Biden condena en Israel el anuncio de construcci¨®n de 1.600 casas en Jerusal¨¦n oriental
El Ministerio del Interior israel¨ª informa del plan en medio de la visita del vicepresidente estadounidense Joe Biden
Todo transcurr¨ªa por el cauce previsto. El vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, reiteraba el inquebrantable compromiso de su pa¨ªs con la seguridad de Israel y su intenci¨®n de impedir que Ir¨¢n logre alg¨²n d¨ªa fabricar la bomba at¨®mica cuando el Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu propinaba una bofetada a su ilustre visitante, el alto cargo de m¨¢s relevancia que visita Israel desde que Barack Obama asumiera la presidencia 13 meses atr¨¢s. El Ministerio del Interior anunciaba la futura construcci¨®n de 1.600 viviendas en la Jerusal¨¦n ocupada, una decisi¨®n que se sumaba al desplante de la v¨ªspera, cuando el Ejecutivo hebreo informaba de la ampliaci¨®n de otra colonia en Cisjordania. La reacci¨®n de Biden fue muy contundente, ¨¢spera, algo excepcional en este tipo de visitas oficiales, y m¨¢s cuando se trata de una disputa entre dos pa¨ªses que disfrutan de una alianza s¨®lida como una roca. "Condeno la decisi¨®n del Gobierno israel¨ª de promover el planeamiento de nuevas viviendas en Jerusal¨¦n Este", enfatiz¨® Biden en un comunicado.
"El contenido y el momento del anuncio, particularmente tras el lanzamiento de las conversaciones [con los palestinos], es precisamente el tipo de medida que socava la confianza que necesitamos ahora y contradice las discusiones constructivas que he escuchado en Israel... Debemos construir una atm¨®sfera que favorezca las negociaciones, no complicarla", asegur¨® el vicepresidente. Los t¨¦rminos de la nota son duros y muy similares a los que pronuncian los l¨ªderes palestinos, hastiados de comprobar c¨®mo las provocaciones se suceden sin soluci¨®n de continuidad. Pero la pol¨¦mica iniciativa -el Ministerio del Interior emiti¨® una nota en la que trataba de quitar hierro al desaguisado- creaba una situaci¨®n muy embarazosa para Biden, que este mi¨¦rcoles se re¨²ne con el presidente palestino, Mahmud Abbas, en Ramala.
El panorama pinta m¨¢s que sombr¨ªo respecto al conflicto entre israel¨ªes y palestinos, porque pese a la aspereza del comunicado, es impensable que la disputa entre Israel y Estados Unidos vaya a propiciar un cambio de actitud respecto a la colonizaci¨®n de los territorios ocupados. Abbas, que acept¨® el lunes reemprender las negociaciones, encaja una humillaci¨®n tras otra. Siempre sale perdedor. Si pugnaba por retomar las conversaciones en el punto en que se abandonaron tras estallar la guerra de Gaza, en diciembre de 2008, este martes recibi¨® otro golpe. El enviado de Obama para Oriente Pr¨®ximo, George Mitchell, anunci¨® la muerte definitiva del proceso de Annapolis, iniciado en noviembre de 2007. "Lo negociado, pero no firmado, no es vinculante", afirm¨® el emisario. Vuelta a empezar, tal como quer¨ªa Netanyahu. Biden, antes de su reacci¨®n al nuevo proyecto colonial, s¨®lo hab¨ªa emitido vaguedades: "Creo que estamos ante una oportunidad real. EE UU apoyar¨¢ a quienes asuman riesgos por la paz".
Cautela con Ir¨¢n
El incidente ensombreci¨® una jornada destinada a abordar el asunto que trae de cabeza a la Administraci¨®n de Obama y al Gobierno de Netanyahu. La creciente ansiedad israel¨ª respecto a los planes nucleares de Ir¨¢n se solap¨® con un ejercicio de contenci¨®n y cautela de Washington. En las reuniones celebradas en Jerusal¨¦n, Biden trat¨® de apaciguar a Netanyahu con un rotundo mensaje: "No hay diferencia entre Estados Unidos e Israel cuando de la seguridad de Israel se trata".
A Netanyahu le urge que las sanciones a Ir¨¢n se apliquen sin demora. A su juicio, el tiempo se agota antes de que Teher¨¢n disponga de capacidad para fabricar una bomba at¨®mica. La Casa Blanca, no obstante, opina que queda margen. Y Biden dej¨® claro que los ritmos de ambos gobiernos no son id¨¦nticos. Conf¨ªa en que las v¨ªas diplom¨¢ticas puedan cosechar frutos y evitar un bombardeo israel¨ª contra las instalaciones nucleares persas que arruinar¨ªa la pol¨ªtica de Obama en la regi¨®n. "Estamos decididos", enfatiz¨® Biden, "a impedir que Ir¨¢n adquiera armas nucleares y trabajamos con muchos pa¨ªses para convencer a Teher¨¢n de que cumpla sus obligaciones internacionales y desista". Replic¨® Netanyahu: "Cuanto m¨¢s fuertes sean esas sanciones, m¨¢s probable ser¨¢ que el r¨¦gimen iran¨ª tenga que elegir entre los planes at¨®micos y su propia supervivencia".
A esa pol¨ªtica de contenci¨®n norteamericana obedece el desfile incesante de los m¨¢s altos mandos militares y de la CIA en Israel. Adem¨¢s de una visita secreta meses atr¨¢s del director de la CIA, Leon Panetta, el jefe del Estado Mayor, Michael Mullen, acaba de visitar el pa¨ªs. Y su hom¨®logo israel¨ª, Gabi Ashkenazi, vol¨® el domingo a EE UU. En Israel, ning¨²n analista pol¨ªtico alberga dudas. Tratan de forzar a Netanyahu para que deje maniobrar a la diplomacia estadounidense.
El Gobierno israel¨ª, sin embargo, sospecha que las eventuales sanciones del Consejo de Seguridad no ser¨¢n "asfixiantes". Desconf¨ªan de Rusia, en mayor medida de China, y consideran timorata la pol¨ªtica europea respecto a Teher¨¢n. Cada vez se escucha a m¨¢s dirigentes israel¨ªes apostar por otro mecanismo. Obviar a Naciones Unidas y que sean los pa¨ªses occidentales quienes impongan sanciones draconianas.
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