"A Ingrid hay que soltarla ya"
La senadora colombiana Piedad C¨®rdoba medi¨® con las FARC y presenci¨® la liberaci¨®n de los ¨²ltimos rehenes. Desde hace tiempo, lucha por que su Gobierno alcance un acuerdo basado en el intercambio de insurgentes presos por civiles secuestrados.
La senadora Piedad C¨®rdoba (Medell¨ªn, 1955) se declara infatigable en su b¨²squeda de la paz en Colombia. Fue mediadora ante la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), presenci¨® las recientes liberaciones de rehenes (entre ellos se encontraba Clara Rojas, compa?era de cautiverio de Ingrid Betancourt) y ha viajado por medio mundo (incluido EE UU, donde ha visitado a dirigentes guerrilleros presos como Sim¨®n Trinidad y Sonia) en su b¨²squeda de un acuerdo negociado con el Gobierno de su pa¨ªs para lograr el canje de insurgentes presos por civiles secuestrados.
Esta semana, el destino de C¨®rdoba (l¨ªder del ala izquierdista del opositor Partido Liberal) ha sido Espa?a, uno de los pa¨ªses amigos del proceso de negociaci¨®n entre Bogot¨¢ y las FARC.
En Madrid y sobre este asunto habl¨® el lunes con la secretaria de Estado para Iberoam¨¦rica de Espa?a, Trinidad Jim¨¦nez. Porque s¨®lo le quedan las conversaciones oficiales, con interlocutores leg¨ªtimos, despu¨¦s de que el presidente de su pa¨ªs, ?lvaro Uribe, desautorizara su mediaci¨®n y la del presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, ante la guerrilla.
Pregunta. ?C¨®mo ve la distante Europa algo tan complejo como los contactos de una senadora con un grupo guerrillero que opera en la selva?
Respuesta. Con desinformaci¨®n. Y no por casualidad ni por falta de elementos de juicio. Es una desinformaci¨®n dirigida, para privilegiar una pol¨ªtica de guerra y no la b¨²squeda de una soluci¨®n negociada. Hay cierta impotencia, uno no sabe c¨®mo llegar hasta aqu¨ª...
P. ?Por qu¨¦ rechazan las FARC los papeles que Francia y Espa?a intentan asumir como interlocutores en el di¨¢logo de paz?
R. El asesinato de Ra¨²l Reyes, que era una especie de canciller que recib¨ªa a las delegaciones de la negociaci¨®n, supuso un golpe mortal a la confianza de las FARC en el Gobierno colombiano. Los guerrilleros aceptaron ir al lugar donde se supon¨ªa que se iban a reunir, porque confiaban en que Francia estaba actuando con discreci¨®n y con las m¨ªnimas garant¨ªas. Y cre¨ªan que al Gobierno no le mov¨ªa el ¨¢nimo de identificar d¨®nde estaban para matarlos, sino para consolidar la entrega de Ingrid Betancourt. Por eso, desde entonces rechazan la mediaci¨®n de Francia, Espa?a y la Iglesia cat¨®lica. Francia ha sido la gran perjudicada, porque incluso ha enviado un avi¨®n, con los costes pol¨ªticos que eso tiene, pero no significa que no se pueda continuar.
P. ?De verdad cree que se puede?
R. Una de las estrategias del Gobierno consiste en vender al mundo la idea de que la guerrilla no quiere continuar, en demonizar a las FARC para avanzar en la pol¨ªtica de guerra. Y lo que hay que lograr es la liberaci¨®n de los secuestrados. Hay que recuperar el papel de Espa?a y Francia. Hay que recomponerlo todo y creo que no es demasiado tarde.
P. A veces, desde este lado, se percibe una oleada de pesimismo, de que es un proceso sin meta de llegada.
R. Y, sin embargo, hay mucha gente que, como yo, aspira a que tenga soluci¨®n. Una de las v¨ªas m¨¢s r¨¢pidas para conseguirlo es el acuerdo humanitario. Y, antes de eso, lograr la liberaci¨®n de civiles, para, a partir de ah¨ª, avanzar hacia cosas importantes.
P. ?M¨¢s importantes que la liberaci¨®n de rehenes?
R. Por ejemplo, erradicar el secuestro como instrumento de presi¨®n pol¨ªtica, el uso de armas no convencionales... Y, por otro, que acaben las detenciones arbitrarias y las ejecuciones extrajudiciales. Si Colombia se pone esa meta de aqu¨ª a diciembre, avanzaremos enormemente.
