Israel considera papel mojado el pacto de Annapolis
El responsable de Exteriores rechaza los pactos que reconocen la creaci¨®n de un Estado palestino
Sin freno y sin medias tintas. No ha sorprendido hoy en su toma de posesi¨®n Avigdor Lieberman, ministro de Exteriores israel¨ª. Se carg¨® de un plumazo la conferencia de Annapolis, impulsada en noviembre de 2007 por el ex presidente estadounidense George W. Bush y que apremiaba a la creaci¨®n de un Estado palestino. Rechaz¨® toda concesi¨®n pol¨ªtica y territorial, y advirti¨®: "Quienes piensan que mediante concesiones se ganar¨¢n el respeto y lograr¨¢n la paz, est¨¢n equivocados... Aquellos que quieran la paz deben prepararse para la guerra y ser fuertes". Las palabras de Lieberman suponen una declaraci¨®n de intenciones, un vuelco radical al discurso diplom¨¢tico del extinto Gobierno de Ehud Olmert y un desaf¨ªo a la Administraci¨®n de Barack Obama.
El primer ministro Olmert ha sido el m¨¢s belicoso en el ¨²ltimo cuarto de siglo. Dos guerras (L¨ªbano en 2006 y Gaza el invierno pasado); el bombardeo de una instalaci¨®n militar, supuestamente nuclear, en Siria en 2007, y el ataque a¨¦reo contra un cargamento de armas en Sud¨¢n en enero de este a?o jalonaron su mandato de tres a?os. Tampoco llev¨® a cabo concesi¨®n alguna a sus contrapartes ¨¢rabes, pero abon¨® los canales diplom¨¢ticos.
"Hay un documento que nos obliga, y ¨¦se no es el de la conferencia de Annapolis. No tiene validez. El Gobierno israel¨ª nunca ratific¨® Annapolis ni lo hizo la Kneset (Parlamento)", ha afirmado el ultra Lieberman. A su juicio, el documento suscrito por Olmert y su jefa de la diplomacia, Tzipi Livni, es papel mojado, aunque otorga vigencia a la Hoja de Ruta, que supedita la fundaci¨®n del Estado palestino al fin de la violencia y que tambi¨¦n exige un frenazo en seco a la expansi¨®n de las colonias jud¨ªas en Cisjordania.
Habr¨¢ que dar tiempo porque la Casa Blanca tendr¨¢ algo que decir. Pero las vaguedades expresadas la v¨ªspera por Benjam¨ªn Netanyahu en la Kneset dejan claros sus prop¨®sitos respecto a los palestinos: nada de concesiones territoriales. Del mismo modo que Ham¨¢s no reconoce la legitimidad del Estado sionista, los Estatutos del Likud tampoco admiten la existencia de un Estado palestino. Y Netanyahu no esconde su primera misi¨®n respecto a Cisjordania y Gaza: derribar el Gobierno de Ham¨¢s en la franja. La guerra desatada el pasado 27 de diciembre concluy¨®, en su opini¨®n, demasiado pronto, sin lograr ese objetivo.
"Le digo al liderazgo palestino que si realmente quiere la paz, podemos conseguirla", apunt¨® Netanyahu. Los diputados ¨¢rabes y los de Meretz (izquierda israel¨ª) le abuchearon. Sus t¨¦rminos para la paz tambi¨¦n indignan a la moderada Autoridad Palestina: se trata de fomentar el progreso econ¨®mico en Cisjordania. M¨¢s tarde habr¨¢ que garantizar la seguridad de Israel. Despu¨¦s, ya se ver¨¢. Pero ni hablar de un Estado palestino. El presidente, Mahmud Abbas, declar¨® ayer: "Lieberman no cree en la paz. No podemos negociar con ¨¦l. El mundo deber¨ªa presionarle".
A pesar de que Netanyahu busc¨® con ah¨ªnco que Kadima, presidido por Tzipi Livni, se sumara a la coalici¨®n, la negativa del primer ministro y l¨ªder del Likud a pronunciar las palabras "Estado palestino" frustr¨® el intento y Netanyahu opt¨® por el extremismo de varios de sus socios.
Obama ser¨¢ clave. Washington ha esperado a que se forme el nuevo Gobierno israel¨ª, pero el mediador -George Mitchell- ya fue designado y la maquinaria diplom¨¢tica est¨¢ lista. Resta por ver si todo quedar¨¢ en simples roces sobre la ampliaci¨®n de colonias en Cisjordania o el derribo de casas en Jerusal¨¦n Este o si el mandatario estadounidense se empe?ar¨¢ en doblegar la intransigencia de Netanyahu y su Ejecutivo.
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