La violencia atrapa a la samba
La m¨²sica brasile?a huye de lo festivo y capta el clima que atenaza al pa¨ªs
Los sambistas han sido siempre los que mejor han captado en las letras de sus m¨²sicas la idiosincrasia y los humores de R¨ªo de Janeiro, la m¨¢s divertida e irreverente ciudad de Brasil. Sin embargo, en este momento, el mundo de la samba, que tiene su mayor eco y sus mejores int¨¦rpretes en las favelas, no hace otra cosa que captar el clima de violencia que atenaza a los ciudadanos y que les impide vivir la cara nocturna y festiva de una ciudad que no dorm¨ªa.
La samba siempre ha sido una expresi¨®n fiel de las distintas fases por las que ha transcurrido Brasil. La muerte, el s¨¢bado pasado, del precursor de la Bossa Nova, Dorival Caymmi, ha hecho recordar c¨®mo hasta la llegada de este estilo musical las letras de la samba hab¨ªan estado impregnadas de pesimismo. Basta recordar los t¨ªtulos de algunas de aquellas canciones de los a?os 50 ¨® 60, como N?o tem soluc?o, Voc¨º nao sabe amar o T?o s¨®. La tristeza y el desencanto llevaban la batuta. Con la Bossa Nova volvi¨® la alegr¨ªa. Canciones como Samba da minha Terra o L¨¢ vem a baina lo atestiguan.
Las canciones de la samba han sido siempre las cr¨®nicas sociales, la indignaci¨®n ciudadana, lo que hace que R¨ªo sea una de las ciudades m¨¢s cantadas del mundo. En este momento, la samba se est¨¢ ti?endo del miedo de los cariocas frente a la violencia. Martinho da Vila, sambista de 70 a?os, lamenta c¨®mo, de una descripci¨®n rom¨¢ntica de la ciudad, se est¨¢ pasando al "realismo de la violencia urbana, de la que uno se hace reh¨¦n". Da Vila advierte que, a pesar de todo, R¨ªo de Janeiro sigue siendo amada por los cariocas, como lo fue siempre. "Es una ciudad admirada y lamentada al mismo tiempo".
Jorge Arag¨®n, cuyos ritmos de samba fueron tocadas hasta en Marte, en una misi¨®n de la Nasa en 1997, dice que est¨¢ avergonzado de R¨ªo. Y se duele en una de sus letras: "Irak est¨¢ aqu¨ª / Est¨¢ aqu¨ª dentro / Irak est¨¢ aqu¨ª, el pueblo est¨¢ con miedo / Irak est¨¢ aqu¨ª y la ciudad est¨¢ ardiendo".
Paulo C¨¦sar Pinheiro, autor de m¨¢s de 700 letras de samba, advierte a Jos¨¦ Casado, periodista del diario O Globo, que si alguien hubiera le¨ªdo con atenci¨®n sus letras ya habr¨ªa entendido hace tiempo lo que estaba sucediendo. Una de sus canciones sirve de profec¨ªa: "El d¨ªa en que la favela baje sin ser carnaval, nadie va a quedar para asistir al desfile final".
A pesar de todo, al final de su largo poema dolorido, Pinheiro escribe, en una tentativa dulce y amarga: "El pueblo est¨¢ con miedo de salir de casa. La bala perdida s¨®lo alcanza al inocente. Pero vamos a tener fe. Las cosas van a mejorar. Dios es brasile?o". En los cariocas y en los sambistas, la esperanza es lo ¨²ltimo que muere.
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