Brown no se arrepiente de invadir Irak
El primer ministro evita desmarcarse de Blair y dice que la decisi¨®n de atacar fue la correcta.- El l¨ªder brit¨¢nico rinde homenaje a los muertos, civiles y militares
El 29 de enero, Tony Blair se present¨® ante la comisi¨®n que investiga la guerra de Irak antes de que amaneciera, empez¨® nervioso y acab¨® arrogante, desperdiciando la oportunidad de mostrar algo de contrici¨®n, ni que fuera por las decenas de miles de muertos. Gordon Brown, hoy, se ha presentado por la puerta principal, sin evitar ni a los -pocos- que protestaban contra ¨¦l ni a las -muchas- c¨¢maras que le esperaban, estuvo tranquilo desde el primer momento y empez¨® y acab¨® su declaraci¨®n con un homenaje a los muertos por la guerra, lo mismo militares que civiles.
Entre ambos lamentos, el actual primer ministro y en el momento de la invasi¨®n de Irak canciller del Exchequer y ministro del Tesoro aburri¨® a las ovejas con un tono mon¨®tono y abrum¨® a sus interrogadores con la atenci¨®n por el detalle y la catarata de datos con que sol¨ªa imponerse en los debates parlamentarios cuando estaba al frente de la econom¨ªa brit¨¢nica.
En cuanto se le present¨® ocasi¨®n, se refugi¨® en las cifras y machac¨® el ¨²nico mensaje que realmente le interesaba dejar claro: que ¨¦l, como responsable del Tesoro, puso a disposici¨®n del Ej¨¦rcito brit¨¢nico todo el dinero que le ped¨ªan. Si no tuvieron m¨¢s es porque no lo pidieron, vino a decir.
La gran diferencia entre Blair y Brown es que el ex primer ministro acudi¨® a la comisi¨®n con la obsesi¨®n de salvar su legado pol¨ªtico, con el objetivo de convencer a sus cr¨ªticos, o al menos a quienes dudan, de que aquella fue una guerra justa y que la historia le absolver¨¢. El actual primer ministro, en cambio, s¨®lo intentaba no cometer errores que le puedan costar votos en las pr¨®ximas elecciones .
A favor de la invasi¨®n
Irak nunca ha sido su guerra y, aunque hoy la ha apoy¨® formalmente y evit¨® distanciarse de Blair m¨¢s de lo necesario, su objetivo fue pasar lo m¨¢s desapercibido posible, evitar pol¨¦micas, no enfrentarse demasiado a los amables caballeros que le hac¨ªan preguntas.
Al menos su comparecencia sirvi¨® para que los brit¨¢nicos supieran que Brown estaba a favor de la invasi¨®n. "Creo que fue la decisi¨®n adecuada y que se tom¨® por las razones adecuadas", asegur¨®, solemne. Una claridad que se ech¨® de menos en las semanas previas a la invasi¨®n, en las que pr¨¢cticamente desapareci¨® del mapa como siempre hac¨ªa en los momentos de tormenta pol¨ªtica que no afectaban directamente a sus competencias ministeriales.
La amabilidad del panel que lleva a cabo la investigaci¨®n ha sido hoy m¨¢s exasperante que nunca. Aunque le hicieron preguntas potencialmente comprometedoras, el primer ministro eludi¨® una y otra vez las respuestas y apenas tuvo que afrontar segundas o terceras preguntas en esos casos.
Brown sin duda debi¨® felicitarse a s¨ª mismo por haber decidido que la investigaci¨®n la llevaran a cabo funcionarios y diplom¨¢ticos retirados, en lugar de los correosos abogados que intentaron demostrar en su momento que la muerte de Diana de Gales hab¨ªa sido producto de una conspiraci¨®n.
Brown estuvo especialmente elusivo en los aspectos m¨¢s pol¨ªticos. Desminti¨® que Tony Blair le hubiera marginado a ¨¦l y al conjunto del Gabinete en los proleg¨®menos de la guerra. "Todo lo que hizo el se?or Blair lo hizo de forma apropiada y yo estaba perfectamente informado acerca de la informaci¨®n que necesitaba para tomar mis decisiones", ha afirmado.
Ha agregado que no conoc¨ªa el supuesto y temprano compromiso de su antecesor con el entonces presidente George W. Bush, en su rancho de Texas en 2002, de embarcar a las tropas brit¨¢nicas en la guerra si no hab¨ªa soluci¨®n diplom¨¢tica, informaci¨®n suministrada por uno de los declarantes ante la comisi¨®n investigadora y que fue posteriormente desmentida por Blair. "No conoc¨ª el contenido exacto de la conversaci¨®n y no deber¨ªa usted esperar que lo conociera", respondi¨®. Y asegur¨® tambi¨¦n que no supo que el fiscal general del Reino, lord Goldsmith, hubiera tenido dudas acerca de la legalidad de la guerra.
El coste de dos guerras
Armado con una bater¨ªa de datos, asegur¨® que las guerras de Irak y Afganist¨¢n le han costado al Reino Unido 18.000 millones de libras (20.000 millones de euros), sin contar el presupuesto del Ministerio de Defensa. Y puso enorme hincapi¨¦ en que nunca intent¨® poner cortapisas econ¨®micas a la guerra. Ni en t¨¦rminos generales -"Le dije desde el primer momento que no intentara descartar una acci¨®n militar por cuestiones de costo. M¨¢s bien lo contrario"- ni en momentos concretos: "No conozco ning¨²n caso de requerimiento operativo urgente que fuera rechazado. Le dije a mis funcionarios que todos deb¨ªan ser atendidos".
"Al menos ha tenido la decencia de homenajear a las tropas", ha admitido en declaraciones a The Guardian Rose Gentle, cuyo hijo muri¨® en Irak. "Pero no he visto emoci¨®n de ning¨²n tipo. S¨®lo he visto a un pol¨ªtico que no quer¨ªa decir 'lo siento por lo que pas¨®'. Creo que estaba contra la guerra pero, ahora que es primer ministro, no quiere dar marcha atr¨¢s", ha a?adido.
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