Pregunte siempre qu¨¦ significa

El truco es viejo. Alguien que desea vender algo empieza por utilizar palabras incomprensibles, supuestamente t¨¦cnicas, apabullantes. Palabras que dejan a quien las escucha un tanto achicopalado, dispuesto a dejarse embaucar por ese l¨¦xico que aparenta un conocimiento superlativo de quien lo usa. Y que a la vez transmite de forma subliminal al cliente la idea de que ¨¦l es un ignorante en la materia y no debe cuestionar lo que le diga el ofertante, sino asumirlo con humildad y sin rechistar.

Eso explica que la gente compre con agrado frigor¨ªficos con multi air flow y compresor inverter, con caj¨®n chiller box, dotados de auto sense y de pannel full touch y tecnolog¨ªa protex. Y televisores provistos de quantum dot display y de peak illuminator pro, adem¨¢s de sonido con subwoofer inal¨¢mbrico y conexiones HDMI BT multiroom. Como dicen por Twitter, ¡°da igual cu¨¢ndo leas esto¡±.

Lo corroboramos con el siguiente anuncio de Panasonic: ¡°Nada menos que el nuevo NV-FS 90 con 4 cabezales que dispone de sonido est¨¦reo NICAM de alta fidelidad y posee Jog & Shuttle y un sistema de edici¨®n por inserci¨®n¡±. Parece todo modern¨ªsimo, ?verdad?: el ¨²ltimo grito, un anuncio de ayer mismo. ?Pues tiene m¨¢s de 23 a?os! Las palabras que no nos dicen nada sirven lo mismo para entonces que para ahora. Porque s¨ª quieren decir algo: que el cliente no tiene ni idea, que quien sabe todo es el que vende. Y que hay que fiarse de ¨¦l a cierraojos.

Usaban este truco pol¨ªticos y publicistas. Despu¨¦s llegaron los inform¨¢ticos, y el t¨¦cnico de la caldera, y el amigo que se hace el entendido en algo¡­ Y ¨²ltimamente lo padecemos tambi¨¦n en el trato con el banco.

Algunos empleados bancarios ya nos ven¨ªan hablando de ¡°aperturar¡± una cuenta y cosas as¨ª, para darse importancia. Ahora, acuciados quiz¨¢s por exigentes objetivos comerciales, ante cualquier gesti¨®n nos conminan a firmar antes un contrato de asesoramiento. Y a menudo lo presentan indebidamente como obligatorio para cualquier tr¨¢mite, as¨ª sea un simple traslado de la cuenta de una sucursal a otra. Y si el cliente pregunta por qu¨¦ debe suscribir ese contrato antes de ejecutar algo tan sencillo, le dir¨¢n que se trata de una normativa europea. ¡°?Qu¨¦ normativa?¡±. Vaya, el cliente ha salido respond¨®n (bueno, en realidad ha salido pregunt¨®n). Y el empleado tal vez le conteste: ¡°Es la directiva MIFI¡±. Se supone que en ese punto la mayor¨ªa de la gente se calla. Pero es ah¨ª cuando hay que venirse arriba: ¡°?Directiva MIFI? ?Y qu¨¦ significan esas siglas?¡±. ¡°Ah, no lo s¨¦¡±, le responder¨¢n quiz¨¢s. (Pues vaya, s¨ª que empieza bien el asesoramiento).

La directiva se llama en realidad MIFID (Markets in Financial Instruments Directive, o directiva sobre instrumentos de mercados financieros), y no obliga al usuario a nada, sino al banco en ciertos casos de inversiones cuando el cliente pretenda emprenderlas. Pero claro, con esas siglas incomprensibles, tan incomprensibles que no las comprende ni quien las pronuncia, se produce el efecto avasallador ante el humilde cuentacorrentista cuya situaci¨®n econ¨®mica no est¨¢ precisamente para invertir en los mercados de futuros, sino, como mucho, para administrar una sencilla operaci¨®n de ingresos y gastos y sin necesidad alguna de adentrarse ni en los seguros de ahorro P2000, PVI o Unit Linked ni en los fondos Sicavi o Sustainable Global Thematic Portfolio.

Cuando un vendedor, un gestor o un t¨¦cnico le suelte un palabro intimidante, pregunte usted: ¡°?Y eso qu¨¦ significa?¡±. A veces los ver¨¢ sudar para explicarlo.

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