Bush suavizar¨¢ las sanciones a Cuba s¨®lo si hay elecciones libres en 2003

Las presiones ejercidas por las grandes empresas y por los grupos pol¨ªticos estadounidenses a favor de la liberalizaci¨®n de las relaciones comerciales con Cuba se han diluido hoy como azucarillos seg¨²n George W. Bush iba desgranando palabra a palabra sus planes pol¨ªticos para la isla. El presidente de EE UU ha condicionado el relajamiento de las sanciones al pa¨ªs caribe?o a que su l¨ªder, Fidel Castro, garantice unas elecciones libres en 2003. De igual forma, Bush ha asegurado que "comerciar con un tirano es sostener su tiran¨ªa, algo que no vamos a hacer".

Las palabras del mandatario estadounidense, primero en una alocuci¨®n televisada en la Casa Blanca y luego en un discurso ante los grupos anticastristas en Miami esta madrugada, ten¨ªa como excusa la celebraci¨®n del d¨ªa de la independencia cubana, pero llegaba tan solo una semana despu¨¦s del viaje del ex presidente James Carter a la isla, una visita cuyo objetivo ¨²ltimo era el relajamiento del embargo instaurado en 1962.

"Lo vetar¨¦"

Bush ha destruido cualquier esperanza de que esta medida sea posible bajo su mandato. "No voy a permitir que el dinero de los contribuyentes estadounidenses enriquezca a Castro. Usar¨¦ mi derecho a veto si es necesario", ha declarado a las c¨¢maras, con mirada socarrona, el presidente.

Ni se levantar¨¢ el embargo, ni la prohibici¨®n de viajes tur¨ªsticos a la isla. No al menos si Castro no permite que las elecciones que se deben celebrar el a?o que viene sean libres y su independencia sea garantizada por observadores internacionales.

As¨ª lo ha asegurado Bush unas horas antes de viajar a Miami, en su discurso televisado de la tarde de ayer. Para el presidente, Castro es "un tirano que usa m¨¦todos brutales, un dictador que tortura, encarcela y env¨ªa al exilio a sus oponentes pol¨ªticos".

El mandatario estadounidense ha presentado su Iniciativa para una Nueva Cuba, un plan para llevar la democracia a la isla y, de paso, liberalizar su econom¨ªa. "Sin pasos importantes por parte de Cuba para abrir su sistema pol¨ªtico y econ¨®mico, el comercio con Cuba no ayudar¨¢ al pueblo cubano. S¨®lo enriquecer¨¢ a Castro y sus c¨®mplices y ayudar¨¢ a mantener su dictadura", ha afirmado Bush.

400.000 votos vitales

La intervenci¨®n de Bush se produce en el momento de mayor relajo en las restricciones comerciales y de intercambio entre ambos pa¨ªses. Gran parte de la poblaci¨®n estadounidense y de sus congresistas, tanto dem¨®cratas como republicanos, es de la opini¨®n de que el embargo no es una medida pol¨ªtica eficaz, puesto que causa un inmenso da?o al pueblo cubano sin erosionar el r¨¦gimen castrista.

Esta opini¨®n se ha visto reforzada en los ¨²ltimos d¨ªas por el viaje de Carter a la isla. El ex presidente ha regresado a Washington con el prop¨®sito de influir ante el Gobierno de Bush para que d¨¦ pasos hacia la normalizaci¨®n de las relaciones con Cuba y el levantamiento del embargo. Para ello, remitir¨¢ inmediatamente un informe a la Casa Blanca y al Departamento de Estado sobre los resultados de su hist¨®rica visita, gracias a la cual los cubanos pudieron conocer que existen grupos organizados de oposici¨®n que pretenden convocar un refer¨¦ndum.

"Cuba s¨ª, Castro no"

Tras su discurso Bush ha viajado a Miami, y es precisamente all¨ª donde hay que buscar las bases ideol¨®gicas de su pol¨ªtica de mano dura contra Castro. All¨ª, hace un a?o, prometi¨® al exilio anticastrista golpear con fuerza al l¨ªder cubano, a cambio de un apoyo (los 400.000 votos potenciales de los cubanos en Florida son la clave del resultado electoral en ese Estado) que a la postre fue decisivo para llevarle hasta la Casa Blanca.

Sin embargo, el exilio cubano ya no es lo que era. La muerte del carism¨¢tico l¨ªder Jorge Mas Canosa y la publicidad negativa a nivel internacional que proyect¨® la odisea del ni?o Eli¨¢n han flexibilizado las posturas: antes del viaje de Carter, una encuesta mostr¨® que el 79% est¨¢ a favor de la reconciliaci¨®n frente a la confrontaci¨®n. A¨²n as¨ª, las palabras de Bush ante 3.000 enfervorizados anticastristas han sido recibidas con entusiasmo, al grito de "Cuba s¨ª, Castro no".