La bandera de la austeridad que Aznar vuelve a agitar
El expresidente anuncia que habr¨¢ que volver al ¡°rigor fiscal¡±, cuando lo que hay que hacer es evitar la cat¨¢strofe social
El expresidente de Gobierno Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que habla como si fuera quien mandase en el Partido Popular, ya ha adelantado su opini¨®n: tras el pr¨®ximo domingo tocar¨¢ apretarse el cintur¨®n; habr¨¢ que regresar a la ¡°disciplina¡± y al ¡°rigor fiscal¡±. Como esos mensajes van inevitablemente unidos a los principios del programa electoral de ese partido -bajar los impuestos y el d¨¦ficit p¨²blico- y no existen los milagros aunque Aznar lo crea (una vez declar¨® a The Wall Street Journal: ¡°El milagro soy yo¡±) solo queda una salida: reducir el gasto p¨²blico. Y en Espa?a reducir de verdad el gasto p¨²blico significa disminuir el gasto social (por ejemplo, los 190.000 millones de euros en pensiones). Achicar el Estado de Bienestar.
Ello no importa a Aznar. Se conoce desde hace bastantes a?os su opini¨®n. Lo dej¨® escrito en uno de sus libros (Libertad y solidaridad) en 1991, antes de llegar al Gobierno: ¡°El Estado de Bienestar es incompatible con la sociedad actual. Tenemos que tenerlo muy claro; el Estado de Bienestar se ha hundido por su propia insuficiencia y anacronismo¡±. Y del mismo modo que hoy subraya que existe un estilo pol¨ªtico muy claro, la arrogancia y el narcisismo in¨²til que representa S¨¢nchez frente a la competencia ¨²til de Nu?ez Feij¨®o, en el libro citado dijo que el debate mantenido por los socialistas sobre el welfare por desear un modelo dirigista, encubr¨ªa ¡°un complejo de inferioridad¡±. Narcisismo, inferioridad: Aznar hablando siempre de los complejos de los dem¨¢s.
La austeridad, se ha demostrado todav¨ªa hace poco, es una idea muy peligrosa mal aplicada. O aplicada a quienes no deber¨ªan sufrirla. Ha escrito el analista alem¨¢n Wolfgang M¨¹nchau que la austeridad no es un compromiso entre el dolor a corto plazo y el beneficio a largo plazo, sino que tambi¨¦n empeora la situaci¨®n de los ciudadanos a la larga. Con el regreso de las reglas fiscales a Europa vuelven tambi¨¦n las restricciones presupuestarias rigurosas.
Pero hoy el terreno de juego es distinto del de la Gran Recesi¨®n de 2007-2008. Europa no se juega su futuro inmediato en mantener unos equilibrios macroecon¨®micos artificiosos (3% de d¨¦ficit, 60% de deuda p¨²blica) sino que sus prioridades son otras: primero, evitar una cat¨¢strofe social (en buena medida derivada de la pol¨ªtica de la Gran Recesi¨®n) por las consecuencias de la pandemia de covid y del confinamiento de todo el mundo (cada vez hay m¨¢s pobres con trabajo y con vivienda que no llegan a fin de mes, pensionistas que pelean calle por calle sus derechos de jubilaci¨®n, y j¨®venes que han devenido en el ¡°proletariado emocional¡± de nuestros d¨ªas) y pol¨ªtica (explosi¨®n de las fuerzas de extrema derecha, la mayor parte de ellas en contra de este proyecto europeo).
Segundo, la transici¨®n ecol¨®gica. La emergencia clim¨¢tica no es de ma?ana sino de hoy. El objetivo de neutralidad de las emisiones de gases de efecto invernadero est¨¢ situado en 2050. El economista Olivier Blanchard cuenta una historieta en un tuit: la Tierra est¨¢ arrasada; un anciano le dice a un joven: ¡°S¨ª, la mala noticia es que la Tierra est¨¢ arrasada, pero la buena es que la deuda est¨¢ por debajo del 60% del PIB¡±. Tercero, la transici¨®n digital y las industrializaci¨®n; los conflictos b¨¦licos han desvelado los problemas de estrangulamiento de los abastecimientos e inseguridad en todo tipo de componentes y de industrias, incluidas las alimentarias. Y cuarto y no menos importante, el haberse convertido en el escenario de una guerra, la de Ucrania, a la que habr¨¢ que seguir apoyando financiera y militarmente, sin que a estas alturas sea posible pronosticar por cuento tiempo.
Ante la emisi¨®n de se?ales por parte de los halcones europeos o de la Comisi¨®n Europea -en distintos grados y f¨®rmulas- sobre la necesidad de ajustes fiscales y la disputa en t¨¦rminos de la futura gobernanza econ¨®mica de la zona, m¨¢s la pol¨ªtica de una pol¨ªtica monetaria restrictiva protagonizada por el Banco Central Europeo, cuidado. No sea que el rigor termine en rigor mortis, y haya que comenzar de nuevo. Como ayer.
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