El Ej¨¦rcito tailand¨¦s ocupa el barrio financiero de Bangkok
Miles de soldados armados se instalan en la calle Silom, zona vetada a los manifestantes
El Ej¨¦rcito tailand¨¦s ha ocupado el distrito financiero de Bangkok para evitar que los miles de camisas rojas, que desde hace semanas protestan pidiendo la dimisi¨®n del primer ministro, Abhisit Vejjajiva, lleguen a esta zona de la capital. La decisi¨®n se produjo despu¨¦s que el viernes pasado, Abhisit nombrara al general Anupong Paochinda m¨¢ximo responsable de seguridad nacional, en sustituci¨®n de un viceprimer ministro que no ha podido controlar cinco semanas de protestas destinadas a forzar la disoluci¨®n del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Miles de soldados y polic¨ªas antidisturbios, muchos de ellos armados con rifles de asalto y pistolas, se instalaron en la calle Silom y aleda?os, y rodearon con alambres de espino el Bangkok Bank, que se ha convertido en objetivo prioritario de los manifestantes, porque, seg¨²n denuncian, tiene estrechos lazos con el Gobierno. Prem Tinsulanonda, antiguo jefe del Ej¨¦rcito y primer ministro, y consejero del reverenciado rey Bhumibol Adulyadej, es tambi¨¦n consejero del banco.
El Ej¨¦rcito ha declarado la calle Silom, donde se encuentran numerosas sedes financieras y edificios de oficinas, zona vetada a los manifestantes. Los camisas rojas llevan semanas acampados en el principal barrio comercial de Bangkok, que se encuentra cercano.
El Gobierno se ha fijado como objetivo que las protestas no se extiendan a nuevas ¨¢reas de la ciudad, especialmente las de gran actividad econ¨®mica. Algunos soldados han tomado posiciones en las azoteas de los edificios, en busca de posibles francotiradores, y en el metro elevado que cruza la ciudad. Un l¨ªder de los manifestantes acus¨® a las tropas de estar preparando el barrio para ser un "campo de la muerte".
M¨¢s manifestaciones
Los camisas rojas hab¨ªan convocado una gran manifestaci¨®n para ma?ana, que, seg¨²n algunas fuentes, podr¨ªa ser llevada a cabo en el distrito de negocios, lo que ha hecho surgir temores de que puedan reproducirse los violentos enfrentamientos de hace una semana, en los que murieron 25 personas, incluidos algunos militares, y m¨¢s de 800 personas resultaron heridas. Los l¨ªderes del movimiento, sin embargo, a menudo cambian los planes para confundir a las fuerzas de seguridad.
Los manifestantes son principalmente habitantes pobres de las zonas rurales, que apoyan al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, y activistas en favor de la democracia, que rechazan el golpe de Estado que le expuls¨® en 2006. Consideran que Abhisit encabeza un Gobierno ileg¨ªtimo, ya que lleg¨® al cargo a trav¨¦s de un voto parlamentario, despu¨¦s de que controvertidas decisiones judiciales expulsaran a dos Administraciones favorables a Thaksin, que hab¨ªan sido elegidas. El conflicto ha sido interpretado por algunos analistas pol¨ªticos como una lucha de clases entre el campesinado y la ¨¦lite que ha controlado tradicionalmente el poder en Tailandia.
Las presiones sobre Abhisit para que zanje las protestas han crecido en los ¨²ltimos d¨ªas. Miembros de los camisas amarillas, que engloban a seguidores del rey, el mundo empresarial y la clase media urbana, y se oponen a Thaksin, advirtieron el pasado fin de semana que se echar¨¢n tambi¨¦n a la calle si no pone fin a la crisis en una semana. El Gobierno ha asegurado que no tiene intenci¨®n de llevar a cabo una represi¨®n, porque hay demasiada gente acampada para utilizar la fuerza.
La polic¨ªa ha emitido orden de detenci¨®n de 24 l¨ªderes de los camisas rojas, aunque, de momento, ninguno ha sido arrestado. Uno de ellos escap¨® el viernes pasado tras descolgarse por una cuerda del balc¨®n del hotel en el que se encontraba y ser recogido por los seguidores que estaban abajo.
En diciembre de 2008, los camisas amarillas bloquearon durante ochos d¨ªas los dos principales aeropuertos de Bangkok, y dejaron en tierra a m¨¢s de 230.000 turistas. Como consecuencia, un veredicto judicial expuls¨® a los aliados de Thaksin y se produjo un voto parlamentario que condujo al Gobierno actual.
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