P. ?Y cu¨¢l ser¨ªa el primer paso a dar por el interlocutor oficial, el Gobierno?
R. Deber¨ªa hacer un gesto de buena voluntad. Las fotos que ahora est¨¢n en la Casa de Am¨¦rica (en Madrid, en solidaridad con los secuestrados) se tienen gracias a dos mujeres que ahora est¨¢n detenidas sin motivo. Una de ellas, de 20 a?os, tiene lupus y puede morir en cuesti¨®n de meses. La otra est¨¢ embarazada y le han descubierto un c¨¢ncer maligno. Ambas est¨¢n encarceladas, porque las acusan del secuestro de 16 personas. Pero su ¨²nico delito es haber aportado pruebas de vida de esos 16 rehenes. Al parecer, en su pueblo les pidieron el favor de que entregaran un paquete en un determinado lugar, y en ese paquete iban las pruebas de vida. Ahora se enfrentan a una condena de entre 40 y 60 a?os. Por eso, as¨ª como yo exijo a las FARC la liberaci¨®n de todas las personas que tienen como rehenes, tambi¨¦n pido al Gobierno que libere a esas dos mujeres.
P. ?Y cree que las FARC tienen un aut¨¦ntico ¨¢nimo de di¨¢logo?
R. Yo s¨¦ que las FARC no son un conjunto de arc¨¢ngeles, pero s¨ª s¨¦ que hay voluntad de liberar gente. La prueba est¨¢ en que ya hay siete liberados. Pero si esto se oculta, la gente percibe que las FARC no tienen voluntad y que la ¨²nica salida es la intervenci¨®n militar. Y hay quien dice: "Pues que se sacrifique la familia de Ingrid, porque si toca que la maten, que la maten. Que maten a todos los rehenes, con tal de que maten a todos los guerrilleros". Y ¨¦sta es una conclusi¨®n muy poco ¨¦tica. Si se habla, se puede.
P. Usted ha realizado una de las labores m¨¢s comprometidas para una pol¨ªtica de profesi¨®n. ?C¨®mo se negocia con la guerrilla?
R. En los ¨²ltimos 10 a?os, desde que se levant¨® la zona del Cagu¨¢n durante el fracaso de la negociaci¨®n emprendida bajo el Gobierno de Andr¨¦s Pastrana), no ha habido ninguna conversaci¨®n y esto es muy lamentable. En estos 10 a?os no se ha acabado la guerrilla ni el narcotr¨¢fico. Y lo que es peor: ahora hay un proyecto paramilitar infiltrado en el Congreso en proporciones alarmantes. Jam¨¢s pudimos imaginar que llegar¨ªamos a tener 32 congresistas en la c¨¢rcel y 62 investigados, en un caso (el de la parapol¨ªtica) que posiblemente llegue hasta la misma mesa directiva del Congreso. Si la ¨²nica causa del problema de Colombia son las FARC, ?por qu¨¦ tenemos una sociedad tan corrupta? Hay cuatro millones de desplazados internos, 30.000 desaparecidos, 5.000 fosas comunes, cuatro millones de hect¨¢reas robadas a los campesinos por los paramilitares? ?Que c¨®mo se negocia? Principalmente, no cerrando la puerta al di¨¢logo. Pero no a nivel personal, porque la negociaci¨®n se puede convertir en una tertulia. El Gobierno tiene que nombrar mediadores para reconstruir la confianza de las FARC.
P. ?Ha continuado usted en contacto con la guerrilla, a pesar de la desautorizaci¨®n de Uribe?
R. No, porque ya no tengo la confianza del presidente. El Gobierno venezolano puede hablar con quien quiera, pero yo no. M¨¢s aun: acaba de salir un decreto por el cual, si alguien habla con las FARC, incurre en un delito de concierto para delinquir. Pero yo tambi¨¦n tengo un mandato de los familiares de las v¨ªctimas. Por eso busco que se reactiven los canales de comunicaci¨®n.
