Nada m¨¢s perturbador
No hay otro lugar como Afganist¨¢n, donde hombres incapaces de entender el mundo ejercen el poder sin l¨ªmite
No hay probablemente nada m¨¢s emocionante en estos momentos, cuando empieza un nuevo a?o, que abrir la p¨¢gina de la NASA donde se almacenan las fotos tomadas por el telescopio James Webb, una prodigiosa c¨¢mara, una maravilla tecnol¨®gica, situada a unos 1,5 millones de kil¨®metros de la Tierra que nos ha dado acceso, por primera vez, a im¨¢genes nunca vistas, conmovedoras, del universo en el que vivimos. Las descripciones que figuran debajo de cada imagen quitan el aliento: ¡°Un campo de P.E.R.L.A.S extragal¨¢cticas, tachonado de diamantes gal¨¢cticos¡±, ¡°j¨®venes estrellas en sus primeras fases de formaci¨®n¡±, ¡°los Pilares de la Creaci¨®n: nuevos detalles que iluminan esta regi¨®n de formaci¨®n estelar¡±, ¡°?Webb atrapa un reloj de arena ardiente mientras se forman nuevas estrellas¡±¡
Nada puede perturbar, inquietar o alterar m¨¢s el ¨¢nimo que esas portentosas fotograf¨ªas, nada salvo el hecho de que hacen estallar, al mismo tiempo, en nuestra conciencia la incre¨ªble estupidez de los seres humanos que infringen sufrimiento a otros. A solo un clic aparece la cr¨®nica de c¨®mo un gobierno, en Afganist¨¢n, anuncia que no permitir¨¢ estudiar ni trabajar a la mitad de su poblaci¨®n: las ni?as, adolescentes y mujeres, a las que odia por encima de cualquier otra fe o creencia y que est¨¢ dispuesto a sumir en la ignorancia y en la desgracia.
No hay otro lugar en la Tierra donde un grupo de hombres, totalmente incapaces de comprender el mundo, junto con una intenci¨®n rencorosa y cruel, se alcen con el poder y lo ejerzan sin l¨ªmite. Incluso en Ir¨¢n, donde ya se han registrado m¨¢s de 500 muertos en las manifestaciones contra el Gobierno de los ayatol¨¢s y su pol¨ªtica de acoso a las mujeres, ¨¦stas pueden estudiar y trabajar. La extraordinaria Maryam Mirzakhani, por ejemplo, que gan¨® el Premio Fields y que falleci¨® prematuramente a los 40 a?os, estudi¨® Matem¨¢ticas en la Universidad de Teher¨¢n, aunque desarroll¨® su carrera en Estados Unidos, y su colega, tambi¨¦n matem¨¢tica, Farideh Firoozbakht dio clases en la universidad de Isfah¨¢n.
Nada de eso ser¨ªa posible en Afganist¨¢n. Incomprensiblemente, la noticia de que el Gobierno expulsaba de la universidad a todas las mujeres que estudiaban en ella no ha provocado una reacci¨®n internacional apropiada, sino t¨ªmidas protestas, como si Afganist¨¢n fuera ya un territorio extraterrestre, donde no es posible que rijan las mismas m¨ªnimas leyes que en el resto del mundo. Cierto que el ministro de Asuntos Exteriores espa?ol lanz¨® un tuit de protesta y que la Conferencia de Rectores de Universidades hizo p¨²blico un comunicado en el mismo sentido. Pero eso es todo. Que se sepa, la Uni¨®n Europea no ha puesto en marcha un programa para acoger gratuitamente en nuestros pa¨ªses a todas aquellas mujeres afganas que deseen seguir estudiando; tampoco se sabe que existan medidas urgentes para sacar del pa¨ªs a todas aquellas familias que tengan hijas y quieran que reciban educaci¨®n secundaria, tambi¨¦n prohibida en su pa¨ªs.
Algunas ONG internacionales importantes, como Save the Children, el Consejo Noruego para los Refugiados y Care Internacional, han anunciado que abandonar¨¢n el pa¨ªs si no se permite que sus empleadas afganas vuelvan a sus puestos de trabajo. ¡°No podemos llegar de forma eficaz a ni?os, mujeres y hombres que necesitan ayuda desesperadamente sin nuestro personal femenino¡±, explicaron. No se sabe todav¨ªa, sin embargo, qu¨¦ han decidido las agencias de la ONU, que realizan tambi¨¦n una enorme labor en Afganist¨¢n, azotado por una de las peores crisis humanitarias de su historia. ?Seguir¨¢n en Afganist¨¢n si se mantiene la prohibici¨®n de que contraten a mujeres? El hecho de que el pa¨ªs no pueda sobrevivir sin la labor humanitaria de la ONU no deber¨ªa ser excusa para aceptar la expulsi¨®n de las mujeres afganas. La decisi¨®n final est¨¢ en manos de Kabul. Naciones Unidas no aceptar¨ªa que el Gobierno talib¨¢n le impusiera la obligaci¨®n de trabajar con esclavos. ?O s¨ª?
Si algo asombra al contemplar las im¨¢genes del telescopio James Webb es la certeza de que ese espacio incre¨ªblemente retratado sigue muchas de las mismas reglas f¨ªsicas y matem¨¢ticas que rigen en la Tierra. Reglas que est¨¢n al alcance de la comprensi¨®n humana y sin las que el universo no ser¨ªa igual. Las reglas de la humanidad tambi¨¦n son ¨²nicas.
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