Jens Balzer, ensayista: ¡°Lo ¡®woke¡¯ ha llegado a su fin por s¨ª solo, ha perdido su atractivo¡±
El historiador cultural alem¨¢n critica en su nuevo libro que una parte de la izquierda se dedique a sancionar lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal
A Jens Balzer le gustaba vestirse de indio cuando era peque?o y jugar a las pel¨ªculas del salvaje Oeste. Creci¨® en una zona rural de la Alemania de los a?os setenta, y aquello supon¨ªa una gran oportunidad para pintarse la cara y ponerse una peluca. Si lo hiciera ahora, le podr¨ªan acusar de apropiaci¨®n cultural y de denigrar a un colectivo d¨¦bil y marginalizado. Ensayista nacido en 1969, con estudios de filosof¨ªa y gran devoto del pensador fr...
A Jens Balzer le gustaba vestirse de indio cuando era peque?o y jugar a las pel¨ªculas del salvaje Oeste. Creci¨® en una zona rural de la Alemania de los a?os setenta, y aquello supon¨ªa una gran oportunidad para pintarse la cara y ponerse una peluca. Si lo hiciera ahora, le podr¨ªan acusar de apropiaci¨®n cultural y de denigrar a un colectivo d¨¦bil y marginalizado. Ensayista nacido en 1969, con estudios de filosof¨ªa y gran devoto del pensador franc¨¦s Gilles Deleuze, en su faceta de periodista musical e historiador cultural abord¨® hace unos a?os una trilog¨ªa sobre la m¨²sica en Alemania en las d¨¦cadas de los setenta, ochenta y noventa. Y fue as¨ª c¨®mo este articulista de Die Zeit se dio cuenta de que la cuesti¨®n de la apropiaci¨®n cultural es un debate crucial de nuestro tiempo.
En sus d¨ªas universitarios, la cultura se basaba en la apropiaci¨®n cultural: el hip hop se constru¨ªa con muestras de otras canciones. Pero de pronto, explica, la apropiaci¨®n pas¨® a ser algo malo, racista, colonial. Intent¨® entender ese cambio escribiendo ?tica de la apropiaci¨®n cultural, que Herder public¨® en Espa?a en marzo. Este agosto acaba de publicar en Alemania otro ensayo titulado After Woke (despu¨¦s de lo woke). Nos recibe en la terraza de su casa en Berl¨ªn, rodeado de sus discos y sus libros.
Pregunta. En el debate de la apropiaci¨®n cultural se echa en cara a parte de la izquierda que est¨¦ siendo la que pone l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n, ?es as¨ª?
Respuesta. Como ocurre en tantos ¨¢mbitos del debate pol¨ªtico en nuestros d¨ªas, a parte de la izquierda y parte de la derecha les encanta provocarse la una a la otra. En la primera hay un cierto tipo de ideolog¨ªa de la identidad: ¡°Nosotros pertenecemos a un determinado grupo, esta parte de la cultura es nuestra, no es tuya; antes de apropiarte de la cultura musical negra debes pedir permiso a la comunidad negra¡±¡ Vale, entonces, ?a qu¨¦ tel¨¦fono llamo? Y, por otro lado, est¨¢ esa derecha al acecho para saltar en cuanto haya un nuevo incidente.
P. ?Qu¨¦ es lo que parte de la izquierda hizo mal? ?Y la derecha?
R. Cuando empec¨¦ a escribir este ensayo no quer¨ªa culpar a nadie, quer¨ªa entender a las dos partes. Lo que est¨¢ mal es decirle a la gente que no se puede hacer tal o cual cosa. ¡°Me incomoda que un blanco lleve rastas¡±. Bueno, la incomodidad no es un argumento, hablemos de la historia de las rastas, abramos el debate. Y la mayor parte de estos j¨®venes izquierdistas no buscan espacios abiertos para debatir, solo quieren decir: yo tengo raz¨®n y t¨² est¨¢s equivocado. Puedo entender que la derecha diga: la cultura de la cancelaci¨®n no nos lleva a ninguna parte. Ese concepto esencialista de la identidad que subyace no nos lleva a ning¨²n sitio. Tal vez sea muy parecido a lo que le ocurre a esa derecha blanca que quiere una Alemania libre de inmigrantes. Mantener la cultura de una Alemania blanca que nunca fue, pero que existe en alguna fantas¨ªa nacionalista de la edad media.
P. Usted cita a Judith Butler en su libro, que sostiene que una apropiaci¨®n cultural puede ser reaccionaria o progresista.
