?Hacia la uni¨®n africana?
El 25 de mayo de 1963 se cre¨® la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA) en Addis Abeba. Era el fruto de largos a?os de lucha, de sue?os, de esperanza y de discusiones y debates sobre el futuro y la realidad de ?frica y tambi¨¦n de represalias, persecuciones y enormes sacrificios, incluidos muchas vidas humanas y muchos a?os de c¨¢rcel para panafricanistas y luchadores por la libertad. Esta fecha, el 25 de mayo, qued¨® fijada en el calendario como D¨ªa de ?frica y es una buena ocasi¨®n para reflexionar sobre el continente.
El gran militante panafricanista Robert Sobukwe so?aba desde su reclusi¨®n en Robben Island, frente a Ciudad del Cabo, con un continente negro unido, libre, democr¨¢tico y en el que fuera posible la convivencia con blancos y dem¨¢s grupos ¨¦tnicos en paz y con igualdad de derechos. Coincid¨ªa con ¨¦l Kwame Nkrumah, primer l¨ªder panafricanista en lograr la independencia de su pa¨ªs, Ghana, en 1957 y convertirse en su primer presidente. Ambos abogaron por los mismos principios que se debatieron en el Congreso Panafricano de Accra de 1958, junto con Lumumba y otros grandes l¨ªderes del panafricanismo, corriente de pensamiento que emerg¨ªa con una fuerza irresistible en la ¨¦poca. Nkrumah public¨® estos principios en una de las obras de referencia para la unidad africana, Africa must unite ("?frica debe unirse", reci¨¦n traducida por primera vez al castellano por Casa ?frica con ocasi¨®n del D¨ªa de ?frica), publicada en 1963 y muy criticada por demasiado idealista, pero que sin duda influy¨® en toda una generaci¨®n de africanos que creyeron en esa posible unidad. La OUA que se fund¨® entonces respond¨ªa a esas expectativas y a esos deseos.
Hombres como Sobukwe, Nkrumah, Patrice Lumumba en el Congo, Jomo Keniatta en Kenia, Julius Mwalimu Nyerere en Tanzania, Sekou Tour¨¦ en Guinea, L¨¦opold S¨¦dar Senghor desde Senegal o m¨¢s tarde Amilcar Cabral en Bissau y Cabo Verde o el propio Nelson Mandela constituyeron un liderazgo moral, pol¨ªtico e ideol¨®gico que moviliz¨® a toda una generaci¨®n en muchas partes de ?frica y apoyaron con ilusi¨®n el inicio de un proceso que se simbolizaba con esa creaci¨®n de la OUA aquel 25 de mayo de 1963, en plena guerra fr¨ªa, en plena crisis de los misiles.
?frica es un continente rico, posiblemente el m¨¢s agraciado en riqueza natural del planeta, y ¨¦sa es para muchos su maldici¨®n: la codicia que desata la riqueza y la lucha por su control y posesi¨®n. ?frica es adem¨¢s un continente rico en historia y cultura y el origen de toda la Humanidad. Sin embargo, ?frica ha sufrido dos golpes dur¨ªsimos que han causado grave sufrimiento a su poblaci¨®n durante siglos y tal vez est¨¦ viviendo un tercero: la esclavitud y el colonialismo, as¨ª como las nuevas formas de neocolonialismo y dominaci¨®n.
Tras las independencias hace ya 50 a?os y con gobiernos ya africanos, diversas formas de neocolonialismo, combinadas con liderazgos dudosos por multitud de causas, no han permitido avances significativos, salvo honrosas excepciones para la esperanza, y ?frica sigue sin integrarse en las estructuras pol¨ªticas, econ¨®micas, comerciales, financieras o de toma de decisi¨®n en general a nivel internacional. Es la m¨¢s reciente reivindicaci¨®n de ciertos l¨ªderes africanos en el marco del Club de Madrid (Accra, 2009), como Kufuor, Mkapa y Obasanjo.
En este contexto de frustraci¨®n, se abre una puerta a la esperanza con una nueva generaci¨®n de l¨ªderes africanos que retomaron la agenda de la unidad africana, en concreto los presidentes Mbeki, Wade, Obasanjo, Bouteflika y Mubarak, que impulsaron la Nueva Asociaci¨®n para el Desarrollo de ?frica (NEPAD) como instrumento africano para los africanos en 2001 y, en seguida, tambi¨¦n bajo su impulso, en 2002, se puso en marcha la Uni¨®n Africana (UA) para avanzar m¨¢s en su proceso de integraci¨®n.
Hoy, 47 a?os despu¨¦s de la creaci¨®n de la OUA y de la publicaci¨®n de Africa must unite, aquellos ideales siguen m¨¢s vigentes que nunca y aquellas expectativas siguen vivas y creciendo. ?frica tiene que avanzar hacia su unidad, para poder asumir las riendas de su futuro, para poder liderar el proceso de su propio desarrollo; y los que queramos ayudar a ?frica, tenemos que aprender a renunciar a nuestro exagerado e injusto af¨¢n de apropiaci¨®n de sus recursos y asumir un nuevo enfoque realmente solidario y justo, de compartir y de respetar. ?frica se merece el respeto del resto del planeta, encarar unida su futuro y recuperar su protagonismo en el siglo XXI y en la Historia.
Director General de Casa ?frica
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