Obama da una patada al hormiguero europeo
EE UU considera que la UE no es un problema ni le sirve para resolver ninguno.- Washington exige a los Veintisiete mayor consenso en los temas estrat¨¦gicos
Obama ha pegado la patada en el hormiguero. La p¨¦rdida del esca?o de Massachusetts ha sido el catalizador. Pero se ve¨ªa venir. Varios documentos elaborados por prestigiosos think tanks de ambas orillas ven¨ªan advirtiendo una seria aver¨ªa en las relaciones pol¨ªticas entre EE UU y la Uni¨®n Europea. Aunque la bofetada es en el rostro de Zapatero, Europa es quien va pagar el giro de Obama hacia la pol¨ªtica interior.
Las cumbres bilaterales con la UE "nunca han sido populares entre los presidentes americanos", seg¨²n se?ala el documento Hombro a hombro. Forjando una relaci¨®n estrat¨¦gica EE UU-EU, elaborado por un grupo de think tanks de ambas orillas, bajo la direcci¨®n de Daniel Hamilton y Frances Burwell. Seg¨²n sus redactores, cumbres como la que hab¨ªa que hacer en Madrid "eran como la visita al dentista: tienes que hacerlo pero siempre es molesto".
El desplante de Obama pone en evidencia un problema de fondo. La relaci¨®n entre la UE y Estados Unidos es muy estrecha, pero est¨¢ llena de redundancias, disfunciones y excesos burocr¨¢ticos que incomodan a Washington. Se solapa, adem¨¢s, con la aut¨¦ntica instituci¨®n transatl¨¢ntica que es la OTAN, aunque ¨¦sta tambi¨¦n se halle en crisis y en plena prueba de fuego en Afganist¨¢n.
Obama sali¨® muy insatisfecho de las dos anteriores cumbres, celebradas el pasado a?o, en Praga y otra de vuelta en Washington, en la que eludi¨® su participaci¨®n en el almuerzo final. Pero ni siquiera estos fiascos hab¨ªan hecho cambiar hasta ahora los planes del presidente estadounidense, que ten¨ªa previsto asistir a la Cumbre con la UE en Madrid en abril, en contra de lo que ahora ha afirmado la Administraci¨®n norteamericana.
Obama es un presidente que no quiere dar ning¨²n paso sin tener toda la informaci¨®n y conocer al dedillo la trascendencia de la decisi¨®n. George Bush asisti¨® a todas la cumbres porque sus asesores consideraron que era lo conveniente, pero por s¨ª mismo no pod¨ªa poner en duda su funcionalidad. No es el caso de Obama, que raciona y dosifica su tiempo en funci¨®n de las prioridades y no de los compromisos. Su horario es el m¨¢s caro entre todos los pol¨ªticos mundiales y se organiza por cuartos de horas, unidad m¨ªnima de tiempo que la Casa Blanca considera suficiente para asimilar un problema, despachar una entrevista o consultar una cuesti¨®n con sus asesores.
Complejidad burocr¨¢tica
Los viajes al extranjero, muy abundantes en su primer a?o, paralizan su agenda interior, donde ahora se centran las prioridades, por lo que es del todo l¨®gico que ahora quiera concentrarse, a la vista de las elecciones de mitad de mandato de noviembre, en las que se juega la doble mayor¨ªa en las c¨¢maras. Obama s¨®lo habr¨ªa asistido a la Cumbre de Madrid esta primavera si algo sustancial y realmente relevante hubiera estado en juego. No es el caso: la UE no es un problema ni le sirve a Washington para resolver problema alguno.