R. S¨ª, y las dos cosas al mismo tiempo. Es progresista vestirse de mujer para la construcci¨®n de una identidad sexual. Si simplemente te vistes para burlarte del comportamiento femenino, puede ser mis¨®gino.
P. ?Qu¨¦ valoraci¨®n le merece la contribuci¨®n de Judith Butler como pensadora contempor¨¢nea?
R. Me pareci¨® muy inspiradora la forma en que ella restableci¨® dial¨¦cticas de los conceptos de naturaleza, cultura y cuerpo y hasta qu¨¦ punto la noci¨®n de cuerpo conlleva una noci¨®n de autenticidad. En los noventa, cuando aparecieron libros como El g¨¦nero en disputa, la modificaci¨®n corporal era un tema central de la cultura pop: los tatuajes, los piercings, las operaciones de pecho¡ Lo cual ten¨ªa su parte progresista y su parte reaccionaria: muchas mujeres se operaban para adecuar su cuerpo a la mirada patriarcal, pero, por otro lado, las personas trans se operaban para sentirse m¨¢s c¨®modas con sus cuerpos. Pero si se habla de Butler en este momento, hay que hablar de la cuesti¨®n del sionismo.
P. ?Y qu¨¦ opina de su intervenci¨®n en el debate?
R. Con sus antecedentes jud¨ªos y su ¨¦tica de la di¨¢spora, vino a decir: si no quieres vivir en la di¨¢spora, eres un sionista reaccionario. El concepto central del movimiento queer siempre fue la construcci¨®n de espacios seguros. No entiendo por qu¨¦ ahora ella no entiende que haya gente jud¨ªa que necesite ese espacio seguro para vivir.
P. ?Cu¨¢les son los motivos del crecimiento de la extrema derecha en su pa¨ªs?
R. Hay un tipo de racista que dice: ¡°Queremos que nuestro pa¨ªs recupere ese pasado blanco; estamos dando dinero a todo el mundo que viene y no a nuestros mayores¡±. Este movimiento ha alcanzado una masa cr¨ªtica en Europa. Los que desde hace tiempo quer¨ªan expulsar a los inmigrantes pero no se atrev¨ªan a votar a partidos de la nueva derecha ahora lo hacen, est¨¢ culturalmente aceptado. Y luego est¨¢ el gobierno actual.
¡°La extrema derecha alemana se ha convertido en el partido de la libertad: con nosotros puedes hacer lo que quieras¡±
P. ?Qu¨¦ ha pasado con la coalici¨®n gubernamental?
R. No hicieron un buen trabajo. El Partido Verde se lo puso f¨¢cil a sus cr¨ªticos para decir: estas ¨¦lites verdes quieren decirle a todo el mundo lo que debe hacer, no se preocupan por la gente corriente. Hay un libro muy interesante de Nancy Fraser sobre el neoliberalismo progresista. Describe a gente culturalmente progresista, orgullosos de tener amigos de otras razas, que quieren ni?os trans porque as¨ª son incluso m¨¢s libres¡ pero luego trabajan para Google o para Uber, para toda esa econom¨ªa de mierda que est¨¢ destruyendo el mundo. El Partido Verde y el Gobierno actual se han convertido en una met¨¢fora de esas ¨¦lites. Yo voto al Partido Verde y cada a?o pienso: ?podr¨¦ volver a hacerlo? La generaci¨®n de mi hija nunca les votar¨ªa, aunque participaran en los Fridays For Future. Alternativa por Alemania (AfD) ha conseguido, de alg¨²n modo, convertirse en el partido de la libertad: ¡°Con nosotros puedes hacer lo que quieras, puedes volver a llamar a los negros con la palabra N (nigger, en ingl¨¦s)...¡±. En la izquierda, mientras, con toda esta fragmentaci¨®n, est¨¢n muy ocupados, boicote¨¢ndose los unos a los otros.
P. Sostiene usted que lo woke est¨¢ llegando, en cierto modo, a su fin, ?es as¨ª?
R. Ha llegado a su fin por s¨ª solo, la gente est¨¢ harta de que ese sea el foco. En Estados Unidos se ve que el momento cumbre woke ha pasado. El siguiente paso, ahora que ha perdido su atractivo, al menos, en c¨ªrculos intelectuales y culturales, es pensar ?qu¨¦ podemos preservar de eso? Lo woke busca dise?ar una infraestructura para que todos tengan una voz tan fuerte como las que dominaron durante d¨¦cadas y siglos.
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