y la autonom¨ªa sigue en llamas.
El Estatuto de 2006 reform¨® el aprobado en 1979, pocos meses despu¨¦s de la entrada en vigor de la Constituci¨®n. De acuerdo con las normas de procedimiento establecidas, su reforma sigui¨® el siguiente tr¨¢mite: 1) aprobaci¨®n de la iniciativa de la propuesta de reforma por el Parlamento de Catalu?a; 2) debate y enmienda de dicha propuesta en las dos C¨¢maras del Parlamento espa?ol, Congreso y Senado, y 3) refer¨¦ndum celebrado el 18 de junio de 2006, con baja participaci¨®n (48%) pero amplia mayor¨ªa favorable (73,9% de s¨ªes). La reforma devino formalmente ley org¨¢nica, y parte del llamado bloque de constitucionalidad, es decir del conjunto de normas jur¨ªdicas que el Tribunal Constitucional tiene en cuenta como par¨¢metro para determinar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de otras.
Result¨®, sin embargo, que el Partido Popular, dirigido ya por Mariano Rajoy, recurri¨® ante el Alto Tribunal y que cuatro a?os despu¨¦s de aprobado en refer¨¦ndum, el Constitucional emiti¨® una sentencia en la que declaraba inconstitucionales 14 preceptos del Estatut y adoptaba una decisi¨®n de car¨¢cter interpretativo en otros 27. La sentencia ocupa 881 folios: 449 de antecedentes, 234 de fundamentos jur¨ªdicos, 3 del fallo y 197 de los votos particulares de cinco magistrados.
Recordar todo este proceso y la situaci¨®n del actual Estatut no justifica la ilegal consulta sobre la independencia del 1 de octubre de 2017 ni la incomprensible proclamaci¨®n de la Rep¨²blica catalana el d¨ªa 10 del mismo mes, suspendida segundos despu¨¦s por el propio president de la Generalitat, Carles Puigdemont. Tampoco, la absoluta falta de liderazgo de Mariano Rajoy en aquellos d¨ªas, realmente demoledora, como demuestra el inquietante informe Operaci¨®n Recuperar Soberan¨ªa, publicado por este diario el domingo pasado. Lo que cuenta Miguel Gonz¨¢lez exigir¨ªa una explicaci¨®n inmediata de Rajoy y de la exministra de Defensa Dolores de Cospedal, capaz de firmar casi en blanco y sin autorizaci¨®n del Consejo de Ministros la puesta en marcha de mecanismos militares de infausto recuerdo.
Catalu?a, fracasado el programa pol¨ªtico independentista de ERC y JxC, sigue enfrentada a un encuadre jur¨ªdico extra?o: las fuerzas pol¨ªticas, incluidas las no independentistas, saben que el Estatuto en vigor es casi incomprensible en algunas partes, y en otras, dudosamente aplicable. Su texto incluye elementos, como los que regulan la financiaci¨®n, que deber¨ªan ser razonablemente objeto de negociaci¨®n seg¨²n las circunstancias del momento, y que sin embargo te¨®ricamente forman parte ahora mismo del bloque de constitucionalidad, lo que es un absurdo. Todo el proceso que llev¨® a la sentencia del Constitucional y al actual Estatut fue un desastre. Habr¨ªa que abordarlo de nuevo, pero parece improbable porque la instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica que destruy¨® aquel proceso sigue vigente, empeorada si cabe por un Tribunal Constitucional que no logra completar sus miembros. Peor, imposible.
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