La Am¨¦rica de Obama, 2
UNA JORNADA COMPLETA
La jornada del 4 de noviembre fue electoralmente muy compleja. Adem¨¢s de los 538 delegados para la elecci¨®n presidencial, se eleg¨ªan ocho gobernadores, la entera C¨¢mara de representantes, un tercio del Senado, y se renovaban tambi¨¦n las c¨¢maras bajas y un tercio de los esca?os senatoriales de los 51 Estados. La generalidad de los resultados favorecieron a los dem¨®cratas, que consiguieron un gobernador m¨¢s de los que ten¨ªan hasta llegar a 29 frente a los 21 republicanos y la mayor¨ªa en ambas c¨¢maras en 27 Estados frente a 14 donde la doble mayor¨ªa es de los republicanos, lo que les da el control simult¨¢neo de ejecutivo y legislativo en 17 Estados (tres m¨¢s) frente a 10 los republicanos (dos menos).
Karl Rove, el art¨ªfice de la victoria de Bush en 2000 y 2004, ha querido minimizar la amplitud de la victoria dem¨®crata, a pesar de la notable diferencia entre los resultados obtenidos por uno y otro en 2004 y 2008 respectivamente (¡°History Favors Republicans in 2010¡±. The Wall Street Journal, 13 de noviembre de 2008). Adem¨¢s de una ancha horquilla en n¨²mero de votos y puntos porcentuales, la diferencia en delegados para la elecci¨®n presidencial es todav¨ªa mayor: Obama ha obtenido 365 (95 m¨¢s que los 270 necesarios), mientras que Bush obtuvo 286 (16 m¨¢s de los necesarios). Seg¨²n ¡®el mago¡¯ Rove ¡°la victoria de Obama puede haber sido m¨¢s personal que partidaria o filos¨®fica¡±.
Muchos comentaristas conservadores han insistido en los d¨ªas posteriores a la elecci¨®n en que no se ha producido cambio ideol¨®gico alguno en Estados Unidos, un pa¨ªs que sigue siendo de centro derecha o conservador. Rove aporta como argumento el detalle de los resultados de las elecciones en su nivel estatal y su comparaci¨®n con la victoria de Reagan en 1980: los dem¨®cratas han conseguido diez esca?os m¨¢s de los 1.971 en juego en los senados estatales y 94 en las c¨¢maras de representantes de los 5.411 sometidos a elecci¨®n; mientras que con la elecci¨®n de Reagan, los republicanos obtuvieron 112 senadores sobre 1.981, diez veces m¨¢s que con Obama, y 190 congresistas locales sobre 5.501, el doble.
Tambi¨¦n hubo consultas populares en 36 estados sobre 153 medidas, de muy diverso tipo, desde legislaci¨®n electoral hasta costumbres, pasando por fiscalidad. La cuesti¨®n que mayor atenci¨®n ha suscitado ha sido la prohibici¨®n del matrimonio entre personas del mismo sexo en tres estados, California, Arizona y Florida, de forma que ya son 30 los Estados que han ilegalizado este tipo de uniones. El caso m¨¢s pol¨¦mico es el de California donde el matrimonio gay ha sido legal durante seis meses, ha recibido el aval de su Corte Suprema y han sido extendidas 18.000 licencias matrimoniales, que no ser¨¢n invalidadas seg¨²n el fiscal del Estado. Tres nuevas demandas ante el Tribunal Supremo californiano han sido ya presentadas reclamando la invalidez del refer¨¦ndum.
El refer¨¦ndum californiano ha desencadenado una amplia movilizaci¨®n del movimiento de gays y lesbianas, as¨ª como una cierta controversia sobre los votantes dem¨®cratas. Los analistas ven¨ªan considerando durante la campa?a que cuanto mayor fuera la movilizaci¨®n de negros e hispanos a favor de Obama m¨¢s probable ser¨ªa el rechazo del matrimonio homosexual. El resultado global de la jornada no permite, sin embargo, entender que los votantes se hayan decantado en las consultas por medidas conservadoras y hayan hecho lo contrario a la hora de elegir al presidente, a los gobernadores y legisladores. Entre las 153 medidas sometidas a consulta hay para todos los gustos ideol¨®gicos, aunque la mayor¨ªa tienen un contenido fuertemente pol¨¦mico y polarizador. El Estado de Washington reconoci¨® el derecho al suicidio asistido, sum¨¢ndose as¨ª a Oreg¨®n, que ya lo hab¨ªa hecho anteriormente. Massachussets y Michigan despenalizaron la posesi¨®n y uso de marihuana. Este ¨²ltimo Estado levant¨® la prohibici¨®n de investigar con c¨¦lulas madre.