P. ?Y Hugo Ch¨¢vez?
R. No lo s¨¦, pero creo que no. La gente cree que Hugo Ch¨¢vez se beneficia de su papel en el acuerdo humanitario, pero es al contrario. El conflicto colombiano se ha regionalizado de forma preocupante. Por ejemplo, las fumigaciones en la frontera con Ecuador han causado da?os enormes al pa¨ªs vecino, aunque fue tras el 1 de marzo [d¨ªa en que muri¨® Ra¨²l Reyes] cuando el deterioro de las relaciones se hizo p¨²blico. Adem¨¢s, muchos paramilitares se han adue?ado de regiones enteras en la zona costera de Ecuador, algunos incluso se han entrenado en la zona boliviana de Santa Cruz para desestabilizar al Gobierno de Evo Morales? Es decir, en este momento, los pa¨ªses vecinos empiezan a exigir una soluci¨®n al conflicto colombiano, porque todos sufren las consecuencias.
Panam¨¢ acaba de encarcelar a seis de las FARC, y cuando Mireya Moscoso era presidenta hubo un gran desplazamiento de campesinos desde el Choc¨® (los echaron los paramilitares para poder plantar palma africana en sus tierras) a Panam¨¢ y no recibieron un tratamiento humanitario: los devolvieron y muchos murieron o desaparecieron. El conflicto colombiano se ha hecho inmanejable para los dem¨¢s pa¨ªses de la zona. Colombia se ha vuelto un vecino inc¨®modo.
P. El secuestro de Ingrid Betancourt tambi¨¦n se ha internacionalizado. ?No cree que hay una cierta manipulaci¨®n de su inmenso dolor por parte de la guerrilla, del Gobierno de Bogot¨¢ e incluso de la comunidad internacional?
R. Sin la m¨¢s m¨ªnima duda. Yo estuve secuestrada [por los paramilitares] y s¨¦ que la retenci¨®n es muy dura: me disolvi¨® la familia, me envi¨® al exilio, mi hija estuvo desaparecida? Alguien que ha pasado por todo esto no puede pensar que Ingrid est¨¢ bien de salud. Seis a?os retenida, sin sus hijos y sabiendo que su madre tambi¨¦n sufre es muy duro. Pero creo que no est¨¢ en las p¨¦simas condiciones de salud que dicen. El Gobierno de Uribe dijo que se iba a morir y permiti¨® que Francia enviase un avi¨®n s¨®lo para tapar un esc¨¢ndalo pol¨ªtico, porque el mismo d¨ªa en que dijeron que Ingrid se mor¨ªa hab¨ªan apresado a tres parlamentarios colombianos acusados de relaci¨®n con los paramilitares. Fue algo escandaloso. Hay una aut¨¦ntica manipulaci¨®n. Si yo tuviera la oportunidad de hablar ahora con las FARC, les explicar¨ªa que esto est¨¢ siendo utilizado pol¨ªticamente de la manera m¨¢s perversa, descarada y c¨ªnica. A Ingrid hay que soltarla ya.
P. ?Y por qu¨¦ no lo hacen?
R. En enero hubo una reuni¨®n de los abogados de Sim¨®n Trinidad (encarcelado en EE UU) e Iv¨¢n M¨¢rquez (dirigente de las FARC), conocida por el Departamento de Estado de Washington. Yo no estuve porque ya no estaba facultada por el Gobierno, pero s¨ª supe que se explic¨® a las FARC c¨®mo era la situaci¨®n despu¨¦s de la condena a 60 a?os impuesta a Trinidad. Las cosas iban muy bien para la liberaci¨®n de uno de los gringos secuestrados. Y en ese paquete iba tambi¨¦n Ingrid. Pero todo qued¨® abortado por lo sucedido el 1 de marzo.
P. ?C¨®mo dibuja usted el futuro del proceso de paz si Uribe resultase reelegido en 2010?
R. Veo complicado que eso llegue a suceder, porque a Uribe cada vez le resulta m¨¢s dif¨ªcil ocultar la crisis de la implicaci¨®n con los paramilitares. ?Pero si hay partidos que han desaparecido porque toda su gente est¨¢ en la c¨¢rcel! Incluso su socio y primo Mario Uribe, cuya detenci¨®n fue ordenada ayer, est¨¢ siendo investigado. En realidad, Uribe est¨¢ buscando una salida para todos los involucrados, porque los que est¨¢n en la c¨¢rcel no est¨¢n dispuestos a pagar solos por lo ocurrido. Tiene una papa caliente en las manos. Ya no es una crisis que se pueda arreglar y eso va a afectar a la reelecci¨®n. Lo que tiene que decidir ahora es si va a pasar a la historia como el presidente del paramilitarismo o el presidente del acuerdo humanitario.
