Todo el poder para Evo Morales
El presidente de Bolivia, que da por descontada su reelecci¨®n, busca el control de la primera Asamblea Plurinacional que le permitir¨¢ forjar el nuevo Estado
Las elecciones de este domingo en Bolivia no son s¨®lo para dar otro mandato al presidente Evo Morales, sino para definir c¨®mo ser¨¢ el nuevo Estado. El primer mandatario ind¨ªgena del pa¨ªs andino no se juega su continuidad en el cargo, ¨¦ste est¨¢ sobradamente garantizado, seg¨²n todas las encuestas. Lo que se juega es la composici¨®n de la primera Asamblea Plurinacional, el m¨¢ximo ¨®rgano legislativo nacido de la pol¨¦mica Constituci¨®n de corte indigenista aprobada en enero de este a?o. El partido del Gobierno, el Movimiento al Socialismo (MAS), que ya en su primera etapa tuvo el control sobre la C¨¢mara Baja, lucha por lograr la mayor¨ªa de los dos tercios que necesita en el Senado para sacar adelante todas las leyes que le permitan forjar un pa¨ªs a su medida.
Las principales instituciones democr¨¢ticas bolivianas son hoy inexistentes o est¨¢n incompletas. No hay un Tribunal Constitucional y la Corte Suprema, la Fiscal¨ªa General y el Banco Central est¨¢n en manos de interinos. La Corte Electoral est¨¢ diezmada y sobrevive bajo el fuego cruzado del Gobierno y la oposici¨®n. Todo este vac¨ªo de poder institucional es el que el Gobierno espera ocupar tras las elecciones.
Aunque hay similitudes entre el estilo de Morales y el de su hom¨®logo venezolano, Hugo Ch¨¢vez, lo cierto es que la carrera del ex dirigente sindical cocalero se asemeja m¨¢s a la de su par ecuatoriano, Rafael Correa. Aprovech¨® el descontento popular por los partidos tradicionales para ganar las elecciones de 2005, afianz¨® su poder con un refer¨¦ndum sobre su gesti¨®n en 2008, hizo una nueva Constituci¨®n que le garantiza la reelecci¨®n y este domingo le pone la guinda al pastel con el mando del poder legislativo.
Morales, de 50 a?os, no tiene rival en este momento. La oposici¨®n boliviana es un crisol de entra?ables mercenarios de la pol¨ªtica que intentan revivir sus carreras y l¨ªderes regionales que buscan una proyecci¨®n nacional. A pesar de la poca competencia, se han multiplicado las denuncias de la oposici¨®n contra el Gobierno por un uso excesivo de los recursos p¨²blicos para su campa?a y una tenaz persecuci¨®n pol¨ªtica.
Ni los observadores de la UE ni de la OEA consultados tienen grandes objeciones respecto al proceso electoral, pero s¨ª ven los varios procesos penales contra el principal binomio opuesto a Morales como una mala se?al.
Manfred Villa, ex gobernador de Cochabamba, est¨¢ acusado de corrupci¨®n. Su compa?ero de candidatura, Leopoldo Fern¨¢ndez, ex gobernador de Pando, est¨¢ procesado por su responsabilidad en la muerte de 13 campesinos en 2007. Ambos son impopulares y carecen de una propuesta de gobierno. Est¨¢n a una veintena de puntos en intenci¨®n de voto por detr¨¢s de Morales. El tercero en liza, el empresario cementero Samuel Doria Medina, ha intentado ofrecer una alternativa de centro que no ha calado en la poblaci¨®n.
Los procesos judiciales en campa?a electoral, sobre todo cuando van contra los rivales del mandatario de turno, siempre son sospechosos en Am¨¦rica Latina. Hay pa¨ªses como Chile, Uruguay, Brasil e incluso M¨¦xico donde estas situaciones han desaparecido o casi no se ven. Pero en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Argentina, por citar algunos casos, reaparecen con cada convocatoria a las urnas.
"Las campa?as en Bolivia ya no pueden consistir en el descr¨¦dito de unos y de otros, la oposici¨®n pura contra la figura Morales; sino que hay que crear una alternativa v¨¢lida", explica Oscar Ortiz, actual presidente del Senado y candidato a renovar su esca?o por Santa Cruz, la provincia m¨¢s reacia al poder del MAS. "Si no ofrecemos una alternativa social a la del Gobierno nunca superaremos el 40% del voto. Hasta ahora hemos podido frenar los abusos de Morales, pero de ahora en m¨¢s no s¨¦ qu¨¦ suceder¨¢ si no construimos una oposici¨®n fuerte y cre¨ªble", a?ade.
La popularidad de Morales, al margen de su populismo, es un hecho. En La Paz, basti¨®n del presidente, tanto simpatizantes como cr¨ªticos aprueban las pol¨ªticas de inclusi¨®n social de los ind¨ªgenas, que suponen el 62% de la poblaci¨®n. Era una deuda pendiente en uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres y socialmente desiguales de Am¨¦rica Latina. El 60% de la gente es pobre y la mitad de ellos vive en la extrema pobreza, seg¨²n el Banco Mundial.
Los ind¨ªgenas ocupan hoy muchos puestos p¨²blicos y participan m¨¢s en la econom¨ªa formal. Adem¨¢s, medidas como la entrega gratuita de los certificados de nacimiento o del t¨ªtulo secundario han puesto nombre y apellidos a mucha gente que se ha integrado en el sistema estatal. El ascenso del poder ind¨ªgena es un tema espinoso en Bolivia porque despierta temores de que acabe en un cambio de una elite por otra. Las ideas sobre las leyes que regular¨¢n la convivencia con los criollos son ambiguas y muy controvertidas.
El Gobierno del MAS sin duda se ha beneficiado de los altos precios de los hidrocarburos. La nacionalizaci¨®n del sector, a?adido al aumento de la presi¨®n fiscal sobre las petroleras, le han reportado a Bolivia -posee las segundas mayores reservas de gas de la regi¨®n- enormes ingresos. La riqueza ha disparado el crecimiento, pero ha generado m¨¢s de un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que ha salpicado a personas cercanas a Morales. En especial el caso del ex presidente de la petrolera estatal YPFB, Santos Ram¨ªrez, un ¨ªntimo del mandatario que fue expulsado del MAS y encarcelado.
Morales, que este jueves ha cerrado la campa?a en un acto multitudinario en El Alto, cerca de La Paz, ha recuperado en los ¨²ltimos d¨ªas su ret¨®rica m¨¢s encendida contra la oligarqu¨ªa, la prensa y una oposici¨®n que, seg¨²n ¨¦l, pronostica el fraude electoral porque "ya est¨¢ derrotada".
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