MAPA ELECTORAL
El mapa electoral experimenta, en todo caso, una notable ampliaci¨®n de la mancha azul dem¨®crata obtenida por Kerry en 2004: Obama incorpora nueve Estados a la cuenta de delegados dem¨®cratas en relaci¨®n a la anterior elecci¨®n y no pierde ninguno. Obtiene 365 delegados frente a los 173 de McCain. Bush obtuvo en 2004 un total de 286, 16 m¨¢s de los necesarios para la mayor¨ªa, y 271, uno m¨¢s, en 2000; de forma que la victoria de Obama en cuanto a n¨²mero de delegados se sit¨²a en niveles parecidos a las de Clinton (370 en 1992 y 379 en 1996) pero lejos de las mayor¨ªas abrumadoras de Reagan (489 en 1980 y 525 en 1984).
Es interesante analizar estos cambios desde el punto de vista de las grandes regiones informales de la geograf¨ªa americana. El Rust Belt o Cintur¨®n de la Herrumbre, por ejemplo, formado por los Estados de la vasta regi¨®n industrial entre los Grandes Lagos y la costa nordeste, con la salvedad de Virginia Occidental queda para el Partido Dem¨®crata. El Sun Belt o cintur¨®n del sol, todo entero de Bush en 2004, a excepci¨®n de California, sit¨²a dos Estados como Nuevo M¨¦xico y Florida en el mapa azul dem¨®crata. En la regi¨®n de los Mountain States o tambi¨¦n Mountain West, dos Estados m¨¢s pasan de rojo a azul: Nevada y Colorado. El Partido Republicano, por su parte, pierde dos estados en el Bible Belt, o cintur¨®n b¨ªblico, donde hay la m¨¢s alta concentraci¨®n de evangelistas sure?os y cristianos renacidos, como son Virginia y Carolina del Norte, algo que en este ¨²ltimo caso no hab¨ªa sucedido desde 1976.
Obama ha vencido s¨®lo en 44 de los 410 condados del llamado cintur¨®n de los Apalaches, que es una regi¨®n en gran parte rural, de poblaciones aisladas, que se extiende desde m¨¢s all¨¢ de Nueva York hasta el Mississipi, seg¨²n relata Adam Nossiter (New York Times, 10 de noviembre de 2008). El periodista asegura que estas comarcas han sido menos expuestas a la diversidad, al ¨¦xito educativo y al progreso econ¨®mico que el resto del pa¨ªs. Son muy representativas de la ¨¦poca republicana que ahora parece acabar. Y es, en todo caso, el final de la Estrategia Sudista que inici¨® Richard Nixon y le dio la presidencia en 1968, la otra cara de la legislaci¨®n que aboli¨® la legislaci¨®n segregacionista en los estados sure?os.
Parte de esta Estrategia Sudista explica que Obama sea el primer presidente dem¨®crata desde John Kennedy que sale del norte del pa¨ªs. Todos los otros eran pol¨ªticos sure?os (Carter de Georgia y Clinton de Arkansas), que consegu¨ªan sus mayor¨ªas comprometiendo a los votantes de esta zona del electorado situada en el nudo estrat¨¦gico de la mayor¨ªa desde el final de las legislaciones estatales segregacionistas. Las elecciones han dado desde entonces una especie de recompensa al electorado de los antiguos Estados segregacionistas, que han contado con una mayor influencia en la pol¨ªtica americana y en consecuencia en la pol¨ªtica mundial.
Los estados sudistas de Bush que se pasan a Obama o se acercan peligrosamente lo hacen por varios factores cruzados. Uno es el cambio demogr¨¢fico, en dos direcciones: el aumento de la diversidad de su poblaci¨®n, sobre todo con la incorporaci¨®n de hispanos, y la incorporaci¨®n de las nuevas generaciones a la pol¨ªtica. Y el otro es el desgaste neoconservador, que conduce a una mayor inhibici¨®n de su electorado e incluso a la defecci¨®n de los electores j¨®venes.
Es muy significativo que las rentas conservadoras del final de la segregaci¨®n racial en el sur terminen justo ahora con la llegada de un afroamericano a la Casa Blanca. En este per¨ªodo el Sur Profundo ha ido tomando un protagonismo creciente en el Partido Republicano, hasta convertirse con Bush en el coraz¨®n del coraz¨®n conservador. A¨²n siendo gobernadora de Alaska, la nominaci¨®n de Sarah Palin es quiz¨¢s el ¨²ltimo avatar de esta estrategia y a la vez la encarnaci¨®n de su fracaso. Con la elecci¨®n de Obama, en cambio, esta Am¨¦rica reaccionaria que ha hecho valer sus ideas y valores durante los ¨²ltimos cuarenta a?os queda fuera del main stream y de la Casa Blanca.
