Un conflicto de 640 kil¨®metros
Las fumigaciones a¨¦reas colombianas sobre plantaciones de coca en la frontera suscitan la reacci¨®n airada de Ecuador
El Gobierno colombiano reanud¨® la pasada semana la fumigaci¨®n a¨¦rea de cultivos de hoja de coca en su territorio fronterizo con Ecuador, una actividad que Colombia utiliza para erradicar la producci¨®n de la materia prima de la coca¨ªna pero que hab¨ªa suspendido hace 10 meses en la frontera. La reacci¨®n del pa¨ªs vecino ha sido airada. Ecuador considera que los agentes qu¨ªmicos utilizados para la limpieza desde el aire de cultivos ilegales afectan al ecosistema de su territorio. Colombia, por su parte, pide “comprensi¨®n” a Ecuador y alega que el narcotr¨¢fico nutre y financia a las guerrillas que siembran de violencia el pa¨ªs.
As¨ª, el conflicto bilateral ha ido encon¨¢ndose d¨ªa a d¨ªa. Entre las medidas adoptadas por Quito, que ha calificado de “acto de hostilidad” la actitud de Bogot¨¢, figura la llamada a consultas a su embajador en Colombia y la petici¨®n de intervenci¨®n a organismos internacionales como la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) y Naciones Unidas.
Ecuador y Colombia comparten 640 kil¨®metros de frontera que van desde el oc¨¦ano Pac¨ªfico hasta la Amazonia. La mayor parte de ellos se encuentra bajo el control de grupos armados y narcotraficantes colombianos que suelen pasar a suelo ecuatoriano para abastecerse o descansar en su huida de la justicia de su pa¨ªs.
El contencioso provocado por un “abuso entre hermanos”
El Gobierno de Ecuador ha interpretado como un “acto de hostilidad” la reactivaci¨®n por parte de Colombia de las fumigaciones a¨¦reas sobre los cultivos de hoja de coca de la frontera entre ambos pa¨ªses. Dichas aspersiones hab¨ªan sido suspendidas en una franja de 10 kil¨®metros de la franja fronteriza desde el pasado enero a petici¨®n del Ejecutivo ecuatoriano, que alega que los efectos nocivos de la utilizaci¨®n del glifosato en el medio ambiente y en la poblaci¨®n se extienden a su territorio. No obstante, ahora el vecino pa¨ªs del norte ha incumplido el acuerdo con Ecuador y ha reanudado las fumigaciones. Esto ha provocado tensi¨®n en las relaciones bilaterales y un evidente endurecimiento de posturas. Y, en palabras del ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Carri¨®n, “ha generado un sentimiento anticolombiano y una reacci¨®n hostil de la opini¨®n p¨²blica” ecuatoriana. El canciller, adem¨¢s, advirti¨® que no aceptar¨¢ presiones de Washington.
Carri¨®n agreg¨® que su pa¨ªs ha sido “enormemente solidario” con Colombia al recibir a millares de colombianos que llegaron desplazados a su territorio. “Se dice que hay mas de medio mill¨®n de colombianos que han venido y, la gran mayor¨ªa, sin papeles. A pesar de eso, tenemos esta respuesta inamistosa, que esta deteriorando nuestras relaciones”, se quej¨® Carri¨®n. Por el momento, el Gobierno ha llamado a consultas a su embajador en Bogot¨¢, Alejandro Su¨¢rez, y no descarta adoptar otras medidas para penalizar las fumigaciones, como el cierre de la frontera a los desplazados y la deportaci¨®n de indocumentados y refugiados.
El diplom¨¢tico utiliz¨® duros t¨¦rminos para denunciar que, hasta el momento, el pa¨ªs vecino no ha aceptado elaborar un estudio para definir los t¨¦rminos de referencia sobre la inocuidad del glifosato en la salud de las personas, como sugiri¨® el pasado febrero una misi¨®n de Naciones Unidas que visit¨® la frontera norte a petici¨®n de Ecuador.
De hecho, el presidente electo, Rafael Correa, ha manifestado su rechazo en¨¦rgico a las fumigaciones y ha pedido que intervengan la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) y Naciones Unidas. Correa pronostic¨® que Colombia “tendr¨¢ que erradicar a pie” los cultivos ilegales en la zona lim¨ªtrofe al oponerse a las aspersiones a¨¦reas, que calific¨® de “terribles” y “muy perjudiciales para el pa¨ªs”. A?adi¨®, adem¨¢s, que “se trata de un pueblo hermano; pero entre hermanos pueden darse abusos y esto es un abuso”.
Por su parte, el mandatario en funciones, Alfredo Palacio, durante una visita a la zona fronteriza la semana pasada, repudi¨® la decisi¨®n del Gobierno colombiano, ya que “las fumigaciones a¨¦reas atentan contra la vida de los pobladores”, por lo que demanda a Colombia su inmediata suspensi¨®n. Palacio, m¨¦dico de profesi¨®n, indag¨® sobre las posibles consecuencias del herbicida, que presuntamente ya ha afectado a la salud de varios ni?os y madres de la zona, que muestran graves problemas epid¨¦rmicos.
