Los diamantes de Zimbabue podr¨ªan perpetuar a Mugabe
Una comisi¨®n de expertos debate en Naciones Unidas si en este pa¨ªs las piedras preciosas sirven para financiar la violencia
La nueva miner¨ªa en Zimbabue ha dado paso r¨¢pidamente a millones de kilates de diamantes y podr¨ªa ayudar a catapultar a la naci¨®n en las listas de los mayores productores mundiales de diamantes, seg¨²n explica a New York Times un grupo de expertos de las Naciones Unidas que lucha contra el comercio de los diamantes en pa¨ªses en conflicto. Pero la nueva riqueza ha provocado tambi¨¦n el miedo de que se usar¨¢ para dinamitar los esfuerzos de traer democracia a un pa¨ªs que ha sufrido durante mucho tiempo un gobierno autoritario y tambi¨¦n para financiar los conflictos internos.
"Estamos ante unas reservas de clase mundial", dijo el experto Mark Van Bockstael, que describe las concentraciones de diamantes en los campos de Marange, en el este de Zimbabue, como uno de los mayores en el mundo. "El dep¨®sito es un fen¨®meno de la naturaleza".
Otros expertos est¨¢n de acuerdo en que es un hallazgo importante, pero esperan a tener m¨¢s datos para calcular su magnitud real. A pesar de esto, la acumulaci¨®n de piedras ha envalentonado al presidente Robert Mugabe, de 86 a?os, para consolidar su control sobre los campos de Marange y prolongar sus 30 a?os en el poder, seg¨²n han confirmado miembros de su c¨ªrculo m¨¢s cercano. Aunque Mugabe gobierna oficialmente bajo un tenue acuerdo de poder compartido con sus rivales, los campos de diamantes son supervisados por un ministerio controlado por su partido, ZANU-PF y custodiados por un ej¨¦rcito bajo su mandato, que le dan a Mugabe y sus aliados un retorcido control sobre una ayuda econ¨®mica necesitada desesperadamente.
"Esta es la salvaci¨®n del ZANU-PF", dijo uno de los confidentes de Mugabe que quiso guardar el anonimato porque sus conversaciones con el presidente son supuestamente confidenciales. Los diamantes se est¨¢n vendiendo en el mercado negro para sus partidarios y para el enriquecimiento personal del presidente, con algunos l¨ªderes del partido enriqueci¨¦ndose y otros perdiendo poder. "El saqueo se ha intensificado en los ¨²ltimos seis meses".
La posibilidad de que Zimbabue sea capaz de vender los diamantes de Marange en los mercados internacionales como piedras que no financian conflictos encara una prueba fundamental esta semana. En un encuentro que comenz¨® el pasado lunes en Tel Aviv, el Proceso Kimberley -un esfuerzo de Gobiernos, la industria del diamante y los grupos de presi¨®n pol¨ªtica para detener el comercio il¨ªcito de diamantes que ha financiado guerras en Angola, Sierra Leona y Congo- considerar¨¢ si los diamantes de Marange deber¨ªan ser exportados. M¨¢s de 70 pa¨ªses se han comprometido a no comerciar con naciones que no cumplan los est¨¢ndares del Proceso.
Pruebas en contra de Mugabe
Los investigadores del Proceso Kimberly y de los grupos de derechos humanos han reunido pruebas s¨®lidas de que los militares usaron violencia extrema en su operaci¨®n de 2008 para tomar los campos de Marange, empleando perros, AK-47 e incluso ametrallando desde helic¨®pteros para atacar a los mineros que trabajan en extraer los diamantes. Los oficiales establecieron entonces sus propios grupos de contrabando. "Nadie imagin¨® que disparar¨ªan sobre su propia gente para conseguir su parte del negocio de los diamantes", dijo Ian Smillie, del Proceso Kimberly.
Las piedras, que se encuentran a nivel superficial en el sistema fluvial, se encuentran en un ¨¢rea de 686 km cuadrados. De estos, alrededor de 119 se consideran, potencialmente, tierra de diamantes. Van Bockstael estima que s¨®lo el 5% de las piedras encontradas tienen calidad de piedras preciosas, mientras que el 90% es de baja calidad, con utilidad industrial solamente. Su apariencia es la de peque?os guijarros o trozos de botellas de cerveza rotas, pintadas de negro, marr¨®n o verde. "Si encontrases uno en la calle, probablemente ni siquiera la coger¨ªas", dijo Van Bockstael. A finales del a?o pasado, dos compa?¨ªas se aliaron en una uni¨®n de empresas (join venture) con la compa?¨ªa de miner¨ªa perteneciente al Estado, y comenzaron a extraer diamantes de las concesiones de Marange. Hasta el mes de mayo hab¨ªan acumulado 4.4 millones de kilates.
