El clima, nuevo actor en el drama del campo argentino
La mayor sequ¨ªa en un siglo complica gravemente la situaci¨®n del pa¨ªs que aliment¨® al mundo

"Llueve sobre mojado" es un refr¨¢n que se ajustar¨ªa perfectamente a la situaci¨®n que vive el campo argentino si no fuera una cruel paradoja. Porque, a los graves problemas estructurales del sector, se ha sumado una atroz sequ¨ªa, no conocida en el ¨²ltimo siglo, que puede provocar que en poco m¨¢s de un a?o el pa¨ªs que ha servido durante d¨¦cadas carne de primera calidad a todo el mundo tenga que importarla. A pesar de estar inmersos en una enconada lucha te?ida de matices pol¨ªticos, Gobierno y ganaderos son conscientes de que, si no se act¨²a de inmediato, el da?o ser¨¢ irreversible.
Hace pocas d¨¦cadas, quien mataba una vaca ajena en Argentina s¨®lo estaba obligado a entregar el cuero al propietario del animal. En ¨¦pocas de la hambruna de posguerra, la carne argentina cruz¨® el oc¨¦ano en contenedores para alimentar a millones de europeos. Los grandes territorios h¨²medos donde millones de cabezas de ganado pastan en libertad, engordan y generan la que tal vez sea la carne de mayor calidad del mundo se han instalado en el imaginario colectivo mundial. Pero la realidad se est¨¢ encargando de desmentir ese estado de cosas.
Argentina es hoy el sexto exportador de carne mundial. Hace apenas tres a?os era el tercero, justo antes de que N¨¦stor Kirchner, entonces presidente y marido de la actual presidenta, Cristina Fern¨¢ndez, prohibiera exportar carne en una maniobra relacionada con la pol¨ªtica oficial de precios en el interior del pa¨ªs. El liderazgo mundial en este ramo hoy lo ostenta Brasil en lo que representa el en¨¦simo golpe al orgullo argentino infligido por el gran vecino del norte.
Y mientras en los campos los ganaderos siguen recibiendo un beneficio similar al de 2005, en los supermercados el precio de la carne pr¨¢cticamente se ha doblado desde entonces. La respuesta de los productores est¨¢ siendo fulminante pero letal. Millones de cabezas de ganado han sido sacrificadas en los ¨²ltimos a?os. Son vacas que producen tanto carne como leche, porque tampoco tener vacas lecheras es rentable. Los animales se matan y su carne es vendida para la producci¨®n de hamburguesas y cada vez son menos los tambos, los centros productores de leche. Para este a?o est¨¢ previsto que haya 135 millones de kilos menos de carne disponible en el mercado interno argentino. De seguir esta progresi¨®n, el pa¨ªs comenzar¨¢ a importar carne en 2010.
A este panorama se han sumado los devastadores efectos del fen¨®meno clim¨¢tico conocido como La Ni?a. Ganaderos y agricultores argentinos ponen m¨¢s que nunca sus ojos en el cielo esperando que caigan las deseadas gotas de agua. En un pa¨ªs bendecido por la naturaleza con abundancia de pr¨¢cticamente todos los recursos necesarios para el campo, el ganado se est¨¢ muriendo de sed y los agricultores se est¨¢n viendo obligados a reducir dr¨¢sticamente la superficie plantada con diversos granos.
Cinco provincias argentinas mundialmente famosas por la fertilidad de sus tierras est¨¢n sin agua y en algunas, como Santa Fe, el 70% de territorio est¨¢ bajo emergencia. En C¨®rdoba, los productores regalan terneros a quienes pasan por la carretera porque, aseguran, no pueden mantenerlos.
En este contexto, se produce un nuevo choque entre el Gobierno y los productores agrarios: todos, con un ojo en el cielo y otro en las elecciones legislativas de 2009.
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