Macri revoluciona Buenos Aires
Protestas de piqueteros y sindicatos ante las medidas para depurar los ¨®rganos municipales emprendidas por el alcalde
Protestas de piqueteros y sindicatos ante las medidas para depurar los ¨®rganos municipales emprendidas por el alcalde
Despidos masivos de funcionarios acusados de no trabajar, medidas contra las continuas protestas de los piqueteros en las calles e intervenci¨®n de asociaciones de seguros controladas por los sindicatos y con cuantioso presupuesto. En poco m¨¢s de un mes al frente del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri ha comenzado una aut¨¦ntica revoluci¨®n en la gesti¨®n de la Administraci¨®n argentina, en una batalla que los afectados por sus medidas han llevado a las calles y a los tribunales. Con victorias y derrotas parciales hasta el momento, pero convencido de contar con el apoyo del ciudadano medio, el l¨ªder del centroderechista Propuesta Republicana (PRO) quiere poner en pie un modelo de gesti¨®n en las ant¨ªpodas del peronismo hegem¨®nico en Argentina.
Una de las primeras medidas adoptada por Macri —quien jur¨® su cargo el pasado 9 de diciembre— caus¨® el p¨¢nico entre muchos de los 120.000 funcionarios municipales porte?os.
El jefe del Gobierno local orden¨® no renovar 2.500 contratos, alegando que se trataba de contrataciones irregulares. Adem¨¢s, ha anunciado que otros 20.000 que vencen en marzo est¨¢n en el aire y, lo que es peor, ha amenazado con elaborar un detallado censo para ver qu¨¦ trabajo en concreto realiza cada empleado a sus ¨®rdenes.
Macri, hijo de un importante empresario que lleg¨® emigrado desde Italia, ha declarado enemigo p¨²blico n¨²mero uno de su gesti¨®n a una figura firmemente instalada en el imaginario argentino: el ?oqui. Se trata de la persona que aparece por el trabajo ¨²nicamente para cobrar la paga de fin de mes. Recibe el apodo de la costumbre, importada de Italia, de comer el d¨ªa 29 de cada mes la pasta de patata del mismo nombre. Los ?oquis suponen una verdadera plaga en la Administraci¨®n argentina y Macri, que emplea el 60% del presupuesto de la capital federal en pagar sueldos, considera imprescindible acabar con este agujero negro.
Pero el l¨ªder del PRO —y ¨²nico pol¨ªtico que ha derrotado a las listas del ex presidente N¨¦stor Kirchner dos veces consecutivas en la capital argentina— ha descubierto pronto que la gesti¨®n p¨²blica no tiene nada que ver en muchos aspectos con la empresa privada. Los sindicatos se han puesto en pie de guerra contra el alcalde de Buenos Aires y el l¨ªder de la poderosa central peronista Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, ha apoyado las movilizaciones contra los despidos y ha calificado de "genocidio laboral" las medidas de Macri. Otros sindicatos apuntan a que, puestos a buscar ?oquis, el gobernante porte?o deber¨ªa recordar que durante su etapa como diputado bati¨® todos los records de absentismo laboral.
Los afectados han recurrido a la justicia y una juez ha dado la raz¨®n a los trabajadores no renovados. Macri ha recurrido la sentencia argumentando que se trata de una injerencia del poder judicial sobre el legislativo. "La gente ha votado por el cambio", record¨® el jefe de Gabinete de Macri, Horacio Rodr¨ªguez Larreta, quien ha ratificado que se examinar¨¢ "uno por uno" a todos los funcionarios porte?os.
Macri, hasta el pasado diciembre presidente del equipo de f¨²tbol Boca Juniors, no ha dado su brazo a torcer, convencido de que esta limpieza cuenta con las simpat¨ªas de la mayor¨ªa de los ciudadanos. ?stos han sido puntualmente informados de la existencia de funcionarios municipales que cobran su sueldo y viven fuera de Argentina —en concreto, en Espa?a, M¨¦xico y Ecuador—, de otros que oficialmente disponen de hasta ocho secretarias y de casos como el de cuatro empleados que utilizaban un sistema rotativo de excedencias alegando que s¨®lo contaban con un ordenador para trabajar. El alcalde de Buenos Aires ha asegurado que los 2.500 contratos no renovados hasta el momento responden a personas colocadas a dedo. Por si acaso, el anterior alcalde de la ciudad, Jorge Telerman, se ha apresurado ha declarar que ¨¦l no es responsable de las contrataciones irregulares.
El segundo gran frente son las medidas anunciadas la semana pasada contra las protestas que casi a diario se viven las calles de Buenos de Aires, que convierten la acci¨®n de circular por la ciudad en un ejercicio de adivinaci¨®n para averiguar d¨®nde estar¨¢n las calles cortadas. Las protestas, en ocasiones con car¨¢cter violento, se han multiplicado desde que el PRO lleg¨® al poder. Macri ha dispuesto que se cumpla una normativa ya existente que obliga a que la convocatoria de manifestaciones se comunique previamente e impone multas a los que realicen cortes de calles por sorpresa.
La respuesta ha venido en paralelo desde el Gobierno federal y las organizaciones piqueteras. El ministro de Justicia Federal, An¨ªbal Fern¨¢ndez, ha ratificado una doctrina oficial que se sigue desde que N¨¦stor Kirchner llegara al poder de que la polic¨ªa no disolver¨¢ las manifestaciones no autorizadas. Por su parte, el l¨ªder piquetero Ra¨²l Castells realiz¨® el pasado viernes una marcha sin previo aviso que finaliz¨® precisamente ante la sede del Gobierno de Buenos Aires. "Hace 15 a?os que nos venimos movilizando y a esta altura de la situaci¨®n no vamos a estar pidiendo permiso", subray¨® Nina Pelozo, destacada l¨ªder piquetera y esposa de Castells.
"Desidia y desorganizaci¨®n"
La batalla econ¨®mica se centra en la ObSa, la mutua social de los trabajadores municipales de Buenos Aires, un organismo que controlaban los sindicatos y que Macri ha ordenado intervenir ya en dos ocasiones. En la primera, hace dos semanas, los sindicatos pusieron un recurso de amparo ante la justicia, que declar¨® la medida ilegal.
El Gobierno municipal filtr¨® entonces una filmaci¨®n donde se ve¨ªa a los sindicalistas cargando documentos de la mutua en un cami¨®n y aleg¨® que se estaban sustrayendo papeles importantes de la gesti¨®n de la sociedad. Los protagonistas de la cinta aseguraron que se trataba de efectos personales.
D¨ªas despu¨¦s, con una disposici¨®n legal de car¨¢cter diferente a la primera, Macri orden¨® una segunda intervenci¨®n del organismo. Aunque la semana pasada se reanud¨® el trabajo en las oficinas de ObSa, los sindicatos han anunciado un nuevo recurso de amparo.
El PRO ha denunciado tambi¨¦n el desorden existente en las cuentas p¨²blicas de la capital argentina. Ha exigido una relaci¨®n detallada de los proveedores a las diferentes ¨¢reas de su Gobierno, denominadas oficialmente ministerios. De 14, apenas tres han presentado el estado de sus cuentas. Macri asegura que ha encontrado la Administraci¨®n local en un estado de "desidia y desorganizaci¨®n".
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