Los verdes brasile?os presentan a Silva sin maquillaje electoral
El jefe de imagen ha sido vital en las campa?as presidenciales del pa¨ªs
Con un gesto inusual y por sorpresa, la candidata del Partido Verde de Brasil, Marina Silva, ha renunciado a tener un jefe de imagen ante los electores en su campa?a para las presidenciales de octubre. Su candidatura se presenta como la mayor novedad de las elecciones, una especie de Obama brasile?a, de la que Al Gore ha afirmado que el mundo la ama.
Su fuerza, dicen en el Partido Verde, que la presenta como candidata, se encuentra en su personalidad. De origen humilde, la acompa?a una historia de hero¨ªna de la ecolog¨ªa; fue senadora y ministra de Medio Ambiente del primer Gabinete del actual presidente brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Dej¨® el Gobierno por desavenencias en materia ambiental con la que va a ser su rival en las presidenciales, la ministra de la Casa Civil, Dilma Rousseff, candidata propuesta por Lula.
Su entorno ofrece una explicaci¨®n para la decisi¨®n de rechazar al jefe de imagen (marqueteiro): la alergia de Silva al maquillaje f¨ªsico se ampl¨ªa tambi¨¦n al maquillaje psicol¨®gico. "No queremos un jefe de imagen, porque no queremos que Marina pueda ser vendida como un producto", afirma el verde Alfredo Sirkis, uno de los coordinadores de la campa?a. Y como Silva va a contar con poco tiempo de televisi¨®n gubernamental al ser apoyada s¨®lo por el Partido Verde, en el que ingres¨® tras haber militado 30 a?os en el Partido de los Trabajadores (PT), sus seguidores insisten en transmitir la autenticidad y la integridad de su persona. Es una de las pocas personalidades pol¨ªticas que no ha estado involucrada en ning¨²n tipo de esc¨¢ndalo.
En Brasil, el jefe de imagen de un candidato se considera fundamental. La asesor¨ªa del marqueteiro cuesta millones a los partidos. Lula tuvo en 2002 la ayuda del m¨¢s famoso y caro del pa¨ªs, Duda Mendoza. Mendoza transform¨® a Lula, un sindicalista barbudo, vociferante y mal vestido, en un personaje elegante, con trajes de grandes estilistas y corbatas de dise?o. Consigui¨® que Lula se presentara ante empresarios y banqueros sin dar miedo, y tambi¨¦n surti¨® efecto la recomendaci¨®n ?que ¨¦l sigui¨®? de que dijera que nunca hab¨ªa sido de izquierdas, sino s¨®lo sindicalista.
La decisi¨®n del partido y de la candidata es a la vez arriesgada y de posibles efectos positivos en el electorado, cansado de pol¨ªticos a los que a veces considera fruto m¨¢s de sus jefes de imagen que de sus verdaderas personalidades. "Yo no necesito que me digan c¨®mo tengo que sonre¨ªr ni abrazar a un ni?o", dice la ecologista.
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