"Aqu¨ª vivimos muertos"
Ingrid Betancourt relata en una carta enviada a su madre la situaci¨®n infrahumana que padece como reh¨¦n de las FARC
"Aqu¨ª vivimos muertos. Estoy mal f¨ªsicamente. No he vuelto a comer, el apetito se me bloque¨®, el pelo se me cae en grandes cantidades". Son palabras de Ingrid Betancourt escritas por ella misma en una larga carta que ha mandado a su madre y que hoy ha publicado el diario colombiano Tiempo. La misiva de la reh¨¦n colombo-francesa ha causado una gran impresi¨®n por lo escalofriante de su situaci¨®n donde intenta no desesperarse.
"Este es un momento muy duro para m¨ª. Piden pruebas de supervivencia a quemarropa y aqu¨ª estoy escribi¨¦ndote mi alma tendida sobre este papel. No tengo ganas de nada. Creo que eso es lo ¨²nico que est¨¢ bien, no tengo ganas de nada porque aqu¨ª en esta selva la ¨²nica respuesta a todo es 'no'. Es mejor, entonces, no querer nada para quedar libre al menos de deseos. Hace 3 a?os estoy pidiendo un diccionario enciclop¨¦dico para leer algo, aprender algo, mantener la curiosidad intelectual viva. Sigo esperando que al menos por compasi¨®n me faciliten uno, pero es mejor no pensar en eso".
En plena desolaci¨®n, el pulso de Betancourt tampoco tiembla a la hora de describir el momento que sufre retenida por las FARC. "La vida aqu¨ª no es vida, es un desperdicio l¨²gubre de tiempo. Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y con una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa. Tengo una repisa donde pongo mi equipo, es decir, el morral con la ropa y la Biblia que es mi ¨²nico lujo. Todo listo para salir corriendo. Aqu¨ª nada es propio, nada dura, la incertidumbre y la precariedad son la ¨²nica constante. En cualquier momento dan la orden de empacar y duerme uno en cualquier hueco, tendido en cualquier sitio, como cualquier animal".
"Me sudan las manos y se me nubla la mente y termino haciendo las cosas dos veces m¨¢s despacio que lo normal. Las marchas son un calvario porque mi equipo es muy pesado y no puedo con ¨¦l (...) Pero todo es estresante, se pierden mis cosas o me las quitan. Lo ¨²nico que he podido salvar es la chaqueta, ha sido una bendici¨®n, porque las noches son heladas y no he tenido m¨¢s que echarme encima.
Antes disfrutaba cada ba?o en el r¨ªo. Como soy la ¨²nica mujer del grupo, me toca pr¨¢cticamente vestida: shorts, brasier, camiseta, botas. Antes me gustaba nadar en el r¨ªo hoy ni siquiera tengo alientos para eso. Estoy d¨¦bil, friolenta, parezco un gato acerc¨¢ndose al agua. Yo que tanto he adorado el agua, ni me reconozco. (...) Pero desde que separaron los grupos no he tenido ni el inter¨¦s ni la energ¨ªa para hacer nada. Hago algo de estiramiento porque el estr¨¦s me bloquea el cuello y duele mucho".
"Yo trato de guardar silencio, hablo lo menos posible para evitar problemas. La presencia de una mujer en medio de tantos prisioneros que llevan 8 y 10 a?os cautivos es un problema (...) En las requisas le quitan a uno lo que uno m¨¢s quiere. Una carta que me lleg¨® tuya me la quitaron despu¨¦s de la ¨²ltima prueba de supervivencia en el 2003. Todos los d¨ªas estoy en comunicaci¨®n con Dios, Jes¨²s y la Virgen (...) Aqu¨ª todo tienen dos caras, la alegr¨ªa viene y luego el dolor. La felicidad es triste. El amor alivia y abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo. Durante a?os no pude pensar en los ni?os y el dolor de la muerte de mi pap¨¢ copaba toda la capacidad de aguante. Llorando pensaba en ellos, sent¨ªa que me asfixiaba, que no pod¨ªa respirar".
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