Heidi Larson, la antrop¨®loga que susurraba a los antivacunas
El trabajo de esta asesora de gobiernos de todo el mundo al frente del Proyecto Confianza en las Vacunas revela que tan importante como convencer es escuchar
Los anglosajones usan la expresi¨®n to think outside the box (literalmente, ¡°pensar fuera de la caja¡±), y puede corresponder con esos raros momentos inici¨¢ticos en los que, por fin, se capta la perspectiva correcta para abordar un problema. Para Heidi Larson (Boston, 64 a?os), la chispa salt¨® un d¨ªa de invierno en Nueva Delhi (India). A bordo de un taxi, en medio de un interminable atasco y aplastada por una cacofon¨ªa de bocinas y gritos y una contaminaci¨®n asfixiante, la antrop¨®loga estadounidense ley¨® una se?al medio borrada a un lado de la carretera: ¡°No est¨¢s atrapado en el tr¨¢fico. T¨² eres el tr¨¢fico¡±. Lo cuenta en su libro Stuck. How Vaccine Rumors Start and Why They Don¡¯t Go Away (Atrapados: c¨®mo comienzan los rumores sobre las vacunas y por qu¨¦ no desaparecen). ¡°Ese momento, ese mantra, ha permanecido conmigo desde entonces (¡) La diferencia de perspectiva, lenguaje y experiencia que define la tensi¨®n entre cient¨ªficos y no cient¨ªficos, entre aquellos que observan el tr¨¢fico, cuentan los coches, estudian las tendencias y asesoran sobre las reglas, y los que est¨¢n atrapados en el atasco, frustrados, en medio de la manada, que piensan que sus voces no se escuchan, es una alegor¨ªa de las din¨¢micas que impulsan los movimientos globales antivacunas¡±, escribe en esa obra no traducida al espa?ol.
Larson, antrop¨®loga y profesora en la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical ¡ª?uno de los centros universitarios m¨¢s implicados en la comprensi¨®n y combate del coronavirus¡ª, fund¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada, con medios modestos, el Vaccine Confidence Project (Proyecto de Confianza en las Vacunas). Hoy asesora a gobiernos e instituciones de todo el mundo, en pa¨ªses ricos y no tan ricos, que se enfrentan a un rechazo visceral de parte de la poblaci¨®n a las campa?as de inmunizaci¨®n. Una r¨¦mora inesperada que impide celebrar del todo la gran conquista cient¨ªfica, la enorme esperanza que supuso dar con las vacunas contra la covid-19 en un tiempo r¨¦cord.
¡°Los movimientos negacionistas son la parte m¨¢s extrema de todo esto¡±, explica Larson a la revista m¨¦dica The Lancet. ¡°Me preocupa m¨¢s ese otro 80% que est¨¢ en el medio, cada vez m¨¢s esc¨¦pticos y dudosos sobre las vacunas, alimentados en gran parte por la tecnolog¨ªa digital y por un exceso de informaci¨®n en la punta de sus dedos. Es un punto de inflexi¨®n. Durante a?os hemos confiado en un contrato social que funcionaba, gracias a una ciudadan¨ªa muy complaciente. El desaf¨ªo viene ahora del hecho de que todas estas peque?as bolsas de resistencia han comenzado a comunicarse entre ellas¡±, advierte Larson.
Quiz¨¢ por el hecho de ser hija de un pastor protestante, implicado en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos y siempre dispuesto a cuestionar la verdad oficial impuesta, o por ese car¨¢cter ingenuo que lleva a muchos estado?unidenses a ¡°pensar fuera de la caja¡±, Larson fue construyendo durante a?os una metodolog¨ªa pr¨¢ctica para combatir los rumores contra las vacunas. Sus viajes por el mundo, trabajando para la ONU, Unicef o la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), alternados con una ida y vuelta a la Universidad para completar y ampliar sus estudios, le dieron una experiencia y conocimiento que, con la inesperada llegada del coronavirus, han resultado valios¨ªsimos.
Y su principal conclusi¨®n es reveladora: la desconfianza en las vacunas es, sobre todo, desconfianza en quien las fabrica o en el Gobierno que impone su distribuci¨®n. Por eso resulta in¨²til ¡ªy frustrante¡ª en muchas ocasiones apelar a los argumentos racionales y cient¨ªficos para combatir el rumor.
Parad¨®jicamente, el escepticismo ha cundido m¨¢s en la ¨²ltima pandemia entre las sociedades de las naciones m¨¢s ricas y, en apariencia, mejor informadas. La rebeli¨®n de las madres nigerianas en contra de la vacuna de la polio en 2004, que Larson vivi¨® de primera mano, dur¨® 11 meses y cost¨® la vida hasta a medio mill¨®n de ni?os. Fue necesaria una campa?a explicativa puerta a puerta en la que, tan importante como convencer, fue escuchar. Y la reconstrucci¨®n de la confianza necesit¨® gestos como la construcci¨®n de pozos de agua potable en algunos poblados, el env¨ªo de muestras de la vacuna a un pa¨ªs musulm¨¢n ¡°fiable¡± como Indonesia para que diera su visto bueno o el despliegue de unidades m¨®viles para inmunizar a la poblaci¨®n y, de paso, atender las necesidades m¨¦dicas de la gente.
En la era de las redes sociales, en la que las experiencias personales y los sentimientos han redoblado su importancia, sugiere Larson, la ciencia, ese agente de liberaci¨®n que lleg¨® con el Renacimiento y la Ilustraci¨®n, puede haberse convertido tambi¨¦n para algunos en un nuevo dogma. Y tan necesario como que los ciudadanos entiendan la ciencia que hay detr¨¢s de las vacunas es que los cient¨ªficos comprendan las razones ocultas detr¨¢s de las dudas de los ciudadanos.
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