Entre 812 y 1381 millones de euros al a?o
Van Bockstael, ge¨®logo de profesi¨®n, espera el informe geol¨®gico prometido por Zimbabue. Y a pesar de esto, seg¨²n las entrevistas con los oficiales y otro tipo de informaci¨®n, dice Van Bockstael, los campos de diamante podr¨ªan producir entre 1.000 y 1.700 millones de d¨®lares (812,4 y 1.381 millones de euros) por a?o, ganancias que pondr¨ªan a Zimbabue en la lista de los seis mayores productores de diamantes del mundo. Una suma gigante para un pa¨ªs cuyo PIB era de 4.400 millones de d¨®lares (3.576 millones de euros) en 2009, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional. Zimbabue necesita urgentemente m¨¢s fondos para combatir el hambre, la enfermedad y la pobreza de su poblaci¨®n.
Algunos cuestionan la situaci¨®n despu¨¦s de que De Beers, el gigante de la miner¨ªa, dejase su concesi¨®n de Marange en 2006. A pesar de esto, Andrew Bone, el director de relaciones internacionales de la compa?¨ªa, describe los diamantes de la zona como "un importante hallazgo. Es m¨¢s grande de lo que la mayor¨ªa de la gente pensaba". Bone dijo que De Beers est¨¢ preocupado porque la crisis pol¨ªtica del pa¨ªs est¨¢ empeorando. "Puede ser que no hici¨¦ramos tanta investigaci¨®n como podr¨ªamos haber hecho", admite. Otros en la industria se toman el yacimiento m¨¢s seriamente. Ernest Blom, director del Club de Negociadores de Diamantes de Sur¨¢frica, dijo que contiene fundamentalmente diamantes de baja calidad, pero "hay muchos kilates por tonelada. Es gigante".
Las opiniones sobre si Zimbabue deber¨ªa obtener la certificaci¨®n para vender sus diamantes est¨¢n polarizadas. Mugabe ha descrito los esfuerzos por bloquear al pa¨ªs en el comercio de diamantes como parte de un compl¨® occidental para derrocarle. Los oficiales de su partido niegan las acusaciones de violencia promovida por el Estado contra los mineros y dicen que el Gobierno re¨²ne todos los est¨¢ndares internacionales y da seguridad en los campos de diamantes.
Los grupos de presi¨®n pol¨ªtica parte del Proceso Kimberly disienten, y sostienen que Zimbabue deber¨ªa suspender sus operaciones por sus continuas violaciones a los derechos humanos. Por el contrario, Abbey Chikane, un empresario surafricano asignado por el Proceso Kimberly para monitorear los campos de Marange, recomend¨® que los diamantes sean certificados y que los militares contin¨²en los campos hasta que la polic¨ªa -que tambi¨¦n rinde cuentas a Mugabe- pueda hacerse con el control. "El Gobierno de Zimbabue ha demostrado su compromiso para reunir los requerimientos m¨ªnimos", escribi¨® Chikane en su informe confidencial para el Proceso Kimberly que fue entregado al New York Times por un participante. "Han hecho un gran esfuerzo".
El caso Zimbabue es un gran reto incluso para el Proceso Kimberly. Su misi¨®n es contener el comercio de diamantes usados para financiar movimientos rebeldes. Pero en Zimbabue, son miembros del Gobierno quienes han sido acusados de violencia contra la poblaci¨®n que extrae los diamantes o que vive en la zona, en una locura por los diamantes que comenz¨® en 2006.
Las deliberaciones ser¨¢n pol¨¦micas. Farai Maguwu, el abogado m¨¢s sincero en asuntos relativos a los diamantes, ten¨ªa que atender al encuentro que tiene lugar en Tel Aviv, pero est¨¢ detenido en una c¨¢rcel de Harare despu¨¦s de ofrecer informaci¨®n a Chikane. Los analistas y los l¨ªderes de los derechos civiles temen que en lugar de traer esperanza a la poblaci¨®n de Zimbabue que tanto ha sufrido, esta nueva riqueza reforzar¨¢ el Gobierno autoritario. Dicen que podr¨ªa financiar m¨¢s represi¨®n, la que permite que Mugabe se perpet¨²e en el poder y que posiblemente infectar¨¢ al Movimiento por el Cambio Democr¨¢tico, compa?ero del partido en el poder, con lo que Eldred Masunungure, un investigador de ciencias pol¨ªticas en la Universidad de Zimbabue llama "el virus del depredador". "Este tren no parece que sea el que lleve a un destino democr¨¢tico", dijo el Profesor Masunungure.
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