?Tiene que llegar una mujer a los 93 a?os para que le reconozcan su trayectoria art¨ªstica?
Tras toda una carrera como artista, Faith Ringgold no ha tenido su primera retrospectiva hasta acariciar su centenario. Llevar¨¢ d¨¦cadas lograr una representaci¨®n justa de la obra de mujeres en los museos
La primera retrospectiva de la artista afroamericana Faith Ringgold (Harlem, Nueva York, 1930) en Chicago se inaugur¨® el 18 de noviembre en el Museo de Arte Contempor¨¢neo (MCA). Forma parte de la Iniciativa de Mujeres Artistas del MCA, que desde 2015 dispone de un mill¨®n anual para la adquisici¨®n de obras hechas por mujeres, buscando conseguir la equidad de g¨¦nero en el museo. Es, adem¨¢s, una de las primeras exposiciones biling¨¹es, otra de las implementaciones del museo para ser m¨¢s inclusivo con la comunidad hispanohablante. Pero, aunque reconocer la magnitud de la trayectoria art¨ªstica de Faith Ringgold simboliza el reequilibrio del canon art¨ªstico, plantea muchos interrogantes: esta retrospectiva es tambi¨¦n la primera exposici¨®n en solitario de la artista en la ciudad. ?Por qu¨¦ ahora, despu¨¦s de 60 a?os de carrera y a sus 93 a?os?
Hija de una dise?adora de moda, Faith Ringgold se dio a conocer por sus quilts (colchas narrativas) que empez¨® tejiendo con su madre. Narraba historias, denunciaba injusticias. Sus t¨ªtulos lo dicen todo ¡ªViolaci¨®n de esclava 1 o La bandera est¨¢ sangrando¡ª. La historia de Ringgold es la de una artista negra tratando de encontrar su lugar en una sociedad supremacista patriarcal liderada por hombres blancos. La artista, con 16 doctorados honoris causa, ha sido clave para la concienciaci¨®n sobre la necesidad de crear una sociedad m¨¢s inclusiva. Durante los a?os setenta particip¨® activamente en la lucha por los derechos civiles, fundando diversas organizaciones feministas y antirracistas. Protest¨® por el encarcelamiento de Angela Davis y comisari¨® una exposici¨®n en contra de la guerra en Vietnam. Su serie m¨¢s conocida, American People, que da t¨ªtulo a la retrospectiva, expone la tensi¨®n racial que estall¨® en EE UU con los Panteras Negras y que sigue vigente, reivindic¨¢ndose a trav¨¦s del Black Lives Matter.
Pese a la relevancia de sus piezas y a mantenerse presente y prol¨ªfica durante m¨¢s de medio siglo, no fue hasta 2017 que uno de los museos m¨¢s importantes del mundo, la Tate Modern de Londres, la incluy¨® en una exposici¨®n colectiva sobre arte negro. A partir de entonces las instituciones culturales de envergadura empezaron a mostrarse interesadas en su trayectoria. En 2019 su mural Die (morir), inspirado en el Guernica, fue colgado en el MoMA junto a Las se?oritas de Avignon, de Picasso, convirti¨¦ndose en uno de los principales reclamos del museo. Y en 2022, la revista Time reconoc¨ªa a Ringgold como una de las 100 personas m¨¢s influyentes del mundo, coron¨¢ndola de repente como una de las grandes artistas de nuestro tiempo.
La historia del arte est¨¢ llena de mujeres que obtuvieron un reconocimiento tard¨ªo, como Cecilia Vicu?a o Carmen Herrera, que vendi¨® su primer cuadro a los 89 a?os. Seg¨²n un art¨ªculo de la periodista Jillian Steinhauer en la revista Believer, la mejor manera de tener ¨¦xito como artista siendo mujer es tener al menos 70 a?os, tener a la muerte acechando, y haber pasado la vida creando una obra que apenas ha sido mostrada. ¡°De esta forma eres una apuesta segura al mismo tiempo que un descubrimiento¡±.
Seg¨²n el informe Burns Halperin de 2022, que explora la representaci¨®n en el mercado del arte en los ¨²ltimos 12 a?os, en 2019 la media de adquisiciones de obras realizadas por mujeres en los museos de EE UU represent¨® solo el 11%. ¡°Es como si fu¨¦ramos cangrejos: si una o dos logramos salir del cubo, nos hace ilusi¨®n. ?Por qu¨¦ lo celebramos? ?Deber¨ªamos estar protestando!¡±, comentaba la artista Mickalene Thomas a Artnet, una web dedicada al mercado de compra y venta de arte.
