El pensamiento ind¨ªgena influy¨® m¨¢s de lo que pensamos en la Ilustraci¨®n
Contra lo que sostiene el canon oficial desde hace casi 250 a?os, la filosof¨ªa del Siglo de las Luces recogi¨® la influencia de voces y culturas de fuera de Europa
M¨¢s all¨¢ del debate en los museos, la herencia del colonialismo es un monumental entuerto en la peque?a Europa. Tambi¨¦n en la rama del pensamiento. Si, como dec¨ªa el fil¨®sofo estadounidense Arthur O. Lovejoy, las ideas son las cosas que m¨¢s migran en el mundo, en filosof¨ªa hay una oscura laguna en forma de pregunta: ?la Ilustraci¨®n fue solo un viaje de ida, un conjunto de conceptos irradiados desde territorios europeos al resto del mundo? Algunas voces afirman que no, ...
M¨¢s all¨¢ del debate en los museos, la herencia del colonialismo es un monumental entuerto en la peque?a Europa. Tambi¨¦n en la rama del pensamiento. Si, como dec¨ªa el fil¨®sofo estadounidense Arthur O. Lovejoy, las ideas son las cosas que m¨¢s migran en el mundo, en filosof¨ªa hay una oscura laguna en forma de pregunta: ?la Ilustraci¨®n fue solo un viaje de ida, un conjunto de conceptos irradiados desde territorios europeos al resto del mundo? Algunas voces afirman que no, que ese relato no es completo. De aquellas tierras catalogadas como ¡°salvajes¡± tambi¨¦n llegaron ideas que influyeron en el Siglo de las Luces.
Los manuales de filosof¨ªa llevan m¨¢s de 200 a?os explicando que la Ilustraci¨®n se inici¨® a partir de Descartes, Locke, Newton, Hume, Rousseau, Voltaire, etc¨¦tera, hasta llegar a la Revoluci¨®n Americana y la Revoluci¨®n Francesa. Pero tiempo antes, los europeos se hab¨ªan visto ¡°expuestos a una pl¨¦tora de ideas sociales, cient¨ªficas y pol¨ªticas inimaginables hasta entonces¡±, afirmaban el antrop¨®logo David Graeber y el arque¨®logo David Wengrow en ¡®La sabidur¨ªa de Kondiaronk¡¯, un art¨ªculo publicado en el diario franc¨¦s Mediapart en 2019. ¡°El resultado final de este c¨²mulo de nuevas ideas es lo que se conoce con el nombre de la Ilustraci¨®n¡±, conclu¨ªan.
Aquella tesis se refleja ha reflejado desde entonces en obras como El amanecer de todo, de los propios Graeber y Wengrow (Ariel, 2022); Black Enlightenment (Ilustraci¨®n Negra, Duke University Press, 2023; sin edici¨®n espa?ola), de Surya Parekh; Africa, Asia, and the History of Philosophy. Racism in the Formation of the Philosophical Canon, 1780¨C1830 (?frica, Asia y la historia de la filosof¨ªa. Racismo en la formaci¨®n del canon filos¨®fico 1780-1830, Nueva York University Press, 2013; sin edici¨®n espa?ola), de Peter K. J. Park.
Este a?o, se ha rescatado tambi¨¦n The Hatata Inquiries (Las investigaciones Hatata; De Gruyter, 2024; sin edici¨®n espa?ola), una obra del siglo XVII, de los et¨ªopes Zara Yaqob y Walda Heywat, con una edici¨®n cr¨ªtica. La obra recoge las ideas de Yaqob, un pensador et¨ªope que en 1667 ya abogaba por el uso de la raz¨®n como herramienta fundamental en la vida, y se opon¨ªa a las relaciones de desigualdad entre humanos. Escribi¨®: ¡°Todos los hombres son iguales en la presencia de Dios; y todos son inteligentes, ya que son sus criaturas; ?l no asign¨® a un pueblo para la vida, a otro para la muerte, a uno para la misericordia, a otro para el juicio. Nuestra raz¨®n nos ense?a que este tipo de discriminaci¨®n no puede existir¡±.
¡°El problema es que Europa ha estado demasiado encerrada en s¨ª misma¡±, explica por tel¨¦fono Dag Herbj?rnsrud, investigador del Centro para la Historia Global y Comparada de las Ideas en Oslo. Pero no siempre fue as¨ª: durante siglos la filosof¨ªa recogida en Occidente inclu¨ªa figuras africanas o de Oriente Pr¨®ximo, y solo a partir de 1780 se empez¨® a excluir a pensadores de otros continentes. El nuevo canon filos¨®fico ¡ªsu historia oficial, para entendernos¡ª, difundido por Hegel, se acot¨® exclusivamente a Europa. ?Por qu¨¦? Para evitar que la idea de pante¨ªsmo ¡ªy la posibilidad de alimentar las tesis ate¨ªstas¡ª arraigara en el continente europeo, seg¨²n detalla en su libro el historiador estadounidense Peter K. J. Park.
