Noticias falsas
No vienen al caso estas reflexiones por ninguna guerra en concreto, sino por nuestras guerras metaf¨®ricas, esas guerras pol¨ªticas y period¨ªsticas de nuestros d¨ªas, en las que algunos quieren verse a veces como h¨¦roes o como ca¨ªdos en combate en manos de un oscuro y cruel enemigo que se abate sin piedad y a traici¨®n sobre sus v¨ªctimas. Y la percha, como decimos en el oficio, la he encontrado en un libro casi extraviado en mis estanter¨ªas en el que se pueden leer muchas claves de estas cosas ciertamente extra?as que suelen pasarnos. Se trata de las ¡®Reflexiones de un historiador sobre las falsas noticias de la guerra¡¯, escritas por Marc Bloch en 1921 a partir de sus experiencias de la de 1914-1918, de las que entresaco y traduzco algunas de las frases que subray¨¦ en su d¨ªa.
¡°La obra cr¨ªtica no lo es todo para el historiador. El error no es para ¨¦l ¨²nicamente un cuerpo extra?o que se esfuerza por eliminar de toda la precisi¨®n de sus instrumentos; lo considera tambi¨¦n como un objeto de estudio sobre el que se vuelca cuando se esfuerza por comprender el encadenamiento de las acciones humanas. Los falsos relatos han levantado a las masas. Las falsas noticias, en toda la multiplicidad de sus formas ¨Csimples historietas, imposturas, leyendas-- han llenado la vida de la humanidad¡±.
¡°[Las falsas historias] nacen con frecuencia de observaciones individuales inexactas o de testimonios imperfectos, pero este accidente original no es el todo; en realidad, por s¨ª s¨®lo no explica nada. El error no se propaga, ni se amplifica ni vive si no se cumple una condici¨®n: encontrar en la sociedad en la que se expande el caldo de cultivo favorable. En ella los hombres expresan sus prejuicios, sus odios, sus temores, todas sus emociones fuertes. S¨®lo (¡) los grandes sentimientos colectivos tienen el poder de transformar una mala percepci¨®n en una leyenda¡±.
¡°A veces, sin duda, sucede que un rumor que corre por el pa¨ªs o dentro de cierto grupo social es reproducido con toda ingenuidad por un periodista; ser¨ªa muy na?f rechazar a los reporteros toda inocencia. Pero lo m¨¢s frecuente es que la falsa noticia sea simplemente un objeto fabricado; se ha forjado de la mano de un artesano con un objetivo muy concreto: para actuar sobre la opini¨®n, para seguir una consigna; o simplemente para adornar la narraci¨®n, de acuerdo con esos curiosos preceptos literarios que se imponen tan evidentemente a los m¨¢s modestos publicistas y arrastran tantos recuerdos de las viejas ret¨®ricas; Cicer¨®n y Quintiliano tienen en las salas de redacci¨®n m¨¢s disc¨ªpulos de lo que se cree normalmente¡±.
¡°Se cree con frecuencia lo que se tiene necesidad de creer. Una leyenda que ha inspirado acciones de gran resonancia y sobre todo acciones crueles es casi indestructible.¡±
¡°Una falsa noticia nace siempre de representaciones colectivas preexistentes a su nacimiento; s¨®lo es fortuita en apariencia, o m¨¢s precisamente, lo ¨²nico fortuito es el incidente inicial, sea el que sea, que desencadena el trabajo de las imaginaciones; pero esta activaci¨®n s¨®lo se produce porque las imaginaciones est¨¢n ya preparadas y fermentando en silencio. (¡) Si osara utilizar un t¨¦rmino al que los soci¨®logos han dado con frecuencia un valor para mi gusto demasiado metaf¨ªsico, pero que se acomoda y en todo caso est¨¢ lleno de sentido, dir¨ªa que la falsa noticia es el espejo en el que la ¡®conciencia colectiva¡¯ contempla sus propios rasgos¡±.
Bloch cita finalmente el aforismo de un humorista sobre c¨®mo hay que leer las noticias de las guerras, principalmente desde el frente: ¡°Prevalec¨ªa en las trincheras la opini¨®n de que todo pod¨ªa ser verdad a excepci¨®n de lo que estaba permitido imprimir¡±.
(El texto se puede encontrar en varias ediciones de las obras de Bloch, como la publicada por Gallimard en su colecci¨®n Quarto ('L'Histoire, la Guerre, la R¨¦sistance', 2006), pero el que yo he utilizado es el publicado por Editions Allia ('Reflexions d'un historien sur les fausses nouvelles de la guerre', 1999). No conozco ni he encontrado en Google referencia a edici¨®n alguna en castellano de este texto. Ah¨ª est¨¢ el enlace con la web oficial sobre Marc Bloch).
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