Pero ?c¨®mo evitar que las artistas sigan teniendo reconocimientos tan tard¨ªos? En la sede del MCA, un museo de Chicago mayoritariamente dirigido por mujeres, Madeleine Grynsztejn, la directora, explica que para conseguir una representaci¨®n igualitaria las instituciones ¡°tienen que comprometerse profunda, intencional y estructuralmente con este objetivo, no por una cuesti¨®n de moda o est¨¦tica¡±. Y a?ade rotunda: ¡°Se deja constancia de este compromiso no solo en exposiciones temporales, sino en las colecciones permanentes y en las publicaciones. Este compromiso tiene un coste econ¨®mico much¨ªsimo m¨¢s elevado, pero es ¨¦ticamente imperativo¡±. En los 15 a?os que lleva al frente del MCA los resultados empiezan a brillar: ha sido el museo que ha adquirido m¨¢s obras de artistas que hist¨®ricamente hab¨ªan sido pasados por alto. Han duplicado la media nacional, adquiriendo un 25% de obras de mujeres y cuatro veces m¨¢s que el promedio al obtener un 10% de obras de artistas afroamericanos. Jamillah James, comisaria de la retrospectiva sobre Ringgold, dice, tras una visita guiada a la exposici¨®n, que ¡°es fundamental que las instituciones contraten a comisarios que garanticen la diversidad en los artistas que exponen y que ayuden al p¨²blico a ver el mundo de forma diferente¡±.
Mar¨ªa ?ngeles L¨®pez Fern¨¢ndez-Cao, catedr¨¢tica de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, se?ala que en el sistema del arte debe darse ¡°una democracia efectiva y una igualdad real¡±. Y en este sentido destaca la labor de la asociaci¨®n MAV (Mujeres en las Artes Visuales), que lleva d¨¦cadas denunciando la sobrerrepresentaci¨®n masculina en el sistema del arte espa?ol, pese a que el 70% de los estudiantes formados en la Academia son mujeres. Y la necesidad de revisar los libros, textos y manuales de historia del arte a lo largo de la historia. ¡°Cuando un joven no ve m¨¢s que artistas hombres occidentales como representantes de la creaci¨®n, no s¨®lo recibe una visi¨®n distorsionada y falsa del pasado, sino que recibe la legitimaci¨®n de una superioridad occidental y masculina en t¨¦rminos de creaci¨®n. Y eso se llama ceguera epistemol¨®gica e injusticia cognitiva. Y es muy grave¡±, enfatiza. ¡°Un ejemplo fue la expulsi¨®n de la genealog¨ªa cultural espa?ola de toda la generaci¨®n intelectual femenina del 27, con Maruja Mallo a la cabeza, lo que impact¨® en la construcci¨®n simb¨®lica de nuestra sociedad¡±. Siguiendo el pensamiento de L¨®pez Fern¨¢ndez-Cao, esta creencia instaurada de que solo las acciones llevadas a cabo por hombres occidentales son valiosas y lo dem¨¢s es digno de olvido contribuye a una violencia simb¨®lica que propicia una deslegitimaci¨®n real. De continuar as¨ª ¡°estamos jerarquizando al ser humano. Por ello muchos museos est¨¢n llevando a cabo una profunda revisi¨®n de su filosof¨ªa y sus presupuestos, y est¨¢n cambiando los paradigmas¡±.
El problema central reside en el canon art¨ªstico, que define las normas y valores para el reconocimiento hist¨®rico. Constanza Tob¨ªo, catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad Carlos III de Madrid, destaca que a¨²n en el caso de que la obra de estas mujeres llegue a ser muy reconocida en vida, pasan a ser olvidadas una vez muertas. ¡°As¨ª ocurri¨® con Artemisia Gentileschi, Lavinia Fontana, Francesca Caccini, Barbara Strozzi y Marie de Gournay, entre otras muchas¡±. Algo que secunda L¨®pez Fern¨¢ndez-Cao: ¡°Cuando esas brillantes trayectorias pasan a la historia escrita, son adaptadas al canon patriarcal y eliminadas de los ismos y las genealog¨ªas art¨ªsticas s¨®lo de hombres occidentales realizadas por hombres occidentales¡±.
La clave est¨¢ en una revisi¨®n hist¨®rica y una programaci¨®n cultural objetiva e inclusiva que permita una amplitud de prisma y sea m¨¢s representativa en cuanto a movimientos, obras y artistas. Como destaca Jamillah James, ¡°las instituciones art¨ªsticas avanzan en la direcci¨®n adecuada¡±, pero conseguir una representaci¨®n justa puede tardar d¨¦cadas, incluso siglos.
?Figurar¨¢ Faith Ringgold en los libros de historia del arte?
¡°Urge dejar constancia del compromiso en las colecciones permanentes. Cuesta m¨¢s, pero es imperativo¡±Madeleine Grynsz?tejn, del MCA
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