Judith Butler, la pensadora que imaginaba otros mundos
La fil¨®sofa est¨¢ en la b¨²squeda de un orden pol¨ªtico nuevo desde la ¨¦tica de la no-violencia. Interdependencia, vulnerabilidad y precariedad son t¨¦rminos que conforman su vocabulario
Un planteamiento te¨®rico se cuestiona para socavar aquello que afirma, pero tambi¨¦n para ponerlo a prueba, completarlo, asegurarle una vida m¨¢s democr¨¢tica. Fue la relaci¨®n que Judith Butler, una de las fil¨®sofas m¨¢s le¨ªdas y populares del mundo, quiso establecer con el feminismo al publicar El g¨¦nero en disputa (1990). Inauguraba lo que desde entonces conocemos como teor¨ªa queer, transformando las reglas del juego de la discusi¨®n feminista de los ¨²ltimos 30 a?os. El famoso binomio sexo/g¨¦nero, contenido impl¨ªcitamente en la premisa de Simone de Beauvoir (¡°no se nace mujer, se llega a serlo¡±), estallaba por los aires para dar entrada a un nuevo sujeto, pensado desde la relaci¨®n con su propio cuerpo y que abr¨ªa otras posibilidades de emancipaci¨®n. Pero Butler no qued¨® atrapada en la discusi¨®n. Lo seguir¨ªan Cuerpos que importan (1993) y Deshacer el g¨¦nero (2006), donde plantea un di¨¢logo cr¨ªtico con pensadoras con las que conversa desde el reconocimiento. Simone de Beauvoir, Julia Kristeva, Monique Wittig, Luce Irigaray, Susan Sontag o Hannah Arendt ser¨¢n las interlocutoras con las que seguir¨¢ discutiendo sobre la libertad y c¨®mo extender al m¨¢ximo las posibilidades de la vida. Poco a poco, el feminismo deja de ser un fin en s¨ª mismo para incorporarse como sustrato epistemol¨®gico de las preguntas que ocupan la centralidad de su obra: qu¨¦ cuenta como una vida vivible, por qu¨¦ los cuerpos importan, c¨®mo lenguaje y poder constituyen nuestra identidad.
El 11-S le hace dar un giro de tim¨®n, aunque no tan radical como se pretende. Vida precaria es uno de los libros de teor¨ªa pol¨ªtica m¨¢s hermosos del siglo XXI. Con la fuerza de sacarnos de los marcos mentales con los que solemos contemplar el mundo (como har¨ªa tambi¨¦n en Marcos de guerra), Butler nos habla de las vidas que se lloran y las que no parecen ser dignas de ello, aludiendo a nuestros dramas m¨¢s hirientes: la situaci¨®n de los palestinos, o la de los refugiados que mueren tratando de alcanzar nuestras costas, o hacinados en campos de detenci¨®n sin leyes internacionales que los protejan porque no se les reconoce como sujetos. El dolor, dice Butler, ¡°da carta de naturaleza a la p¨¦rdida, es un reconocimiento del valor de la vida que se ha perdido¡±. Por eso el duelo es un acto de justicia, pero tambi¨¦n una forma de construcci¨®n nacional que amplifica o invisibiliza las vidas perdidas.
Interdependencia, vulnerabilidad, precariedad, desposesi¨®n¡ son el vocabulario pol¨ªtico con el que Butler trabaja como con piezas de orfebrer¨ªa, elementos para pensar un orden pol¨ªtico nuevo desde la ¨¦tica de la no-violencia. Dichas palabras se recuperan en Sin miedo, su ¨²ltima obra, aludiendo a la posibilidad de establecer alianzas desde nuestra fragilidad como sujetos, como cuerpos construidos socialmente: ¡°La herida ayuda a entender que hay otros afuera de quienes depende mi vida¡±. Esa vulnerabilidad se mide desde la exposici¨®n al otro, pero tambi¨¦n desde la p¨¦rdida, pues el duelo nos cambia a pesar nuestro, y tal vez lo haga para siempre. Esas vidas vulnerables, normalmente en poder de otros, se autorreivindican a trav¨¦s de ¡°discursos valientes¡±, precisamente porque se pronuncian con miedo. Al hacerlo, ¡°quiz¨¢s temblemos al hablar, o no consigamos sobreponernos al miedo, pero aun as¨ª hablamos, con temor pero desafiantes¡±. As¨ª lo hacen quienes, sin su libertad de expresi¨®n garantizada, pueden ser arrestados, detenidos o deportados en un Occidente que ¡°presenta a los migrantes como presagio de destrucci¨®n¡± desde el encierro progresivo en nuestro muro de la identidad. Sus palabras evocan a Trump, a Lesbos, a las asambleas de Minsk o al Black Lives Matter. Cuando toda la discusi¨®n versa sobre una forma reducida de entender la democracia, Butler nos recuerda que tambi¨¦n el ¡°ruido y el clamor¡± que surgen en el espacio p¨²blico son posibilidades pol¨ªticas, oportunidades con potencial democr¨¢tico para imaginar otros mundos. Y para lograrlos.
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