Contin¨²a el acoso a las 'pir¨¢mides' colombianas
Detenida en Uruguay Johanne Iveth Le¨®n, esposa del cerebro de DMG
A Johanne Iveth Le¨®n, la joven esposa de David Murcia Guzm¨¢n, cerebro de DMG, empresa captadora ilegal de dinero y lavadora de d¨®lares que enga?¨® a millones de personas, las autoridades le segu¨ªan los pasos desde hac¨ªa dos meses. Fue detenida el pasado martes en un barrio residencial de Montevideo, Uruguay, junto a cuatro personas m¨¢s.
La noticia de su detenci¨®n provoc¨® de inmediato la respuesta de las autoridades colombianas, que pidieron su extradici¨®n; el tr¨¢mite, advirtieron, puede durar meses. La fiscal¨ªa tiene pruebas que muestran a Johanne Iveth Le¨®n como elemento clave del emporio ilegal DMG; era accionista de varias de las empresas.
Murcia fue detenido a finales de noviembre pasado cuando intentaba huir de Panam¨¢. All¨ª vivi¨®, en un lujoso apartamento con vistas al mar, junto a su esposa y su madre, desde que las autoridades empezaron a investigar su ins¨®lita historia: de vendedor de productos naturales, pas¨® a ser un poderoso magnate con propiedades en seis pa¨ªses de Am¨¦rica Latina.
La empresa DMG (siglas del nombre completo de Murcia) naci¨® en abril de 2005 en un peque?o poblado de la zona cocalera del sur del pa¨ªs. Fue presentada como una comercializadora de bienes y servicios que usaba tarjetas prepago. Con ellas, los depositantes de dinero pod¨ªan retirar desde una nevera hasta un paquete tur¨ªstico; seis meses despu¨¦s recib¨ªan el total del dinero invertido.
El 17 de noviembre pasado, el Gobierno reaccion¨® -de manera tard¨ªa, ya que la prensa hab¨ªa denunciado el posible enga?o- y cerr¨® en todo el pa¨ªs m¨¢s de 50 de sus oficinas. Las personas que cayeron en la trampa, desde peque?os ahorradores hasta alg¨²n congresista y militares, tratan ahora de que la interventora nombrada por el Gobierno les devuelva, al menos, parte del dinero que no alcanzaron a recuperar.
Murcia us¨® distintas artima?as para ocultar su actividad ilegal. Entre otras, contrat¨® a reconocidos juristas para que le ayudaran a dar un tinte de legalidad. Usaba, adem¨¢s, seg¨²n indicios de la fiscal¨ªa, contabilidad paralela.
Sin duda, la detenci¨®n de su esposa es un duro golpe contra este hombre, de apenas 28 a?os. En una entrevista que concedi¨® desde la prisi¨®n, a finales del a?o pasado, llor¨® ante las c¨¢maras al hablar de su familia. Se mostr¨® dispuesto a aceptar incluso la pena de muerte; todo, a cambio de que no se hiciera nada contra su familia: su mujer, su madre, su hermano William, que contin¨²an pr¨®fugos.
Murcia se hab¨ªa mantenido firme en su posici¨®n de inocencia. No acepta los cargos de lavado de activos, de enriquecimiento il¨ªcito, de captaci¨®n masiva de dinero. Para ¨¦l, los ahorradores obten¨ªan jugosas ganancias como pago a la publicidad personalizada que hac¨ªan de la marca. Pero las cosas cambiaron el pasado viernes. Dos de sus m¨¢s cercanos colaboradores, capturados en Bogot¨¢ el d¨ªa del cierre de las oficinas -David ?ngel, empresario de clase alta, y la abogada Margarita Pab¨®n-, reconocieron que DMG s¨ª lavaba dinero; lo hicieron para lograr una rebaja de las penas. Seg¨²n la fiscal¨ªa, la empresa DMG lav¨® 245.000 millones de pesos, unos 120 millones de d¨®lares.
"Traidores", les gritaron al salir de los estrados judiciales a ?ngel y a Pab¨®n. Sin embargo, a Murcia lo siguen viendo como un dios muchos de sus seguidores, miembros de la familia DMG, "la m¨¢s grande y unida de Colombia", como rezaban algunas de las pancartas en las manifestaciones en su defensa. Se arremolinan frente al juzgado donde se adelanta su juicio y gritan consignas a favor de su libertad. Piden, adem¨¢s, la reapertura de sus empresas. Para ellos, las multimillonarias cifras que manejaba la comercializadora era su dinero, de los pobres. Tras la ca¨ªda de DMG y de otras pir¨¢mides, dos departamentos del sur del pa¨ªs se declararon en emergencia econ¨®mica: el 90% de sus habitantes apost¨® a esta manera de tener dinero de manera f¨¢cil.
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