La hora de la responsabilidad
Medio siglo despu¨¦s del a?o que empez¨® a cambiar el destino de ?frica -17 pa¨ªses se independizaron en 1960-, el continente parece resuelto a tomar las riendas de su futuro. Sin olvidar las responsabilidades de las ex potencias coloniales, muchos africanos empiezan a preguntarse qu¨¦ parte de culpa les corresponde en los fallos de la historia poscolonial.
"Si queremos que nos respeten, tenemos que tener la valent¨ªa de reconocer que hay cosas que estamos haciendo mal", se?ala Zita Odome, originaria de Gab¨®n y estudiante de filolog¨ªa hisp¨¢nica en Madrid. Hace unos d¨ªas, Zita, de 30 a?os, se levant¨® en mitad de una conferencia sobre ?frica en Madrid y pregunt¨® a los embajadores presentes sobre los errores de los propios africanos. Para explicar a qu¨¦ se refer¨ªa recurri¨® a su experiencia: "Yo en mi pa¨ªs no he podido votar nunca. El a?o pasado me apunt¨¦ pero mi nombre nunca sali¨® en el censo electoral. Eso no es culpa de Francia".
Las nuevas generaciones piden cuentas a los gobernantes locales
La corrupci¨®n absorbe el 10% de los recursos del continente
Su idea no es muy distinta de la que el presidente de EE UU, Barack Obama, expres¨® en Ghana en julio de 2009: "Es f¨¢cil acusar y culpar de estos problemas a otros. S¨ª, un mapa colonial que no ten¨ªa sentido ayud¨® a fomentar los conflictos. [...] Pero el Oeste no es responsable de la destrucci¨®n de la econom¨ªa de Zimbabue durante la d¨¦cada pasada, ni de las guerras en las que se recluta a ni?os como combatientes".
Hay una nueva generaci¨®n en ?frica que no solo asume las responsabilidades, sino que las reivindica. Ken Wiwa, hijo del activista y escritor Ken Saro Wiwa, ejecutado por la dictadura de Sani Abacha en 1995, volvi¨® a Nigeria despu¨¦s de muchos a?os en el extranjero para intentar cambiar las cosas como asesor pol¨ªtico. Su padre, que defendi¨® los derechos del pueblo ogoni y luch¨® contra los desastres cometidos por las compa?¨ªas petroleras en el delta del N¨ªger, muri¨® cuando ¨¦l ten¨ªa 26 a?os. "La generaci¨®n de mi padre", cuenta Wiwa desde Abuja, "vivi¨® en un mundo dominado por el colonialismo. La de mis hijos recibe influencias de todo el planeta. Son m¨¢s aut¨®nomos, armados de nuevas tecnolog¨ªas e informaci¨®n, y eso supondr¨¢ un desaf¨ªo para los pol¨ªticos". Sobre todo por la gesti¨®n de los recursos. "Nuestro modelo econ¨®mico se bas¨® en las exportaciones de materias primas y eso est¨¢ cambiando lentamente", explica.
Algo parece relucir m¨¢s all¨¢ de los focos que iluminan este mes el continente por el Mundial de Sud¨¢frica. En general, los pa¨ªses africanos ?con las excepciones claras de Somalia y Zimbabue? han sabido resistir los efectos de la crisis global. Mientras las principales econom¨ªas mundiales entraban en recesi¨®n, los pa¨ªses africanos crecieron a una media del 2,5%, solo superados por China e India, que mantuvieron sus apabullantes cifras.
Pero antes de la crisis, la tasa de crecimiento era del 6%. "En la ca¨ªda ha tenido mucho que ver la reducci¨®n de las remesas y de las exportaciones hacia Europa. Y por otro lado, la disminuci¨®n de la inversi¨®n extranjera y del turismo", comenta el economista Ismail Khalef, de la Universidad de Nuakchot (Mauritania).
?frica sigue dependiendo demasiado del resto del mundo. Solo el 10% de su comercio se desarrolla en sus fronteras. "Hay fuertes se?ales de desarrollo. Adem¨¢s de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, cada vez m¨¢s estudiantes consiguen llegar a la universidad, aunque no se cumplen a¨²n los est¨¢ndares de calidad. El potencial es enorme, pero hay que tener cuidado con el optimismo", se?ala el analista Oladiran Bello. Un dato para la cautela: el producto interior bruto (PIB) de todo el continente es inferior al de Francia, por ejemplo.
Otro frenazo al optimismo lo dan los ¨ªndices de una de las peores lacras, la corrupci¨®n. En el ¨²ltimo informe de la ONG Transparencia Internacional, 31 pa¨ªses africanos tienen una nota de menos de tres (sobre 10). El problema no es solo pol¨ªtico. Un estudio de 2009 de la Comisi¨®n de la Uni¨®n Africana, revel¨® que la corrupci¨®n absorbe el 10% de los recursos del continente. "La prioridad es establecer mecanismos de transparencia y responsabilidad, lo que en ingl¨¦s se llama accountability. Para cualquier cosa: el recuento de los votos, el censo, el registro de votantes. Se trata de establecer un sistema honesto de derechos y deberes. Y tambi¨¦n de valorar lo que somos y lo que queremos ser", comenta Wiwa.
El continente sigue conviviendo con dos caras. Una, la de siempre: la de las guerras civiles, la corrupci¨®n y los golpes de Estado, de la pobreza y de las desigualdades. La otra es la del Mundial de f¨²tbol, de un territorio rico en recursos que sit¨²a a ?frica como una nueva frontera econ¨®mica. Es la cara que menos sale, oscurecida por la omnipresencia de la primera que domina en cada retrato de ?frica. Es lo que la escritora Chimamanda Adichie llama la tentaci¨®n del "relato ¨²nico".
"La mayor¨ªa de las veces que se habla de ?frica es una historia de cat¨¢strofes", dice esta escritora nigeriana, de 33 a?os, ganadora del prestigioso premio brit¨¢nico Orange Prize for Fiction y considerada una de las promesas de la literatura internacional en ingl¨¦s. "Demasiada gente ha contado que ?frica se muere y muy poca c¨®mo ?frica vive. Contar lo primero es importante, pero nunca se entender¨¢ al continente si no se escuchan tambi¨¦n otros tipos de historias", a?ade.
Para rematar el mensaje recurre a una an¨¦cdota personal: "Un profesor americano me dijo que mi libro no era 'aut¨¦nticamente africano' porque yo hablaba de africanos de clase media que conduc¨ªan coches. Para ¨¦l, un 'aut¨¦ntico' escritor africano ten¨ªa que hablar de gente hambrienta y pobre. Pero lo que yo conozco es el ?frica de la clase media. Y sus historias son tan importantes como las del ?frica pobre".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.