Los 'camisas rojas' se retiran derrotados
Las fuerzas de seguridad imponen el orden en Bangkok tras acabar con n¨²cleos de resistencia
Ligasit, de 47 a?os, tiene la mirada encendida. Rodeado de m¨¢s de un millar de camisas rojas, en el jard¨ªn del cuartel general de la polic¨ªa, junto a las ruinas de lo que hasta el mi¨¦rcoles fue el campamento de protesta rebelde en el centro de Bangkok, se muestra desafiante. "Hemos perdido, pero seguiremos luchando. Si se produce una nueva concentraci¨®n, volver¨¦".
Ligasit es de Udon Thani, en la regi¨®n nororiental de Isan, feudo del frente antigubernamental de los camisas rojas, y como los dem¨¢s est¨¢ esperando a ser desalojado de la zona para ser metido en un autob¨²s y devuelto a su provincia. Por todos lados, hay polic¨ªas armados con fusiles de asalto y chalecos antibalas.
Son varios miles de personas, hundidas tras la derrota sufrida frente al Gobierno cuya dimisi¨®n ped¨ªan porque lo consideran ileg¨ªtimo. Algunas tienen miedo de salir a la calle, debido al cruce de disparos que se produjo por la noche en los alrededores del cercano templo Pathumwanaram, donde se refugiaron unos 2.000 camisas rojas. Hubo nueve muertos. "?Es seguro salir?", pregunta una mujer todav¨ªa temblorosa, que vive en Bangkok y dice que est¨¢ deseando volver a su casa.
Los soldados realizaron algunos disparos en las calles que ocupaba el campamento, y advirtieron que a¨²n hab¨ªa francotiradores rebeldes en algunos edificios. El Gobierno dijo que ha acabado pr¨¢cticamente con los n¨²cleos de resistencia y que la situaci¨®n en toda la ciudad est¨¢ bajo control. No obstante, extendi¨® el toque de queda tres d¨ªas m¨¢s, hasta el s¨¢bado. Por la tarde fue incendiada una sucursal del Banco de Siam. Otros tres l¨ªderes de los manifestantes se entregaron a la polic¨ªa, que se suman a los seis del d¨ªa anterior.
La intervenci¨®n de los soldados y los blindados, que se enfrentaron a sangre y fuego el mi¨¦rcoles con varios centenares de guardias rojos, forzando la rendici¨®n de los l¨ªderes del movimiento, ha evaporado, de momento, la exigencia de los camisas rojas de que sea disuelto el Parlamento y sean convocadas elecciones anticipadas.
Fue el fin de tres meses de movilizaciones, que han paralizado el centro de esta ciudad de 15 millones de almas, han obligado al desalojo de barrios enteros, han convertido amplias zonas de la ciudad en un escenario de guerra, y han causado graves p¨¦rdidas econ¨®micas al pa¨ªs.
Fuera del recinto ajardinado del cuartel policial, donde hace unos d¨ªas hab¨ªa tenderetes, puestos de comida y una bulliciosa explanada ante el escenario en el que los l¨ªderes rojos daban sus discursos, el paisaje es desolador. Un d¨ªa despu¨¦s de la batalla, s¨®lo hay destrucci¨®n y ausencia. Platos con restos de comida, fotos rotas, mesas volcadas, una veintena de cangrejos aplastados.
Los soldados caminan entre las bolsas de basura y las pertenencias abandonadas en la huida cuando se produjo el caos tras el anuncio de la rendici¨®n y el subsiguiente estallido de explosiones y disparos. Miles de personas salieron corriendo, y grupos de v¨¢ndalos enfurecidos prendieron fuego a algunos edificios, como Central World, el segundo mayor centro comercial de Asia, una de cuyas alas segu¨ªa humeando tras haberse hundido completamente. En otro de los edificios, de 18 plantas, el agua del sistema antiincendios ca¨ªa por la fachada como si fuera una fuente. El timbre de una alarma segu¨ªa sonando.
Un total de 40 edificios han sido incendiados en la capital. El Gobierno dijo que el caos y los saqueos fueron "cuidadosamente organizados y planeados" por los l¨ªderes de los camisas rojas antes de entregarse.
A pesar de ello, la ciudad ha comenzado a recuperar cierta normalidad. Algunas personas caminan otra vez por la calle Silom, en el distrito financiero, donde siguen marcadas en el asfalto las huellas de las cadenas de las tanquetas que participaron en el asalto al basti¨®n rojo. Los camiones cisterna y de basura trabajaban ayer a ritmo acelerado en la zona donde estuvo la principal barricada de los manifestantes.
El Gobierno quiere que Bangkok vuelva a su rutina lo antes posible. Pero bajo las calles limpias y las aceras despejadas latir¨¢ m¨¢s fuerte que nunca la profunda divisi¨®n que marca a la sociedad tailandesa.
"Los camisas rojas no abandonar¨¢n la lucha por la democracia", dijo Natthawut Saikua, uno de los l¨ªderes del movimiento de protesta cuando anunci¨® que se entregaban a la polic¨ªa. As¨ª lo sienten muchos de sus seguidores, que comenzaron a ser devueltos en autobuses a sus provincias con un sentimiento de derrota que podr¨ªa radicalizar a¨²n m¨¢s las posiciones. Al menos 83 personas han muerto desde que comenzaron las protestas a mediados de marzo -de ellas, 15 como consecuencia del ataque a la fortaleza roja-. Unas 1.800 han resultado heridas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.