Atenci¨®n a los ejemplos
Pedro S¨¢nchez dijo en femenino solamente una de las ocupaciones que cit¨®: cajera
Pedro S¨¢nchez incurri¨® durante su presencia en el programa Lo de ?vole (La Sexta) el 25 de junio en algunas desatenciones ling¨¹¨ªsticas, disculpables si se miran de una en una (nadie est¨¢ libre de lapsus y errores) pero interpretables en su conjunto como una nueva muestra del lenguaje pol¨ªtico de hoy, al que podemos sumar el period¨ªstico. (Esto de ¡°Podemos Sumar¡± ha debido de ser una trampa de mi subconsciente).
El jefe del Gobierno, dentro de la propensi¨®n pol¨ªtica de alejarse del idioma de los hablantes y de nuestra literatura, no evit¨® esdrujulizar palabras agudas o llanas: ¡°Horadar la cr¨¦dibilidad¡±, ¡°la d¨¦shumanizaci¨®n del adversario¡±, ¡°el ¨ªncumplimiento de la legalidad¡±, ¡°con m¨¢nipulaciones como el famoso Falcon¡±¡
A este avi¨®n le ha dado S¨¢nchez ¡°el mismo uso que el resto de presidentes¡±, pero eso no lo dir¨ªa as¨ª la gran mayor¨ªa de los hispanohablantes, quienes incluir¨ªan el ar?t¨ªculo propio de las formaciones partitivas; y tampoco usar¨ªan ¡°en base a¡± (¡°en base a tres cosas¡±; ¡°en base a mentiras¡±, dijo), locuci¨®n en la cual las preposiciones en y a no est¨¢n justificadas en espa?ol (Diccionario Panhisp¨¢nico) ni, ?sorpresa!, tampoco en ingl¨¦s ni en franc¨¦s (on the basis of y sur la base de).
A esto hay que a?adir fallos de concordancia (¡°cosas que d¨¢bamos por hecho¡±; ¡°que en ayuntamientos se proh¨ªba las concentraciones contra la violencia machista¡±; ¡°el reproche de much¨ªsimos de esas familiares¡±); un que¨ªsmo (¡°a sabiendas [de] que no es verdad); un pleonasmo (¡±funcionarios p¨²blicos¡±); un verbo cambiado de conjugaci¨®n (¡°vertir maldades¡± [por ¡°verter¡±]), y un caso m¨¢s de relegaci¨®n de ¡°cuyo¡± (¡°me encontr¨¦ con una madre que se hab¨ªa suicidado su hijo¡±). No me imagino hablando as¨ª a Alcal¨¢ Zamora, ni a Aza?a, ni a Fraga, ni a Su¨¢rez, ni a Gonz¨¢lez, ni siquiera (hoy estoy generoso) a Aznar. Al comparar discursos de anta?o y de hoga?o se aprecian algunas diferencias.
Ahora bien, a¨²n me llam¨® m¨¢s la atenci¨®n la frase contenida en el audio que abri¨® el programa, le¨ªda por S¨¢nchez en un discurso el 31 de mayo: ¡°A la hora de la verdad, en una urna vale lo mismo el voto de un conductor de autob¨²s que el del propietario de un canal de televisi¨®n. Cuenta lo mismo el voto de una cajera en un supermercado que el del presidente de un banco¡±. Opon¨ªa as¨ª empleos de remuneraci¨®n relativamente baja con otros de la alta escala social.
En la izquierda se abusa de las duplicaciones, pero m¨¢s eficaces en pos de la igualdad nos parecen los ejemplos que ilustran un discurso. En esa frase, S¨¢nchez expresa en femenino una de las cuatro ocupaciones que cita. Perd¨ªa as¨ª la ocasi¨®n de decir, por ejemplo, ¡°directoras o presidentas de medios¡± (ah¨ª est¨¢n los casos de Elena S¨¢nchez en RTVE, Pepa Bueno en EL PA?S, Gabriela Ca?as en Efe, Montserrat Dom¨ªnguez en la SER¡): o ¡°presidentas y directivas de bancos¡± (Ana Bot¨ªn, Mar¨ªa Dolores Dancausa, Christine Lagarde¡). S¨®lo feminiz¨® lo que ya se ve feminizado, y reserv¨® al masculino los empleos de mayor poder.
La izquierda suele repetir duplicaciones positivas o neutrales (trabajadores y trabajadoras, empleados y empleadas) y olvida las que percibe negativas (empresarios y empresarias, banqueros y banqueras...), pese a que las mujeres tambi¨¦n ejercen esos trabajos.
Conviene cuidar los ejemplos de un discurso, porque activan est¨ªmulos entre la audiencia. De igual modo, la calidad del lenguaje p¨²blico vivifica en los dem¨¢s el deseo de expresarse con elegancia, claridad y argumentos. La parte buena es que en todo esto S¨¢nchez tiene margen de mejora.
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