El del et¨ªope Yacob no es el ejemplo m¨¢s antiguo conocido de esa influencia, ni el ¨²nico. La exposici¨®n a percepciones y visiones distintas sobre el mundo se recog¨ªan ya en los Ensayos de Michel de Montaigne (1580) y en Voyage au nord du Br¨¦sil (Viaje al norte de Brasil), de Yves d¡¯?vreux (1615). Tambi¨¦n en otros posteriores, como Di¨¢logos curiosos entre el autor y un salvaje de buen criterio que ha viajado, del bar¨®n de Lahontan (1703), o el popular Historias de las Indias (1772), de Raynal y Diderot.
En 1562, en Ruan (Francia) Montaigne se hab¨ªa reunido con un grupo de tupinambas ¡ªind¨ªgenas de tierras brasile?as¡ª, una experiencia que narra en ¡®Sobre los can¨ªbales¡¯, uno de los cap¨ªtulos del primer volumen de sus Ensayos. El pensador franc¨¦s relata su asombro al saber que estos viv¨ªan en un estadio de aceptable libertad, sin jerarqu¨ªas de mando y con las necesidades m¨ªnimas cubiertas. Y detalla, a su vez, las impresiones de los tupinambas sobre Francia y la extra?eza de comprobar que hombres fuertes y armados se sometieran a la total ¡°obediencia de un muchachillo (el rey) y que no eligieran mejor uno de entre ellos para que los mandara¡±. Tambi¨¦n les impact¨® ver personas viviendo con toda clase de comodidades junto a otros demacrados por el hambre y la pobreza, y les pareci¨® muy raro que los que sufr¨ªan tanta injusticia ¡°no cogieran a los otros por el cuello o prendieran fuego a sus casas¡±.
Por su parte, la obra del bar¨®n Lahontan, Di¨¢logos curiosos entre el autor y un salvaje de buen criterio que ha viajado, publicada en La Haya y le¨ªda atentamente tanto en tierras coloniales como en la vieja Europa, recoge las reflexiones del jefe indio iroqu¨¦s Kondiaronk ¡ªel protagonista del citado art¨ªculo de Graeber y Wengrow¡ª, un habitual en debates en cenas de representantes coloniales en los territorios de la Nueva Francia (despu¨¦s Canad¨¢). Respecto a la ¡°verdadera¡± religi¨®n, el iroqu¨¦s cuestionaba ante el arist¨®crata que hubiera ¡°500 o 600 religiones, cada una distinta de las dem¨¢s, de las que, seg¨²n t¨², tan solo la de los franceses es buena, sagrada o cierta¡±. Y sobre la moral, preguntaba: ¡°?Qu¨¦ tipo de humanos, qu¨¦ tipo de criaturas ten¨¦is que ser los europeos, que os han de obligar a hacer el bien, y que s¨®lo se refrenan de hacer el mal por miedo al castigo?¡±.
Liberdad, igualdad y esclavitud
M¨¢s all¨¢ de los cl¨¢sicos ilustrados, hay otros nombres a investigar, como el del liberto Anton Wilhelm Amo, procedente de la Costa Dorada africana (hoy Ghana). Tras ser liberado y formarse en la Universidad de Jena (Alemania), Amo contribuy¨® en debates relacionados con la libertad al explicar la realidad esclavista y advertir sobre su grave problema moral. ¡°Son maravillosas contranarrativas de la historia oficial muy valiosas, a las que hay que prestar atenci¨®n¡±, explica por tel¨¦fono Dwight K. Lewis Jr., profesor afroamericano de Filosof¨ªa de la Universidad de Minnesota. Lewis conoci¨® la figura del pensador africano al preguntar en su instituto, cuando era todav¨ªa alumno, si en toda la historia de la filosof¨ªa nunca hubo una persona negra, a lo que el profesor le contest¨® que le sonaba el nombre de ¡°un tal Amo¡±. ¡°Hay que repensar, reevaluar y rehacer ciertos espacios acad¨¦micos para ensanchar las bases de los movimientos filos¨®ficos¡±, se?ala Lewis.
¡°Todos somos hijos de la Ilustraci¨®n, incluso cuando la atacamos¡±, dec¨ªa el fil¨®sofo franc¨¦s Tzvetan Todorov. Hay que ahondar en la influencia de ideas procedentes de los pa¨ªses colonizados en el movimiento ilustrado. Y estudiar el peso de las paradojas del propio movimiento, como proclamar la igualdad de todos los hombres dejando de lado a mujeres y esclavos. ¡°La lucha por la igualdad de derechos ha sido un largo camino por recorrer y a¨²n hoy no hemos llegado al final¡±, dice Mar¨ªa Jos¨¦ Villaverde, profesora de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Complutense de Madrid, autora de Tocqueville y el lado oscuro del liberalismo (editor Guillermo Escolar, 2022). La historia ¨²nica crea estereotipos y el problema de los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos, seg¨²n la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. Es hora de rescatar las piezas que faltan.
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