"Los m¨²sicos oyeron los disparos pero no dejaron de tocar"
Los pasajeros del crucero que repeli¨® el ataque de los corsarios somal¨ªes son en su mayor¨ªa jubilados.- La seguridad israel¨ª lider¨® la resistencia. El jefe de los piratas lamenta el fracaso: "Habr¨ªa marcado una era en la pirater¨ªa"
La pel¨ªcula rom¨¢ntica que cre¨ªan vivir los 991 pasajeros del crucero Melody la noche del s¨¢bado -la temperatura suave, el cielo lleno de estrellas, la orquesta tocando m¨²sica cl¨¢sica-, se convirti¨® en cuesti¨®n de minutos en una de terror. Eran las 23.35, hora local, cuando se oyeron los primeros disparos. Seis. "Est¨¢bamos escuchando la m¨²sica y de repente o¨ªmos media docena de golpes. Pensamos que eran fuegos artificiales. Nos miramos extra?ados. Incluso los m¨²sicos ten¨ªan un aire perplejo, pero siguieron tocando", relata David Cavenagh, veterano periodista australiano de The Daily Telegraph que disfrutaba de unas vacaciones a bordo del Melody.
El concierto acab¨® en un momento. Mientras la gente -una multitud de jubilados, 400 de ellos australianos, seg¨²n Cavenagh- aplaud¨ªa, volvieron a o¨ªrse disparos. Esta vez eran r¨¢fagas de metralletas, AK-47, precisa el testigo. "Lleg¨® corriendo una pasajera italiana gritando alterad¨ªsima: ?los piratas, son los piratas! Ah¨ª, ni los camareros lograban ocultar la cara de preocupaci¨®n".
Cavenagh se puso a describir los hechos para la web de su peri¨®dico mientras estaba en curso el ataque. En ese momento, cundi¨® el p¨¢nico en el Melody. "La tripulaci¨®n nos conmin¨® a volver deprisa a los camarotes", relata el testigo. "Una bala entr¨® por la ventana, rozando la cabeza de mi amigo John Wright, que ese d¨ªa celebraba su 70 cumplea?os. Los cristales le produjeron algunas heridas leves".
En la estampida, algunos pasajeros tropiezan y caen. Otros, en gesto m¨¢s esc¨¦nico que heroico, asegura hoy La Stampa, tiran tumbonas por la borda con la esperanza de alcanzar a los seis bucaneros que intentan abordarles.
El capit¨¢n, Ciro Pinto, sorrentino de 50 a?os y con 30 de navegaci¨®n, ve huir a los pasajeros y se pone al mando. "Pod¨ªamos esperar alguna sorpresa navegando por esa zona, pero no en el punto donde nos encontr¨¢bamos", explica Pinto. La ruta que segu¨ªa el buque estaba considerada como segura. El Melody navegaba casi a 700 millas de la costa donde anidan los corsarios. Cavenagh revela que desde que el barco sali¨® de Durban hace ocho d¨ªas, "en el barco hubo mucha conversaci¨®n sobre piratas, y mucha seguridad de que no osar¨ªan atacar un crucero".
"Cuando la lancha lleg¨® a la altura del puente de mando, empezaron a disparar r¨¢fagas muy seguidas", contin¨²a Pinto, saludado hoy como el h¨¦roe de la aventura por los medios y la poblaci¨®n de la costa de N¨¢poles, Sorrento y Salerno, lugar de origen de m¨¢s de un centenar de marineros del Melody.
Durante su carrera como mercante, Pinto hab¨ªa sufrido antes otro asalto bucanero: en aguas de Sur¨¢frica fue atacado por un pirata armado con una cimitarra (espada turca). Esta vez, como aquella, le salv¨® su sangre fr¨ªa. "Me precipit¨¦ al puente de mando, donde est¨¢ la caja fuerte con las pistolas. Las repart¨ª entre el personal de seguridad, y movilic¨¦ a 50 marineros".
El Melody viaja con una decena de guardias de seguridad muy especiales, entrenados por el Mossad, los servicios secretos israel¨ªes. Algunos de ellos son antiguos agentes jubilados. "Los contratamos en Israel porque son los mejores", explica Pierfrancesco Vago, consejero delegado de MSC, que organiza cruceros de lujo por todo el mundo.
Pinto dio orden de apagar las luces de la nave. Hizo que el barco rolara, mand¨® tener listas las mangueras de agua y organiz¨® el contraataque. "Ellos no lo sab¨ªan, pero nosotros, a oscuras, hab¨ªamos tomado posiciones. Abrimos una manguera de alta presi¨®n para inundarles la lancha, y dejamos caer agua por el casco para hacerlo m¨¢s resbaladizo, porque hab¨ªan sacado una escala de aluminio y estaban subiendo".
En ese momento, sigue, "nuestros hombres empezaron a disparar y los piratas se detuvieron. Entendieron que deb¨ªan desistir. Se alejaron y siguieron disparando durante diez minutos, luego ya no los vimos m¨¢s".
"Razones t¨¦cnicas"
Desde Eyl, un pueblo costero de Somalia, situado a 800 kil¨®metros de la capital, Mogadiscio, llega tambi¨¦n la versi¨®n de los piratas. "Desgraciadamente, por razones t¨¦cnicas, no hemos podido hacernos con la nave", se lamenta el l¨ªder corsario Mohamed Muse.
"Sab¨ªamos que la captura de un barco tan grande habr¨ªa representado una nueva era de la pirater¨ªa, pero utilizaron una t¨¢ctica inteligente y no pudimos subir a bordo", a?adi¨®. "Est¨¢bamos listos para capturarla, realmente les acribillamos a balazos, pero es un barco imponente y solo cont¨¢bamos con diez hombres", se excus¨®.
Ayer, el Melody navegaba tranquilo hacia Aqaba (Jordania) escoltado por el buque espa?ol Marqu¨¦s de la Ensenada, que acudi¨® en su ayuda. Llegar¨¢ el d¨ªa 2, y los 991 pasajeros y 536 tripulantes tendr¨¢n una buena aventura que contar a sus nietos.
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