Lo dicen grandes empresarios
La responsabilidad voluntaria de las empresas en temas ambientales y sociales no es suficiente. Hace falta legislar
Hace ya a?os surgieron unas siglas, ESG, que se supon¨ªa que iban a cambiar el mundo de los negocios. Grandes empresarios de todo el mundo, pero principalmente estadounidenses, anunciaron en 1999 que hab¨ªa quedado obsoleto el principio seg¨²n el cual la principal y ¨²nica obligaci¨®n de los gestores de un negocio era maximizar el beneficio de sus accionistas (y el suyo propio, claro).
Sonaba muy bien: los hombres y mujeres de negocios del mundo, dijo aquel manifiesto, deb¨ªan ajustar en lo sucesivo sus pr¨¢cticas comerciales a est¨¢ndares ambientales, de justicia social y de gobernanza (ESG, en ingl¨¦s), y los accionistas deb¨ªan responsabilizar cada vez m¨¢s a las corporaciones no solo de las ganancias que les daban, sino tambi¨¦n de la forma en que trataban a sus empleados y a las comunidades donde hac¨ªan sus negocios.
Pasados los a?os, parece que muchos de esos empresarios se han convencido de que la ¨²nica manera de llegar a ese punto ser¨¢ cuando los gobiernos lo regulen y exijan, porque, sinceramente, adaptarse voluntariamente, muy pocos lo han hecho.
Las siglas fueron muy pronto incluidas en mensajes corporativos y en entrevistas con grandes empresarios. Se propon¨ªan cambiar las cosas porque el mundo hab¨ªa cambiado, y ellos quer¨ªan aportar, sin que se les exigiera, otra manera de hacer las cosas.
Hace pocas semanas se organiz¨® en Estados Unidos una conferencia para valorar el ¨¦xito de la iniciativa y parece que, reunidos de nuevo, grandes empresarios han llegado a la conclusi¨®n de que las siglas ESG son ¡°demasiado imprecisas¡± y que, a la hora de la verdad, la mejor forma de producir esos cambios necesarios es que sean los gobiernos los que fijen las reglas.
¡°Los criterios ESG no se propusieron nunca como una panacea. Necesitamos regulaci¨®n gubernamental¡±, explic¨® la famosa abogada Sherrilyn Ifill, profesora de Derecho y directora del Fondo de Defensa Legal de la Asociaci¨®n Nacional para el Progreso de las Personas de Color. Y Kenneth Chenault, presidente y director gerente de la firma de capital de riesgo General Catalyst y ex director ejecutivo de American Express, hizo unas sorprendentes declaraciones: ¡°Uno de los puntos importantes para m¨ª cuando era director ejecutivo fue el reconocimiento de que las corporaciones existen porque la sociedad nos permite existir. No tenemos derecho. Y a veces creo que la gente se olvida de eso¡±. (As¨ª lo cuentan en Harvard Law Review, que publica un amplio resumen de la conferencia ¡®Reimaginando el papel de los negocios en la plaza p¨²blica¡¯).
En realidad, se esboza un cambio de mentalidad formidable. Quiz¨¢s, insin¨²an algunos participantes, la amenaza creciente del cambio clim¨¢tico, las protestas por el asesinato de George Floyd (el estadounidense que muri¨® bajo la rodilla de un polic¨ªa blanco), la indignaci¨®n ante los asesinatos de mujeres, el aumento de la desigualdad econ¨®mica, la pandemia de la covid y la evidencia de la necesidad de una sanidad p¨²blica fuerte est¨¦n insuflando realismo a quienes creyeron que bastaba con a?adir las siglas en sus objetivos empresariales para que el mundo cambiase. Y ahora se dan cuenta de que solo ser¨¢ posible con la acci¨®n de los gobiernos, de los pol¨ªticos a los que tantas veces exig¨ªan que se mantuvieran lejos de sus puertas.
¡°Los cr¨ªticos m¨¢s mesurados de ESG¡±, seg¨²n Harvard Review, ¡°han tenido menos problemas con los objetivos filos¨®ficos que con la realidad b¨¢sica del movimiento: falta de transparencia y responsabilidad de las corporaciones, mediciones inconsistentes o confusas, marketing falso, datos confusos, calificaciones defectuosas y una tendencia a prometer en exceso y cumplir insuficientemente¡±.
En el debate se aport¨® un estudio sobre 100 transacciones por valor de 700.000 millones de d¨®lares y qued¨® claro que los gestores hab¨ªan negociado grandes primas para sus accionistas y para s¨ª mismos, pero no mejoras para sus empleados ni protecci¨®n para las comunidades afectadas o el medio ambiente. Los criterios ESG fueron un puro cuento.
As¨ª que ?c¨®mo se responsabiliza realmente a esas personas por esos pretendidos compromisos? Oblig¨¢ndolos. En la conferencia qued¨® claro que los ejecutivos no son competentes para tomar decisiones sobre el futuro de la sociedad. Son los pol¨ªticos elegidos democr¨¢ticamente, no los l¨ªderes empresariales, quienes deber¨ªan decidir sobre temas sociales. Lo dicen grandes empresarios.
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