"En R¨ªo de Janeiro ha existido una visi¨®n rom¨¢ntica del crimen"
Eduardo Paes es desde el pasado 1 de enero alcalde de R¨ªo de Janeiro, una metr¨®poli brasile?a que vive en una eterna e incomprensible contradicci¨®n: es un destino tur¨ªstico que encandila a todo el planeta y, al mismo tiempo, lleva d¨¦cadas fustigado por la violencia y el crimen sinf¨ªn. Desde su desembarco en la alcald¨ªa de la ciudad, Paes viene anunciando a los cuatro vientos el fin de una etapa de permisividad y connivencia con los que viven al margen de la ley. Quiere limpiar la ciudad y para ello ha activado un plan bautizado como "choque de orden". Entre otras medidas, este carioca apoya activamente la construcci¨®n de muros en varias favelas que salpican las zonas pudientes de la ciudad. Con la mejor de sus sonrisas, recibi¨® a EL PA?S la semana pasada en su despacho de R¨ªo.
Pregunta. Su mayor preocupaci¨®n desde que ha llegado es poner orden en una ciudad que lleva d¨¦cadas viviendo un cierto grado de descontrol. ?En qu¨¦ consiste su plan de choque de orden?
Respuesta. En R¨ªo de Janeiro, por el hecho de tener un papel importante en la pol¨ªtica nacional y de haber sido un lugar fundamental en la apertura democr¨¢tica, ha existido una confusi¨®n muy grande entre libertad, democracia y el todo vale. R¨ªo, como todas las grandes ciudades del mundo, tiene problemas de seguridad p¨²blica, pero en nuestro caso este problema se ha multiplicado por culpa de una cierta connivencia [de las autoridades], por una visi¨®n rom¨¢ntica del crimen. Este desorden nos ha hecho perder muchas inversiones y protagonismo econ¨®mico. El choque de orden quiere restablecer las reglas de convivencia, sin perder las caracter¨ªsticas fant¨¢sticas de nuestra ciudad como lugar donde las personas salen y se encuentran en la calle, un lugar con talante alegre.
P. No debe ser tarea f¨¢cil poner orden en una ciudad como R¨ªo de Janeiro...
R. No. Pero quien vive hoy en R¨ªo, independientemente de su ideolog¨ªa, sabe que es algo necesario para la ciudad. Hay problemas sociales que no van a resolverse con m¨¢s desorden. Existe una comprensi¨®n entre los ciudadanos sobre esta propuesta de choque de orden.
P. ?El nuevo alcalde de R¨ªo cree que es posible pacificar las favelas? El narcotr¨¢fico parece un mal end¨¦mico que se alimenta de los miles de consumidores de droga. Y esto parece que tiene dif¨ªcil soluci¨®n.
R. Con todo mi respeto, imagino que tambi¨¦n hay mucha gente que consume coca¨ªna y marihuana en Madrid, Barcelona o Nueva York. Si en todas las ciudades se consume, ?por qu¨¦ hemos llegado a esta situaci¨®n de violencia en R¨ªo? Porque aqu¨ª ha existido una visi¨®n rom¨¢ntica del crimen, en la que los narcotraficantes han actuado en los espacios pobres asumiendo un papel de Robin Hood, es decir, vendiendo coca¨ªna a los ricos para ayudar a los pobres. Se mostr¨® mucha permisividad hacia esta situaci¨®n y, cuando nos dimos cuenta, hab¨ªamos perdimos la soberan¨ªa, el control territorial de esas ¨¢reas. Nada disculpa esto. Esta nueva alcald¨ªa, junto al nuevo gobernador de R¨ªo, Sergio Cabral, ha marcado una frontera en esta situaci¨®n. Combatimos la criminalidad, muchas veces equivocadamente, pero en las comunidades que ya han sido pacificadas hemos encontrado el norte de lo que verdaderamente es una buena pol¨ªtica de seguridad p¨²blica. La idea es combatir el crimen con inteligencia y recuperar el control territorial marcando una presencia en el lugar. No es un trabajo simple y a veces no se entiende muy bien.
P. Aunque no se trata de una iniciativa de la alcald¨ªa, usted ha apoyado p¨²blicamente el proyecto del Gobierno de R¨ªo de construir muros alrededor de varias favelas que, en su mayor¨ªa, est¨¢n ubicadas en las zonas m¨¢s caras de R¨ªo. ?Tan extrema es la deforestaci¨®n para llegar a tomar una medida as¨ª de dr¨¢stica?
R. Si usted lo plantea de esta manera, yo estar¨¦ de acuerdo con que no se pueden levantar muros en ning¨²n lugar, para empezar porque no se puede afirmar que estos muros tengan alg¨²n objetivo relacionado con la seguridad p¨²blica. En R¨ªo hay una expansi¨®n desordenada de las comunidades pobres. Yo fui concejal de Medio Ambiente y lanc¨¦ en 2001 un programa para establecer ecol¨ªmites alrededor de estas comunidades. En aquella ¨¦poca, yo estaba radicalmente en contra de levantar muros. El problema es que el control de estos ecol¨ªmites se mostr¨® ineficaz. Lo que se pretende con este nuevo proyecto es marcar una delimitaci¨®n f¨ªsica que en ning¨²n caso impide que la gente pueda entrar o salir. Cuando se habla de muros se piensa en torres de control, alambradas, vigilantes... No se trata de esto. En la favela Rocinha hace ya 20 a?os que existe un muro que ha evitado la expansi¨®n de la favela hacia la vegetaci¨®n y esto nunca ha sido motivo de controversia.
P. En lugar de muros, ?no se podr¨ªa pensar en la posibilidad de colocar unos pivotes se?alizadores o un monitoreo a¨¦reo permanente?
R. Ya lo hicimos y no fue eficaz. Insisto en que hay mucho de simb¨®lico en esta discusi¨®n. Si soy extranjero, no conozco la realidad de R¨ªo y me entero de que est¨¢n levantando muros para cercar las favelas, me imagino algo completamente diferente de la realidad.
P. Pero parece que los l¨ªderes comunitarios de las favelas no est¨¢n muy contentos con este proyecto.
R. En R¨ªo, quienes ejercen como principales portavoces de la oposici¨®n al mismo son actores pol¨ªticos claramente identificados. Yo no he o¨ªdo decir nada a los l¨ªderes comunitarios que no est¨¢n implicados en ning¨²n proceso pol¨ªtico. En el caso de la favela Rocinha, sus dirigentes est¨¢n totalmente comprometidos pol¨ªticamente y son los responsables de la especulaci¨®n inmobiliaria dentro de la favela.
P. Disculpe que insista, pero ?no cree que una medida tan pol¨¦mica deber¨ªa haber partido de un proceso de di¨¢logo con las comunidades afectadas en vez de ser algo impuesto desde arriba?
R. ?C¨®mo que impuesto desde arriba? Vaya usted a la favela de Dona Marta y pregunte si alguien se siente agredido u ofendido por este proyecto. Yo no he o¨ªdo ninguna manifestaci¨®n en este sentido.
P. He ido varias veces y las he o¨ªdo.
R. En fin, es cuesti¨®n de opiniones. Yo no creo que sea nada impuesto. A veces hay que tomar decisiones y cada caso es diferente. Hay situaciones que se tratan con reforestaci¨®n, otras que precisan l¨ªmites f¨ªsicos, otras m¨¢s cr¨ªticas que necesitan muros... a veces provocamos una tempestad en un vaso de agua. Nadie est¨¢ cercando a nadie con este proyecto.
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