Uribe pide prudencia ante la crisis con Ch¨¢vez mientras los comerciantes buscan nuevos mercados

Prudencia. ?ste es el mensaje que han transmitido dirigentes pol¨ªticos y econ¨®micos al presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, frente a los dardos y amenazas lanzadas por su hom¨®logo venezolano, Hugo Ch¨¢vez. "No es una bravuconada m¨¢s; el asunto es muy grave", asegura la ex canciller Mar¨ªa Emma Mej¨ªa.

Entre el gremio empresarial el nerviosismo es grande. "Estamos muy preocupados, esperamos que no suceda nada, ya que afecta a los dos pa¨ªses", se?al¨® a este peri¨®dico el presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Exportadores, Javier D¨ªaz.

Adem¨¢s de la prudencia, tambi¨¦n impera el cansancio. Es la tercera vez que Ch¨¢vez amenaza con romper las relaciones en cinco a?os y hay muchas personas dispuestas a anteponer la "dignidad del pa¨ªs" a los intereses econ¨®micos. "El comercio no puede ser instrumento de represalia pol¨ªtica", opina el portavoz de los ganaderos, F¨¦lix Lafaurie, para quien Colombia no debe arrodillarse.

A pesar de todo, algunos sectores han comenzado ya a buscar afanosamente nuevos mercados. "No nos podemos concentrar en mercados donde los Gobiernos tienen repudio por nuestra sociedad, por nuestro pa¨ªs, por nuestro sistema econ¨®mico. Debemos diversificar", recalcaron desde la Federaci¨®n de Avicultores.

Los ojos colombianos est¨¢n puestos en pa¨ªses centroamericanos donde la demanda es similar a la de Venezuela. "Hay otros mercados, otros socios, hay que seguir adelante", coment¨® ayer el ministro de Comercio Exterior, Luis Guillermo Plata, quien tambi¨¦n aconsej¨® mirar hacia el Caribe.

La tarea, sin embargo, no es f¨¢cil, y menos en medio de la coyuntura de recesi¨®n mundial, seg¨²n el presidente de los exportadores. "Venezuela es nuestro mercado natural. Debemos aprender a convivir, no hay opci¨®n, debemos soportarnos y aprender a convivir", dice D¨ªaz, para quien las relaciones entre los dos pa¨ªses son como un "matrimonio de conveniencia". Venezuela es el mayor comprador de manufacturas colombianas, m¨¢s de 2.000 productos que suponen m¨¢s de 1.000 empresas. El a?o pasado, estas exportaciones superaron los 6.000 millones de d¨®lares. Las importaciones -hierro, aluminio y productos del sector petroqu¨ªmico- sumaron 1.000 millones. El desempleo, de concretarse la amenaza chavista de sustituir importaciones, puede ser muy alto. "Cientos de empresas de ambos pa¨ªses viven de la actividad binacional", apunta Daniel Montealegre, de la C¨¢mara de Integraci¨®n de los dos pa¨ªses. Para este dirigente, lo importante ahora es el di¨¢logo, la tranquilidad, una reuni¨®n urgente entre los dos mandatarios para que las cosas vuelvan a su cauce. Montealegre pide adem¨¢s que no se cierren las aduanas. De ocurrir, "los perjudicados ser¨¢n los pueblos".

Uribe y Ch¨¢vez han mantenido en los ¨²ltimos a?os una relaci¨®n de amor odio. A las crisis provocadas siempre por acontecimientos ligados a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), le acompa?a un encuentro, un apret¨®n de manos, promesas de proteger e impulsar el tema econ¨®mico y de desarrollo... En uno de esos apretones de manos se comprometieron a que el comercio binacional superar¨ªa este a?o los 10.000 millones de d¨®lares. La realidad ha sido otra: las importaciones han ca¨ªdo un 52% -"no hay productos en Venezuela", asegura D¨ªaz- y las exportaciones no han aumentado, entre otras cosas, por la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo. Otra promesa incumplida tiene que ver con la venta de veh¨ªculos. En enero de este a?o, Ch¨¢vez se comprometi¨® con un cupo de 10.000. Hasta ahora no se ha vendido ni uno.

Ayer mi¨¦rcoles ya se empezaron a sentir los efectos de este nuevo episodio en las conflictivas relaciones. El consulado en Bogot¨¢ cerr¨® sus puertas, el peso colombiano se devalu¨® y la tensi¨®n en la frontera aument¨® por los fuertes controles de la guardia venezolana.

Desde Costa Rica, el presidente ?lvaro Uribe record¨® que ya hab¨ªa comunicado hac¨ªa meses al Gobierno venezolano el hallazgo de lanzamisiles y que a¨²n no ha recibido respuesta. Este hecho, unido al nuevo acuerdo de cooperaci¨®n militar entre Estados Unidos y Colombia, que permitir¨¢ una mayor presencia militar en Colombia, fueron el detonante de la crisis.