El compromiso de Lula
Brasil sanciona la ley nacional del clima.- Mantiene la intenci¨®n de reducir en un 38,9% las emisiones y promover energ¨ªas limpias
Brasil no ha querido perder el tiempo. A poco m¨¢s de una semana de la frustraci¨®n vivida en la Conferencia Internacional sobre el Cambio Clim¨¢tico de Copenhague, el presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva ha sancionado la nueva ley nacional del clima, en la que se confirma la decisi¨®n de disminuir en un 38,9% las emisiones de gases y de incrementar y favorecer a partir de ahora la producci¨®n de energ¨ªas limpias.
Lula, que lleg¨® a Copenhague con 600 personas dispuesto a influir con fuerza en los nuevos rumbos del problema medioambiental en el mundo, volvi¨® decepcionado. A pesar de que su discurso fue el m¨¢s aplaudido, incluso m¨¢s que el del mandatario estadounidense, Barack Obama, el presidente brasile?o consider¨® que la cumbre no estuvo a la altura de las esperanzas que hab¨ªa suscitado.
El ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, resumi¨® ayer as¨ª el estado de ¨¢nimo de Brasil al afirmar que "no importa si Copenhague no acab¨® bien. Hubo mucha frustraci¨®n, pero Brasil no qued¨® mal en la foto y demostr¨® que sus metas son ambiciosas". Para Minc, "no importa si la conferencia de Copenhague no acab¨® como hubi¨¦semos querido. Nosotros vamos a cumplir nuestras metas".
Al sancionar con tanta rapidez una ley tan importante como la del clima, Lula ha querido mandar un aviso al mundo: cada uno va a demostrar ahora, concretamente, sus aut¨¦nticos compromisos con el medio ambiente, no ya con palabras, sino con leyes concretas.
No le ha sido f¨¢cil a Lula, sin embargo, conseguir la aprobaci¨®n de la nueva ley. Desde el Ministerio de Minas y Energ¨ªa le han presionado duramente. Pidieron a Lula que vetara nada menos que 10 art¨ªculos del texto final. El origen del miedo del gabinete ministerial proven¨ªa de las posibles trabas que la ley pudiera poner a una de las fuentes de energ¨ªa m¨¢s importantes del pa¨ªs, el petr¨®leo, del que posee enormes riquezas a¨²n sin explorar.
Lula se mantuvo firme y acab¨® vetando s¨®lo tres puntos: uno puramente t¨¦cnico y dos de fondo. Uno de ellos elimina del texto la frase "abandono paulatino" de las fuentes de energ¨ªa de origen f¨®sil, para evitar que en el futuro pueda impedirse por ley usar petr¨®leo y gas en la producci¨®n de energ¨ªa. El otro veto elimina el punto de la ley que preve¨ªa ayudas econ¨®micas s¨®lo para las peque?as hidroel¨¦ctricas, desincentivando as¨ª la producci¨®n de las hidroel¨¦ctricas medias y grandes.
El desarrollo de la ley necesita ahora un decreto que establezca para cada uno de los sectores implicados, transportes, agricultura, construcci¨®n civil, generaci¨®n de energ¨ªa, etc¨¦tera, las metas concretas de disminuci¨®n de gases.
La ecologista Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente, intent¨® en vano incluir en la ley una cl¨¢usula que obligase a Brasil a cumplir las metas tomando como referencia de los ¨ªndices de contaminaci¨®n el a?o 2005 y no la tendencia de crecimiento hasta 2020.
Uno de los asuntos que se discute ahora es si la ley deja claro o no la obligatoriedad del cumplimiento de las metas o si se trata m¨¢s bien de incentivos. Algunas ONG, por ejemplo Greenpeace, temen que la nueva ley pueda ser s¨®lo un texto de "buenas intenciones", mientras que el ministro Minc asegura que la ley tiene car¨¢cter obligatorio.
Pero no cabe duda de que Brasil ha querido demostrar con rapidez que se ha tomado en serio el compromiso con el medio ambiente. Es consciente de ser el quinto pa¨ªs del mundo que, sobre todo debido a la destrucci¨®n paulatina de la Amazonia, m¨¢s contribuye a la contaminaci¨®n del ambiente mundial.
Datos oficiales del a?o 2000 revelan que en los ¨²ltimos 15 a?os, por ejemplo, las emisiones de gases en el pa¨ªs crecieron un 62%. Y en 2005, Brasil produjo 2.200 millones de toneladas de gas carb¨®nico.
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