"S¨®lo tuve relaci¨®n con las FARC cuando Uribe me autoriz¨®"
La fiscal¨ªa de Colombia orden¨® el pasado viernes la apertura de una investigaci¨®n disciplinaria formal contra tres congresistas de la oposici¨®n: el representante de la C¨¢mara Wilson Borja y las senadoras Gloria In¨¦s Ram¨ªrez y Piedad C¨®rdoba, cabeza visible de las controvertidas negociaciones entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno de ?lvaro Uribe para la liberaci¨®n de rehenes en poder de la guerrilla. Se les investiga porque, seg¨²n el fiscal general, Alejandro Ord¨®?ez, en la revisi¨®n de los inagotables ordenadores de Ra¨²l Reyes -el jefe guerrillero abatido el 1 de marzo del a?o pasado por las fuerzas colombianas-, se descubrieron correos que mencionan o hacen referencia a C¨®rdoba, Ram¨ªrez y Borja. D¨ªas despu¨¦s del anuncio, la senadora C¨®rdoba viaj¨® a Espa?a, donde esta semana mantendr¨¢ reuniones con representantes del Congreso, de partidos pol¨ªticos y de Gobiernos y Parlamentos auton¨®micos.
En entrevista con EL PA?S, Piedad C¨®rdoba (Medell¨ªn, 1955) admite que se someter¨¢ al proceso iniciado en su pa¨ªs -"no tengo nada que ocultar"-, pero recuerda que ¨¦ste "forma parte de la lucha pol¨ªtica colombiana, descompuesta ¨¦ticamente".
Pregunta. ?Realmente aparece en los m¨¢s famosos ordenadores guerrilleros de la historia?
Respuesta. Lo he dicho repetidamente: no tengo nada que ver con los computadores, no creo en ellos. Es un montaje pol¨ªtico, una campa?a de desprestigio. Por eso, estamos trabajando para pedir la observaci¨®n internacional en este proceso.
P. El Gobierno les acusa de connivencia con la guerrilla en sus negociaciones para la liberaci¨®n de secuestrados. ?Hay algo de verdad? ?Hasta d¨®nde han llegado realmente esos contactos? ?D¨®nde est¨¢ la l¨ªnea que separa la mediaci¨®n de la complicidad?
R. Yo actu¨¦ por mandato del propio presidente Uribe. Lo extra?o es que, para poder abrirme una investigaci¨®n, aparezca ahora un correo. Precisamente, despu¨¦s de la mediaci¨®n. Estoy segura de que esta persecuci¨®n tiene que ver con mi labor como mediadora. Pero ¨¦sta ha sido siempre transparente: presid¨ª la Comisi¨®n de Paz del Senado y formo parte de su Comisi¨®n de Derechos Humanos.
P. Lo cierto es que ahora, adem¨¢s de la parapol¨ªtica, que investiga supuestas relaciones de pol¨ªticos con paramilitares, en Colombia ya se habla de la farcpol¨ªtica, con usted como protagonista.
R. Yo veo al presidente muy preocupado, porque ya hay 100 personas investigadas por la parapol¨ªtica. De hecho, formo parte de una comisi¨®n oficial del Senado que sigue los procesos a los paramilitares procesados en EE UU. Y creo que esto tiene que ver con que no se sepa lo que estamos haciendo all¨¢ y tambi¨¦n para hacer creer que parapol¨ªtica y farcpol¨ªtica son la misma cosa.
P. ?Y no son igual de escandalosas?
R. ?Es que la farcpol¨ªtica no existe! Eso es lo que dice el Gobierno, pero no existe. Yo, personalmente, ni siquiera tengo una militancia de izquierdas, pertenezco al Partido Liberal. Lo que s¨ª hago es luchar por los derechos humanos y por el fin del conflicto armado. Pero eso no nos debe llevar a ser juzgados como delincuentes o terroristas. En mi caso, el presidente incluso ha desplegado una acci¨®n diplom¨¢tica ante muchos Gobiernos de Europa y Suram¨¦rica, a cuyos presidentes advierte que a m¨ª me financia la guerrilla, que soy la portavoz internacional de las FARC y la tesorera del ELN Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional]... Curiosamente, son los mismos argumentos por los que me secuestr¨® [el ex jefe paramilitar Carlos] Casta?o [en 1999]. Sin embargo, hoy esta persecuci¨®n la lleva a cabo un Gobierno muy poderoso, con pr¨¢cticas que ya todo el pa¨ªs conoce: interceptaciones telef¨®nicas, ejecuciones extrajudiciales... Uribe no va a parar hasta que nos maten o nos encarcelen.