P. ?Y usted? ?Se plantea aspirar a la presidencia de Colombia?
R. En absoluto. Soy consciente de que en este momento soy una figura que polariza. Yo no soy de las FARC ni he sido guerrillera. Pero soy el personaje con el ¨ªndice m¨¢s alto de impopularidad en la historia de Colombia, seg¨²n las encuestas. Curiosamente, no lo es (el jefe paramilitar Salvatore) Mancuso, que fue recibido en el Congreso como un h¨¦roe; incluso le cerraron las principales v¨ªas de Bogot¨¢ para que comprara sus zapatos Ferragamo de ¨²ltima moda. A m¨ª me apedrean y me insultan. Hasta hay consignas para "matar a Piedad C¨®rdoba". Pero para m¨ª es mucho m¨¢s importante trabajar en el acuerdo humanitario. Si aspirase a la presidencia, no podr¨ªa decir las cosas que digo ni trabajar con tanta dedicaci¨®n. Y tendr¨ªa que negociar cosas que no estoy dispuesta a negociar.
"P¨¢semelo y lo saludo’. Y eso fue todo"
En noviembre del a?o pasado, un oscuro y a¨²n misterioso episodio ensombreci¨® las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC para la liberaci¨®n de rehenes: el presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, anunci¨® por sorpresa que la senadora Piedad C¨®rdoba y el mandatario de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, quedaban desautorizados por su Gobierno para entablar contactos con los insurgentes. La raz¨®n: acusaba a su colega venezolano de entablar contactos con el Ej¨¦rcito de Colombia. C¨®rdoba lo explica desde su papel de actriz principal: "El 12 de octubre, en una reuni¨®n celebrada en Paraguach¨®n, durante la inauguraci¨®n de una planta de gas en la Guajira, pedimos a Uribe garant¨ªas para llevar a Caracas a Iv¨¢n M¨¢rquez, el interlocutor designado por las FARC. Pero el presidente se neg¨® y dijo que viajara 'como Piedad, sin salvoconducto', porque pensaba seguir bombardeando la zona insurgente. Nosotros aceptamos arriesgarnos en ese escenario, pero lleg¨® un momento en que Ch¨¢vez dijo a Uribe que renunciaba a la mediaci¨®n. '?lvaro, yo me retiro y no pasa absolutamente nada. Yo salgo y le digo a los periodistas que hasta aqu¨ª llega mi mediaci¨®n, porque no quiero que terminemos enfrentados', le dijo. Pero Uribe le rog¨® que permaneciera y precis¨®: 'No quiero que por el tema de las FARC los dos pa¨ªses nos enfrentemos. Si hay algo que no nos guste, lo primero, antes que terminar la mediaci¨®n, nos reunimos'. ?Y un mes despu¨¦s nos ech¨®!"?Por qu¨¦? "Fue culpa m¨ªa. A m¨ª me recomend¨® el ex presidente (Ernesto) Samper que buscara sectores de opini¨®n importantes para contar c¨®mo iban las cosas, porque el Gobierno pod¨ªa romper el di¨¢logo en cualquier momento. Yo llam¨¦ a varios medios de comunicaci¨®n y a la Iglesia, y el 21 de septiembre ped¨ª una reuni¨®n con el ministro de Defensa (el general Mario Montoya) para decirle que sin el Ej¨¦rcito no era posible un proceso de paz en el pa¨ªs. Habl¨¦ con el ministro en una reuni¨®n muy tensa. A la vuelta de un viaje a Par¨ªs, yo ven¨ªa hablando (por tel¨¦fono) con el general Montoya y Ch¨¢vez me dijo: 'P¨¢semelo y lo saludo'. Y eso fue todo". ?Y eso fue todo? Antes, dicen que Uribe hab¨ªa advertido a su hom¨®logo: "Hugo, no me llames a los generales, porque se me vuelven chavistas". ?De verdad que eso fue todo? "Ch¨¢vez s¨®lo le pregunt¨® cu¨¢ntos soldados y polic¨ªas estaban en manos de las FARC. Y lo salud¨® cordialmente", contesta C¨®rdoba. Y a?ade: "Creo que el Gobierno nunca tuvo la intenci¨®n de negociar. Lo que no se imagin¨® fue que nosotros nos aplic¨¢ramos tan fuerte".
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