Eficaz contra pron¨®stico

Nuri al Maliki (Abu Gharaq, 1950) alcanz¨® la jefatura del Gobierno iraqu¨ª en abril de 2006 por falta de consenso sobre los candidatos con m¨¢s apoyos. Sin aparente carisma, pero con mucho tes¨®n, ha logrado desde entonces hacerse un hueco pol¨ªtico a pesar de no contar con una milicia ni con un gran aparato de partido. Las opiniones de los iraqu¨ªes se dividen entre quienes le atribuyen el descenso de la violencia sectaria y quienes le acusan de sectarismo.

Calificado sucesivamente de hombre de Estados Unidos y de proiran¨ª, tuvo que hacer equilibrios para formar un Gobierno de unidad nacional que incluyera a los sun¨ªes sin alienar a los sadristas. Se atrevi¨® a enfrentarse a las milicias chi¨ªes y, contra todo pron¨®stico, logr¨® arrancar un calendario de retirada a los norteamericanos. Sus esfuerzos dieron fruto en las elecciones provinciales del a?o pasado y a¨²n han dado r¨¦ditos en las legislativas de este mes. Sin embargo, su lista no ha logrado trascender las demarcaciones confesionales.

Militante del partido Al Dawa desde su juventud, Al Maliki sigui¨® a sus l¨ªderes al exilio cuando, en los ochenta, Sadam Husein decret¨® la pena de muerte para los integrantes de ese grupo chi¨ª que luchaba en la clandestinidad contra el Baaz. Tras el derrocamiento del dictador en 2003, el peso de la comunidad chi¨ª coloc¨® a Al Dawa entre las principales fuerzas pol¨ªticas. Al Maliki particip¨® activamente en los procesos para definir Irak despu¨¦s de la invasi¨®n estadounidense, como la redacci¨®n de la nueva Constituci¨®n o el comit¨¦ que purg¨® la Administraci¨®n de baazistas.