La preocupaci¨®n de los ecuatorianos es que el glifosato que utiliza Colombia para las aspersiones no s¨®lo cause graves da?os a las plantaciones, sino tambi¨¦n a los animales y a los seres humanos, como cree la Fundaci¨®n Natura. En 2003, un estudio del m¨¦dico Adolfo Maldonado, de Acci¨®n Ecol¨®gica, una organizaci¨®n no gubernamental ecuatoriana, descubri¨® da?os gen¨¦ticos en varios pobladores de la localidad fronteriza de Sucumb¨ªos que podr¨ªan derivar en c¨¢ncer, malformaciones cong¨¦nitas y abortos.
La lucha contra “el combustible del terrorismo”
El general Daniel Castro, director de la Polic¨ªa Nacional de Colombia, viaj¨® el pasado viernes a la frontera con Ecuador y en una plantaci¨®n de coca, a cinco kil¨®metros de la l¨ªnea lim¨ªtrofe, dej¨® que cayera sobre ¨¦l una lluvia de glifosato, el herbicida utilizado en las fumigaciones a¨¦reas para acabar con este cultivo ilegal. Lo hizo ante las c¨¢maras de televisi¨®n, para demostrar, seg¨²n sus palabras, que la lluvia del herbicida no afecta a las personas. Porque ¨¦ste es el argumento fundamental que esgrime el Gobierno de ?lvaro Uribe en la crisis con Ecuador, provocada por la reanudaci¨®n de las fumigaciones en la franja fronteriza, en la que se han plantado 10.000 hect¨¢reas de hoja de coca.
Para Ecuador, la actitud colombiana es “inamistosa” y “hostil”. Considera que el herbicida llega hasta su territorio y afecta a sus campesinos. Bogot¨¢ pide comprensi¨®n al pa¨ªs vecino, porque, dice, “la droga es el combustible del terrorismo”. El ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, ha ofrecido no fumigar en los d¨ªas de mucho viento. Pero esto no ha servido para paliar la crisis y el pasado viernes el embajador en Bogot¨¢, Alejandro Su¨¢rez, fue llamado a consultas a Quito.
El argumento m¨¢s utilizado por Colombia es un estudio realizado en abril del a?o pasado por una divisi¨®n especializada de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA). En ¨¦l se afirmaba que el glifosato, tal como se usa en el programa de erradicaci¨®n en Colombia , “no presenta un riesgo significativo para la salud humana”. Ricardo Vargas, experto en el tema, asegura que el estudio de la OEA no es demasiado riguroso en lo que se refiere a la salud, ya que no est¨¢ basado en an¨¢lisis de campo. “Es m¨¢s un estudio de impacto ambiental”, asegura. Adem¨¢s, considera un error equiparar, como han hecho algunos funcionarios en medio del conflicto, el impacto del glifosato en cultivos como el banano con el que se utiliza ahora desde el aire, porque “los niveles de concentraci¨®n y las dosis son distintas”.
Para Vargas, esta crisis est¨¢ causada por la pol¨ªtica oficial de definir la droga como la principal v¨ªa de financiaci¨®n de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la m¨¢s poderosa guerrilla del pa¨ªs. “En las zonas donde hay control de esta guerrilla, la posici¨®n [del Gobierno] es radical: llega incluso a sacrificar relaciones binacionales”, explica.
Hace a?os que la situaci¨®n en la frontera entre Ecuador y Colombia, de 640 kil¨®metros, ha cambiado de amistosa a caliente: por all¨ª entran los productos necesarios para el procesamiento y fabricaci¨®n de la coca¨ªna y tambi¨¦n entran y salen guerrilleros y paramilitares. El temor de Ecuador es que Colombia exporte su conflicto interno. Pero cada d¨ªa desempe?a un papel m¨¢s relevante en la salida de droga por su costa del oc¨¦ano Pac¨ªfico. Hasta 2004, el promedio de incautaci¨®n anual de droga era de 4,5 toneladas. El a?o pasado subi¨® a 45 toneladas.
?Erradicaci¨®n manual? El Gobierno asegura que ocurrir¨ªa lo mismo que en el parque natural La Macarena, una zona hist¨®rica de la guerrilla de las FARC. En ese lugar hubo de suspenderse el trabajo de los erradicadores tras la muerte de varios de ellos por la explosi¨®n de minas colocadas en la ra¨ªz de los arbustos. Con todo, algunos analistas creen que las circunstancias en la frontera ser¨ªan distintas, ya que la presencia de la guerrilla en la franja lim¨ªtrofe con Ecuador es m¨¢s reciente y, por tanto, su control es menor.
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