P. Esa acusaci¨®n es muy dura, muy comprometedora...
R. ...y muy delicada, lo s¨¦. Pero s¨ª, es cierta. Un presidente no puede preguntar p¨²blicamente por qu¨¦ nadie me mete en la c¨¢rcel si soy una terrorista, amiga de las FARC. Dice que es una injusticia que yo ande suelta, mientras los dem¨¢s est¨¢n en la c¨¢rcel; ha hecho p¨²blicas todas mis reuniones y ha desplegado una estrategia medi¨¢tica para minar mi imagen. Todo eso puede terminar en cualquier momento en un atentado. Es una campa?a de desprestigio impresionante, que me coloca en una situaci¨®n muy peligrosa.
P. ?Y no ser¨ªa mejor romper la ambig¨¹edad y explicar cu¨¢l y c¨®mo ha sido su verdadera relaci¨®n con las FARC?
R. ?Si es que jam¨¢s lo he ocultado! S¨®lo tuve relaci¨®n cuando el presidente Uribe autoriz¨® mi mediaci¨®n. Entonces habl¨¦ con Ra¨²l Reyes en la selva y m¨¢s tarde con el comandante Iv¨¢n M¨¢rquez, durante su visita a Caracas con conocimiento del Gobierno. Jam¨¢s hab¨ªa hablado antes con los guerrilleros. Lo que ocurri¨® fue que, despu¨¦s de mis conversaciones, me negu¨¦ a dar informaci¨®n para que mataran a nadie. Yo s¨®lo quer¨ªa facilitar las liberaciones y abrir un proceso de di¨¢logo para una salida pol¨ªtica al conflicto.
P. ?Cree que la liberaci¨®n de Ingrid Betancourt por la v¨ªa militar ha deslegitimado de alg¨²n modo su labor ante la opini¨®n p¨²blica?
R. Recuerde que, desde entonces, hemos conseguido otras liberaciones. Y fue una tarea muy dif¨ªcil, porque lo logramos en medio de una euforia enorme por la operaci¨®n que liber¨® a Ingrid y un apoyo desmedido a la soluci¨®n militar. Aun as¨ª, conseguimos liberaciones unilaterales. Lo que ocurre es que una parte del pa¨ªs no quiere que el resto se d¨¦ cuenta de que s¨ª es posible la negociaci¨®n. Lo f¨¢cil ser¨ªa creer lo que dice el Gobierno: que en la guerrilla son todos unos delincuentes, unos hampones, que hay que ir a por ellos, y no plantear un debate ¨¦tico, especialmente sobre el derecho a la vida, que no existe en Colombia.
P. ?Y cree que, en este clima, ser¨¢ posible la liberaci¨®n del cabo Pablo Emilio Moncayo, cautivo desde hace 11 a?os, el reh¨¦n m¨¢s veterano en manos de las FARC?
R. S¨ª, pero Uribe no me deja mediar. Ni a m¨ª y ni siquiera al pap¨¢ de Moncayo... Hemos estado a punto de liberarle, pero no ha podido ser; hemos estado a punto de liberar a los 22 rehenes [considerados canjeables por guerrilleros presos], pero no ha podido ser... Y todo, porque el Gobierno no quiere. Mire, lo que nosotros pretendemos es que entreguen a Moncayo, pero tambi¨¦n a los otros 22. Que haya una sola entrega y se acabe de una vez este show. Si ha durado, es porque el presidente lo ha mantenido.
P. Usted tambi¨¦n habla regularmente con paramilitares desmovilizados. La tercera vez, la semana pasada, en EE UU, con los ex jefes extraditados all¨ª.
R. S¨ª, hemos sostenido reuniones muy importantes y delicadas, que nos van a permitir que realmente lleguemos a conocer la verdad del paramilitarismo. Yo, que he sido una de sus m¨¢s duras contradictoras, me he sentado a hablar con ellos. Pero esto ha enfurecido al Gobierno, que no entiende c¨®mo puedo generar la confianza del ELN o las FARC, y al mismo tiempo la de quienes me secuestraron. ?Ahora dir¨¢n que soy paramilitar tambi¨¦n...!
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