En el fondo, ha seguido al pie de la letra la recomendaci¨®n de un think tank europeo, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, en un paper donde se puede leer que "la relaci¨®n transatl¨¢ntica no necesita m¨¢s cumbres, foros ni di¨¢logos" y que "visto desde Washington, la ronda anual de cumbres EE UU-Europa se ha convertido en un ejercicio de pantomima". Sus autores, el brit¨¢nico Nick Witney y el americano Jeremy Shapiro, recomendaron tambi¨¦n que se descartara la idea inicial espa?ola de aprovechar la presidencia para revisar la Nueva Agenda Trasatl¨¢ntica, firmada en 1995. Tal propuesta "s¨®lo da?ar¨ªa la credibilidad de Europa en Washington", se?alan.
Aunque la diplomacia espa?ola pudo captar a tiempo la necesidad de rebajar las expectativas acerca de la cumbre, no percibi¨® que lo que estaba en crisis era la cumbre misma. Ning¨²n presidente desde hace 17 a?os ha dejado de asistir a estas aburridas reuniones, que fueron semestrales con Clinton y se convirtieron en anuales con Bush. Es evidente que la arquitectura de las relaciones ha quedado obsoleta, pues corresponde al mundo tal como era en 1994, cuando se aprob¨® la Nueva Agenda, con una Europa todav¨ªa de 15 miembros y sin el euro.
El documento elaborado en similares fechas por dos think tank espa?oles, el Instituto Elcano y la Fundaci¨®n Alternativas, en cambio, considera todav¨ªa que la presidencia espa?ola constituye "una oportunidad para replantear la relaci¨®n transatl¨¢ntica" y para que Espa?a act¨²e "como puente entre los EE UU y la UE". La renovaci¨®n de la Agenda Trasatl¨¢ntica que proponen incluye la posibilidad de una solemne Declaraci¨®n de Interdependencia, que deber¨ªa salir de la cumbre "como mensaje pol¨ªtico de gran calado".
En contraste, el documento antes citado Hombro por hombro subraya que el problema no es de estructuras organizativas, sino de falta de voluntad y de visi¨®n pol¨ªtica por parte de las principales capitales europeas. Cada vez que se ha producido una discrepancia sustancial dentro de la UE se ha resuelto por la v¨ªa de la complicaci¨®n burocr¨¢tica: creando una nueva y compleja instituci¨®n, buscando derogaciones temporales de los tratados o aplicando el m¨¦todo cl¨¢sico de los peque?os pasos que conducen finalmente a un cambio. Lo que pide EE UU con su brusco desd¨¦n es que los 27 busquen r¨¢pidamente el consenso en los temas estrat¨¦gicos en los que la cooperaci¨®n entre Europa y EE UU puede dar resultados tangibles: la relaci¨®n con Rusia, el estatus de Turqu¨ªa, la negociaci¨®n de paz en Oriente Pr¨®ximo o la guerra de Afganist¨¢n.
En vez de una superpotencia dispuesta a trabajar hombro con hombro (de ah¨ª el t¨ªtulo del documento), Washington suele encontrar todo un abanico de matices, que pueden ir desde la voluntad de actuar como contrapoder (Francia) hasta la entrega incondicional (Reino Unido), que luego se expresan en una cacofon¨ªa incomprensible para los presidentes americanos. Estas actitudes estimulan la tendencia natural norteamericana al unilateralismo.
No hay aliados m¨¢s pr¨®ximos que los de la UE, ha se?alado la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pero a la hora de la verdad la obaman¨ªa europea se ha traducido en escasos resultados tangibles: dificultades para mandar tropas a Afganist¨¢n, escasas ofertas para recibir presos de Guant¨¢namo, problemas por parte del Parlamento Europeo en la cooperaci¨®n policial con los sistemas Swift de datos bancarios y PNR (Passanger Name Record) para el control de pasajeros a¨¦reos. S¨®lo faltaba que los europeos criticaran abiertamente a Obama por su acuerdo con Brasil, India, China y Sur¨¢frica (los BRICS sin Rusia) sobre medio ambiente en la Cumbre de Copenhague o que los franceses expresaran su malestar por el desembarco de los marines para auxiliar a la poblaci¨®n en Hait¨ª para que la Casa Blanca terminara de perder la paciencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.