La transformaci¨®n de Dilma Rousseff
La candidata del PT para suceder a Lula cambia su imagen de tecn¨®crata
Para pocos brasile?os pas¨® inadvertido la semana pasada el nuevo corte de pelo de Dilma Rousseff, la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) a suceder al actual presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. La todopoderosa ex ministra de la Casa Civil y protegida del ex tornero ha sustituido el flequillo plomizo, que le daba un aire anticuado, impersonal y antip¨¢tico, por un peinado que proyecta el volumen de su pelo hacia el cielo, despejando el rostro y modernizando su imagen.
Rousseff es una mujer bregada en las vicisitudes de la lucha armada durante la dictadura brasile?a. Milit¨® en la c¨²pula de grupos subversivos y pag¨® su rebeld¨ªa con sesiones de tortura y tres a?os de prisi¨®n. Tiene una s¨®lida formaci¨®n intelectual y es de dominio p¨²blico que es una persona culta, entregada a la lectura y al arte en sus ratos libres. No pertenece a las bases del PT, al que se afili¨® a finales de los noventa, y tiene fama de autoritaria y disciplinada. Es, en definitiva, la ant¨ªtesis de Lula: un hombre campechano y bronco, baqueteado en la lucha sindical y pr¨¢ctico por naturaleza, con una intuici¨®n inigualable para saber cu¨¢l es el camino m¨¢s corto para llegar a su destino. El mensaje de Lula llega a todos los estratos sociales y hoy trasciende las fronteras de Brasil. Rousseff, sin embargo, no termina de cuajar en el electorado de su pa¨ªs.
Seg¨²n trasciende en la prensa brasile?a, el equipo de campa?a de la candidata de Lula, encabezado por Jo?o Santana, uno de los gur¨²s del marketing pol¨ªtico brasile?o, est¨¢ volcado en la misi¨®n tit¨¢nica de revertir las primeras (y probablemente precipitadas) impresiones que Rousseff proyecta en la opini¨®n p¨²blica. M¨¢s all¨¢ de ser una desconocida para los electores en comparaci¨®n con su contrincante, el socialdem¨®crata Jos¨¦ Serra, la candidata del PT no aparenta preocuparse demasiado por su apariencia f¨ªsica, a menudo pasada de moda y en la que no se vislumbra el m¨ªnimo ¨¢pice de sofisticaci¨®n. El a?o pasado anunci¨® su curaci¨®n definitiva de un c¨¢ncer linf¨¢tico cuyo tratamiento la mantuvo apartada de las c¨¢maras durante algunos meses. Perdi¨® el cabello y tuvo que recurrir a una peluca hasta el pasado mes de diciembre.
Para ocuparse de lo que algunos consideraban una misi¨®n imposible, su equipo de campa?a convoc¨® en Brasilia al afamado peluquero de S?o Paulo Celso Kamura, que desde hace a?os firma el peinado de numerosas celebridades brasile?as. El maquillaje y el vestuario de Rousseff tambi¨¦n han experimentado una sutil metamorfosis que apunta a una tentativa de rejuvenecer y acercar su persona a un electorado que a¨²n se muestra reticente ante el relevo de Lula por una candidata que parece destilar frialdad por los cuatro costados.
Santana, que dirigi¨® con ¨¦xito la ¨²ltima campa?a de Lula, es el art¨ªfice de la transformaci¨®n actual de Rousseff. Una metamorfosis que no solo abarca aspectos de su imagen f¨ªsica, sino tambi¨¦n t¨¦cnicas de comunicaci¨®n verbal y gestual ante sus cada vez m¨¢s frecuentes apariciones p¨²blicas. Rousseff da la sensaci¨®n de ser una gran tecn¨®crata y de no sentirse del todo c¨®moda en su traje de pol¨ªtica; se nota en sus maneras, a menudo ampulosas, sobrecargadas de tecnicismos, cifras y porcentajes. Le falta capacidad de s¨ªntesis y de lanzar mensajes claros y directos en un lenguaje popular, algo de lo que Lula puede dar c¨¢tedra. Esto resulta fundamental en un pa¨ªs donde los niveles de instrucci¨®n siguen siendo reducidos en comparaci¨®n con Europa o EE UU. Adem¨¢s, un buen sector del electorado natural de Rousseff se concentra en las zonas m¨¢s deprimidas del noroeste brasile?o, lo que convierte en m¨¢s apremiante la necesidad de recurrir a un l¨¦xico que llegue a todos.
La realidad es que a¨²n faltan algo m¨¢s de cuatro meses para la celebraci¨®n de las elecciones del pr¨®ximo tres de octubre y que, en lo que va de a?o, Rousseff ya ha conseguido neutralizar la ventaja que Serra le llevaba en los sondeos de intenci¨®n de voto. Ambos protagonizan en este momento un empate t¨¦cnico, con el 37% de los votos. Es posible que con el permanente apoyo de Lula, que ya ha sido multado cuatro veces por el Tribunal Superior Electoral (TSE) por hacer propaganda de su candidata antes del inicio de la campa?a, Rousseff consiga consolidarse como la favorita en los meses venideros.
No obstante, la tarea no ser¨¢ sencilla, puesto que la delf¨ªn se enfrenta a dos grandes enemigos: el m¨¢s relevante es su contrincante, Serra, un pol¨ªtico eficaz, serio y conocido por los brasile?os tras cuatro campa?as electorales. El segundo, ¨¦ste m¨¢s sibilino y perverso, es la fuerte resistencia que sigue mostrando un amplio sector de las bases del PT a que esta mujer se convierta en la sucesora de Lula al frente de Brasil.
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