Tiene tambi¨¦n inter¨¦s rese?ar lo ocurrido en Iowa, Estado del Medio Oeste mayoritariamente blanco, que dio sus delegados a Bush en 2004 y donde Obama ha desarrollado una campa?a muy intensa y cuidadosa. All¨ª fue donde el candidato dem¨®crata demostr¨® que era elegible por parte del electorado blanco y lo hizo en unas elecciones organizadas en caucuses o asambleas locales, especialmente adaptadas a la campa?a militante y juvenil de Obama. Su victoria el 3 de enero en las primarias sobre Hillary Clinton fue el aldabonazo, especialmente convincente para el electorado afroamericano, que le permiti¨® situarse directamente en cabeza en n¨²mero de delegados a la Convenci¨®n Dem¨®crata, posici¨®n que pr¨¢cticamente no cambi¨® a los largo de los siguientes seis meses de primarias.
Deteng¨¢monos tambi¨¦n en observar lo sucedido en Pennsylvania, Estado al que McCain y Palin dedicaron ¨ªmprobos esfuerzos con la esperanza de rob¨¢rselo a los dem¨®cratas. All¨ª gan¨® Clinton en las primarias, lo que permit¨ªa a McCain jugar con el populismo obrerista para evitar que la clase obrera blanca votara a Obama. Es significativo que el vicepresidente Joe Biden sea originario de una localidad de este Estado y tenga muy buen predicamento con los sindicatos y la clase obrera tradicional, algo que jug¨® sin duda como uno de los factores a la hora de seleccionarlo. El otro factor probablemente es su competencia en temas internacionales, como presidente hasta ahora del comit¨¦ de relaciones exteriores del Senado.
En New Hampshire, donde tambi¨¦n gan¨® Clinton, McCain lleg¨® a albergar alguna esperanza de convertir el estado en la pieza clave para vencer a Obama. Fue especialmente interesante observar en el ¨²ltimo tramo de la campa?a c¨®mo el dem¨®crata jugaba fuerte en los swing states donde su posici¨®n era m¨¢s d¨¦bil, mientras que McCain intentaba quitarle los que se estaban decantando o votaron dem¨®crata en la ¨²ltima elecci¨®n.
PEPE EL FONTANERO
Otro estado crucial en esta elecci¨®n era Ohio, donde gan¨® Bush en sus dos elecciones; y en la segunda de ellas, en 2004, tambi¨¦n con numerosas irregularidades que condujeron a nuevos recuentos y revisiones de mesas electorales. De Ohio sali¨® Joe the Plumber (Pepe el Fontanero), el personaje emblem¨¢tico escogido por los republicanos para intentar responder a los dem¨®cratas en sus propuestas de fiscalidad. Joe es sobre el papel un empleado por cuenta ajena que quiere comprar la empresa donde trabaja y teme el incremento de impuestos a las empresas que preparan los dem¨®cratas. Es un transunto de otro estereotipo popular, Joe Sixpacks, el obrero bebedor de cerveza (paquete de seis botellas) que se contrapone a los intelectuales y burgueses bebedores de vino blanco. Esta misma contraposici¨®n se produjo en la campa?a dem¨®crata entre Hillary Clinton, amiga de los bebedores de cerveza, y Obama, m¨¢s cercano a los bebedores de vino. Lo m¨¢s interesante desde el punto de vista ideol¨®gico es que al final la derecha adopt¨® rasgos de populismo obrerista muy acusados frente al elitismo de la izquierda.
Dentro del voto blanco, destaca el caso de los trabajadores de los suburbios industriales, sobre todo del Este y de los Grandes Lagos, que han conformado uno de los n¨²cleos de la hegemon¨ªa conservadora en los ¨²ltimos 30 a?os, seducidos por Ronald Reagan, agraviados por las pol¨ªticas de discriminaci¨®n positiva hacia las minor¨ªas y hostiles a la inmigraci¨®n y a la globalizaci¨®n en la misma l¨ªnea de la clase obrera europea que ha desplazado su voto hacia la extrema derecha populista.
En el caso americano, esta versi¨®n del lepenismo fue caracterizada hace 20 a?os por el soci¨®logo Stanley Greenberg en un estudio sobre el condado de Macomb, en la periferia suburbial de Detroit (Michigan). Sus electores, a los que denomin¨® dem¨®cratas de Reagan, votaron por aquel presidente conservador en una proporci¨®n de dos a uno en 1984, que contrasta con su apoyo masivo a Kennedy y Johnson en los a?os 60. En esta ocasi¨®n se han comportado como la mayor parte del pa¨ªs y han dado un 53% a Obama y un 45% a McCain. Greenberg les ha dado por liquidados como categor¨ªa electoral a tener en cuenta en un art¨ªculo en The New York Times (¡°Good Bye, Reagan Democrats¡° 11, nov., 2008).
Otro caso que requiere especial atenci¨®n es el de Florida, Estado que dio la victoria en n¨²mero delegados a Bush en 2000, tras no pocas irregularidades, y donde venci¨® en 2004, a pesar de su fuerte tradici¨®n dem¨®crata. Obama ha arrebatado el Estado a McCain y ha obtenido el 70% del voto hisp¨¢nico no cubano, alcanzado el 35% del voto cubano, el mejor resultado obtenido por un candidato dem¨®crata entre los exilados cubanos.
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