Los 'camisas rojas' obligan a desalojar un hospital
Uno de los portavoces ha pedido disculpas por la entrada de los manifestantes en busca de soldados.- El suceso representa un problema para la imagen del movimiento
Los responsables del hospital Chulalongkorn, que se encuentra colindante con el campamento en el que miles de camisas rojas est¨¢n acampados en el barrio m¨¢s comercial de Bangkok para pedir la disoluci¨®n del Parlamento y la convocatoria de elecciones , han evacuado a cientos de pacientes despu¨¦s de que el jueves por la noche m¨¢s de 100 guardas de seguridad de los rojos irrumpieran en el centro en busca de soldados que, seg¨²n cre¨ªan, se hab¨ªan escondido en su interior para lanzar un ataque. Los enfermos fueron enviados a otros hospitales de la capital. El Chulalongkorn, que tiene 1.400 camas, s¨®lo dej¨® en funcionamiento el servicio de emergencias.
Los camisas rojas han dicho que el hospital fue utilizado en el ataque con granadas realizado la semana pasada contra una concentraci¨®n de apoyo al Gobierno, en el cual muri¨® una persona y decenas resultaron heridas. Las autoridades aseguraron entonces que las bombas fueron lanzadas desde el interior del campamento.
Weng Tohjiirakarn, uno de los l¨ªderes de los rojos, ha pedido disculpas por la entrada de los manifestantes en el hospital, que, seg¨²n ha dicho, se produjo porque la situaci¨®n se les fue de las manos. "Lo sentimos. No deber¨ªa haber ocurrido y no lo aprobamos", ha afirmado. Weng, que es m¨¦dico, ha dicho que algunos camisas rojas tienen una "actitud de cowboys", lo que representa un problema para la imagen de un movimiento que ha hecho hincapi¨¦ en el car¨¢cter pac¨ªfico de su protesta.
El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, cuya dimisi¨®n piden los manifestantes, respondi¨® con rapidez para intentar minar la legitimidad p¨²blica de los camisas rojas. "No creo que haga falta que condene lo sucedido. No s¨®lo los tailandeses sino la comunidad internacional ya lo han hecho".
El incidente ha hecho preguntarse a algunos observadores si el movimiento no est¨¢ perdiendo el norte tras cerca de dos meses de crisis , y si sus l¨ªderes pueden mantener la disciplina de sus miembros, entre los cuales se sospecha que hay ex soldados. Los enfrentamientos entre los rojos y las fuerzas de seguridad han provocado 27 muertos y cerca de un millar de heridos.
El asalto al hospital pone de manifiesto hasta qu¨¦ punto la situaci¨®n est¨¢ tensa en la capital tailandesa, a pesar de que en la mayor parte de la ciudad la vida contin¨²a normalmente. En la calle Silom la presencia de polic¨ªas y soldados, armados con fusiles autom¨¢ticos, era ayer mayor que en d¨ªas anteriores. Algunos viandantes entregaron bolsas con comida y refrescos a los militares, algunos de los cuales luc¨ªan rosas rojas o amarillas junto a sus armas.
Las fuerzas de seguridad mostraron el jueves pasado en la televisi¨®n 62 granadas, que, seg¨²n dijeron, fueron encontradas en la bolsa que arroj¨® un motociclista que huy¨® de un control policial en una carretera que conduc¨ªa al lugar donde el mi¨¦rcoles se produjo un violento enfrentamiento entre el ej¨¦rcito y los camisas rojas . Uno de los militares muri¨®, supuestamente por fuego amigo. Nattawut Saikua, uno de los l¨ªderes del movimiento, neg¨® que las granadas pertenecieran a los manifestantes.
Muchos de los rojos son gente humilde de las zonas rurales y urbanas, pero tambi¨¦n hay estudiantes e intelectuales. Gran parte, aunque no todos, quieren el regreso del ex primer ministro Thaksin Shinawatra , que vive en el exilio porque si vuelve a Tailandia se enfrente a una pena de c¨¢rcel por corrupci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.