¡®Izquierda no es woke¡¯, de Susan Neiman: la tradicional lloriquea y no hace autocr¨ªtica
La autora trata de diferenciar a un progresismo aut¨¦ntico heredero de los valores ilustrados de una corriente a su juicio abandonada a los excesos de la pol¨ªtica de la identidad
Lo primero que mucha gente se preguntar¨¢ al leer el t¨ªtulo del libro de Susan Neiman es qu¨¦ diablos significa la palabra woke. En realidad, es el nuevo ropaje de un debate que tiene m¨¢s de 30 a?os. Su sentido originario hace referencia a alguien ¡°despierto¡± ante la opresi¨®n de minor¨ªas raciales, sexuales o religiosas. Pero la disputa que rodea hoy a la dichosa palabra es tan fuerte que lo woke pasa tambi¨¦n por ser el blanco recurrente de las bromas obsesivas de la agenda reaccionaria y de su lucha de poder por situarla en el terreno p¨²blico de acuerdo con un marco moralista.
Hay una tercera acepci¨®n que corresponde a la preocupaci¨®n de Neiman: la de distinguir entre una izquierda aut¨¦ntica a la que ella se adscribe, heredera de los valores ilustrados y vigilante de la vocaci¨®n universal que estos representan, frente a los desvar¨ªos de otra abandonada al tribalismo y a los excesos de la pol¨ªtica de la identidad. Ya ven, al wokismo le caen cr¨ªticas por todos lados. Este habr¨ªa reemplazado as¨ª al populismo de izquierdas, al discurso pol¨ªticamente correcto que tan bien supo explotar la ret¨®rica trumpista, a la izquierda hipster o al pensamiento radical chic. Los excesos de la derecha seducida por el populismo nativista autoritario que excusa levantamientos contra el Capitolio o niega el cambio clim¨¢tico a¨²n no inspiran semejante rosario de apelativos caricaturescos.
Adem¨¢s de prevenirnos sobre los excesos del wokismo se echa de menos un ejercicio de autocr¨ªtica que se interrogue por lo que ha fallado en esa izquierda tradicional que hoy se rasga las vestiduras
Neiman se?ala a los sospechosos habituales de que lo woke haya ¡°abandonado las ideas para resistir al giro derechista¡±. La filosof¨ªa posmoderna ¡ª?ay, los posmodernos!¡ª asociada con autores como Michel Foucault, estar¨ªa en un lugar preeminente sin que quede claro si lo que Neiman propone es cancelar la ense?anza de quien ha ofrecido uno de los enfoques m¨¢s l¨²cidos para entender el poder desde Marx. Adem¨¢s de prevenirnos sobre los excesos del wokismo ¡ªque los ha cometido¡ª se echa de menos un ejercicio de autocr¨ªtica que se interrogue por lo que ha fallado en esa izquierda tradicional que hoy se rasga las vestiduras con las formas de censura e intimidaci¨®n que el wokismo comete a veces en nombre de la justicia social. Pero el lector encontrar¨¢ en este libro m¨¢s lloriqueo nost¨¢lgico que di¨¢logo con esa ¡°ideolog¨ªa tribalista¡± que nos alert¨® de que la universalidad entendida como generalidad hab¨ªa operado demasiado a menudo evitando la verdadera inclusi¨®n y participaci¨®n de todas las personas en el ¨¢mbito p¨²blico; o de que un concepto de justicia social basado en lo que tenemos deb¨ªa incorporar tambi¨¦n el debate sobre c¨®mo somos tratados.
Susan Neiman expone con honestidad el lugar desde donde escribe, y los libros que zarandean convicciones siempre vienen bien. Sin embargo, al final queda un regusto amargo porque las preguntas que cualquier persona progresista se hace quedan sin respuesta. Por ejemplo, la de c¨®mo recuperar verdaderamente una idea de progreso. Esperaremos al siguiente.
Izquierda no es woke
Traducci¨®n de Victoria Gordo del Rey
Debate, 2024
216 p¨¢ginas. 18,91 euros
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